lunes, 7 de diciembre de 2020

LAS CUALIDADES Y PROEZAS DE MI PADRE

Aunque en el relato Un Hombre Excepcional y en varios otros, menciono en estas vivencias las cualidades de mi padre Francisco de la Torre Hernández, considero necesario resaltarlas.
En primer lugar, no siendo el hijo mayor, hacerse cargo en edad infantil de labores de mayor calado desde en el rancho El Palo Dulce donde nació el 30 de junio de 1909, y luego en Garabatos, a donde se trasladó en poco tiempo la familia, ambos lugares del municipio de Tototlán, donde se dividen los de Tepatitlán y Atotonilco el Alto.
Desde el lugar de nacimiento muy chico ya se hacía cargo del cuidado de las chivas de su papá, combinándose para aprender a “juntar las letras” y poner su nombre con una Cartilla y un Silabario de San Miguel, instrumentos por demás elementales de enseñanza escolar que autoridades o particulares habían promovido. Además la naturaleza lo dotó de una fuerza física extraordinaria para realizar labores descomunales.   
Con apenas 14 años de edad, hacerse cargo de la familia huérfana por el asesinato en 1923 de su padre, mi abuelo Cipriano de la Torre Angulo, compuesta por su madre Francisca Hernández de la Torre y sus seis hermanos (ver relato Un Artero Cuádruple Asesinato) 
Acometer enseguida como bracero en los EE.UU. las faenas agrícolas más difíciles, que dominaba a cabalidad y luego, que desconocía, tareas extraordinarias en el llamado traque o  ferrocarriles gringos. En esta etapa lo acompañó desde el principio su primo el tío Filemón de la Torre de la Torre, que luego fue su cuñado al casar con su hermana la tía María.
Hacerse cargo de nuevo de su familia, después que sus hermanos habían dilapidado sus envíos destinados a ir reponiendo las tierras que el tío Cirilo Franco Hernández les había usurpado (relato Un Falso Hacendado) creando éste el malhadado Ejido Garabatos, con mayoría de camaradas foráneos, entre ellos el sátrapa comisario  Alfonso Aranda, así como el nuevo esposo de mi abuela Francisca, Juan Moreno Ubarrio soldado raso liberto del ejército del General Saturnino Cedillo, acérrimo enemigo del movimiento cristero 1926-1929.   
Sin tierras, ni parcelas ejidales que jamás hubiera aceptado como le ofrecieron, y que también rechazaron otros hombres de campo locales, tuvo que desempeñarse como campesino y mediero en tierras de Cirilo Franco y de mi abuelo materno Manuel Galindo González quien como terrateniente aventajaba en mucho al primero, a su vez cuñado cuya esposa era la tía Magdalena Gonzáles Franco, hermana de mi abuela Emilia. En estas verdaderamente titánicas tareas jaló, voluntaria o forzadamente a sus hermanos, que por mucho no le iban  a la zaga. 
No obstante el desalojo de tierras y otras tropelías infringidas, la nobleza de haberle pagado o restituido a don Cirilo a su regreso el préstamo de $200.00 que necesitó mi padre para aventurarse como bracero en EUA.
Enseñar a trabajar en las labores de campo primero a los tres hijos de Cirilo Franco, Ramón, Maurilio y Jesús que fue mi padrino de Confirmación, y luego a mis tíos hermanos únicos de mi madre Rafael asesinado en 1941 por Alfonso Aranda, y Gabriel.
Retenerse aguantando las injurias terribles injustificadas del tío bisabuelo José Galindo Castellanos tío carnal de mi abuelo materno Manuel y hermano de Justo Galindo, Jefe de la Acordada y Juez de Paz de la región de Tepatitlán, por la nimiedad de descubrir que sin saberlo mi padre, traía en la trilla del trigo una yegua propiedad del tío e igual la injusticia de mi abuela Emilia que en lugar de apoyarlo ya como su yerno encargado y proveedor de grandes méritos de trabajo al rancho, además quitarle el trabajo que su esposo mi abuelo Manuel, ya fallecido, le había encomendado (ver relato El Bisabuelo José Galindo Castellanos)    
La ayuda económica y de varios tipos que siempre proporcionó, no obstante sus limitaciones, a la nueva familia de su madre Francisca, mi abuela, representada por su segundo marido, que al igual que los demás ejidatarios de Garabatos fueron siempre de escasos, aparte por el repudio de que eran objeto del vecindario, por sus no muy dotadas luces de emprendimiento. 
La titánica y repetida proeza agrícola al quedar por ahí de mayo de 1949 o 1950  prácticamente en la calle con motivo de un malhadado viaje con accidente carretero catastrófico automovilístico en uno de sus ya dos taxis rumbo a Ciudad Juárez, Chih., y a  principios de junio cederle por su prestigio un conocido amigo en Garabatos, unas tierras semi preparadas para el ciclo, de poco más de dos yuntas, trabajo para dos o tres personas que él reacondicionó muy rápido para maíz y frijol y sin ayuda alguna levantar una extraordinaria cosecha y podernos regresar a Atotonilco después de unos tres meses y no perder para nada ni el ciclo escolar siguiente de la primaria. 
La regeneración del abandono de años en que se encontraba la pequeña propiedad adquirida en el rancho El Salvador (ver relato) adjunto a Garabatos ya en el municipio de Atotonilco, al desmontar, talar árboles de grandes tamaños, emparejar y retirar pedregales en terrenos enmarañados y su acondicionamiento para las labores agrícolas y otros cultivos conexos, como la plantación de caña de azúcar, melón papaya y otros frutales, aprovechando la riqueza del agua rodada limpísima que tenía.      
También fue un hecho valeroso dejar el medio rural donde era un excepcional experto, para trasladarnos con miras a la escolaridad de la familia a Atotonilco el 31 de diciembre de 1944 a afrontar nuevas vicisitudes. 
Podría alargar este relato con muchos más de sus trabajos extraordinarios. Sólo quiero agregar la siguiente calificación asentada también en el relato La Sardina Descompuesta, del hacendado don Jesús Villa en su casa de uno de sus ranchos cercano a El Ojo de Agua de Latillas:
-Don Jesús, este es mi primo Chuy que me acompaña muy seguido
Le comentó mi primo hermano Manuel Gutiérrez Galindo al irle a arreglar unas cabeceras que le habían quedado pendientes de terminar con su maquinaria mayor en los patios de su enorme residencia.  
-¿Y de quién eres Chuy?
-De Francisco de la Torre y Dolores Galindo
-¿De Garabatos?
-Sí
-¡Tu padre, muchacho, es un admirable hombre de mucho valer!
-Gracias señor 
-No me lo agradezcas, ojalá traigas mucho de él.    

 


martes, 29 de septiembre de 2020

"HASTA QUE VINO ALGUIÉN A DIGNIFICAR EL MEDIO"

Una buena parte del pueblo mexicano, sobre todo la que menos ha tenido acceso a la educación, situación en la que deliberada y hasta malignamente ha tenido papel principal el sector gobierno en sus diferentes niveles, sin prescindir del apoyo de contlapaches oficiales y desafortunadamente no pocos particulares. Caciquismo en ambos aspectos.
El error de diciembre de 1994 Salinas de Gortari-Cedillo Ponce de León, creador para muchos expertos de la crisis económica más grave que ha sufrido México en los tiempos modernos, propiciatoria del infame atraco mayúsculo que dio cabe al nefasto Fobaproa-Ipab para el enriquecimiento mayúsculo solapado de empresarios y políticos verdaderos bribones de cuello blanco, institucionalizó, si aún no estaba, la cultura del no pago, en la que echaron su cuarto a espadas oportunistas de todos los tamaños.
En el ámbito de la distribución de publicaciones periódicas, historietas o cómics y revistas, y otros añadidos de demanda popular, en el que me tocó participar más de 20 años a partir de mayo de 1974, se gastaban y se gastan, con sus honrosas excepciones, variadas artimañas y hasta “gracejadas” maliciosas posibles.
La gran importancia económica y social de este entorno editorial es bastante desconocida. No voy a entrar aquí en mayores detalles. Pueden consultarse al caso concienzudos estudios y tratados de expertos y literatos. Baste decir que el analfabetismo del pueblo de México fue en buena parte abatido por los “monitos” y revistas populares, sobretodo en la primera mitad del pasado siglo XX.
Al conseguir de manera insólita la distribución exclusiva en Guadalajara de una parte muy importante del ramo, no obstante un amplio menú de obstáculos y oposiciones de magnates editores-distribuidores y representantes oficiosos de gobierno. Así mismo al obtener resultados de trabajo igualmente insólitos, llamé muy especialmente la atención y atracción del mundo editor del medio, en lo que no quiero ahondar para ocuparme del contenido exacto del título de este relato.
Al respecto se pueden consultar en estas vivencias los relatos como Estudio de Mercado 1971 y 1972 de las Publicaciones; Presentación del Estudio de Mercado a los Magnates; Éxito Sorprendente Cuasi Milagroso de Proejsa; Golpes Bajos, Envidias y Otras Tropelías en el Medio Editorial; Etc.
El procedimiento o mecánica para la distribución de las publicaciones periódicas consistía, aunque en la actualidad se ha modificado por la caída en picada del mercado, en dotar a todos los expendedores de puestos o kioskos de revistas y periódicos, sus dotaciones de productos previamente establecidas o convenidas con cada uno, y de igual manera a los revendedores o “coyotes” que también podríamos nombrar sub distribuidores, para que a su vez atendieran a los puesteros o voceadores que no tenían nota con el despacho distribuidor.
Y aquí es donde las cosas se ponían muy complicadas para no dejarse perjudicar o llevar al baile por “moros y cristianos” del medio que no se tentaban el corazón, sino que festinaban sus triquiñuelas y raterías incluso entre ellos mismos.
Las excepciones mencionadas de personas honorables tanto en Guadalajara como en el Distrito Federal y lugares aledaños, asientos de las editoras-distribuidoras, fueron varias y muy valiosas, coincidiendo en la expresión que titula este relato “Hasta que Alguien Vino a Dignificar el Medio”
En Guadalajara entre varios otros, don Pedro Fregoso quien acuñó la frase y fue precursor en la actividad a don Adalberto Flores Sahagún de la familia defeña oligárquica acaparadora del medio. Sus hijos manejan aún puestos o expendios claves. Nunca incurrieron en el coyotaje.
En la capital, entre otros, don Víctor Morán, del Grupo Sayrols; Manuel Rojo, de Organización Editorial Novaro y desde luego el Sr. Marino Carrera (padre de Carlos Carrea, director de cine) de Publicaciones Herrerías (Novedades Editores) todos españoles, Pedro Pablo Pérez Girón, cubano, de Distribuidora Intermex (Televisa) así como Jorge Velasco Félix de Dimsa y otras Cías.

lunes, 15 de junio de 2020

UN "MUY BUEN" NEGOCIO

Tenía unos meses en la gerencia de Banamex en Zacapu, Mich., tomada a partir de enero de 1969.
-Muy buenos días señor de la Torre, muchas felicidades por su nombramiento como gerente aquí en Zacapu. Soy N. B. primo hermano de N.N.B. que usted ya conoció en Guadalajara. Soy Agente Regional del Banco de Crédito Rural y vengo, recomendado por mi pariente a proponerle un gran negocio en que nos puede ir muy bien económicamente.
-Diga usted
-Aquí en la región somos los mandones en soltar dinero para la porcicultura, en lo que podemos ponernos de acuerdo e ir a mitas en el negocio. 
-Aperturas de Crédito de Habilitación o Avío y Refaccionario con Garantía Hipotecaria
-Eso mero
¿Y en qué consiste?
-Mire, usted sabe la enorme cantidad de familias que en esta ciudad se dedican a la porcicultura, normalmente con instalaciones en sus casas
-Sí, por supuesto, y usted debe saber que desde que llegué estoy impulsando esta actividad
-Sí, y conozco el volumen de operaciones que luego ha realizado. Tengo un grupo de comerciantes amigos muy pudientes de Zacapu como posibles postores cuando los deudores no puedan pagar sus créditos, porque con ese fin les prestamos más de lo que podrán pagar y con una no muy atinada asesoría financiera, así al fin rematamos sus fincas y granjas
-Mire mi amigo, por respeto a mí mismo, a la profesión bancaria, a los usuarios, y hasta los personajes adinerados que me ha mencionado, no voy a malgastar mi opinión calificando su “propuesta” Tampoco voy a tomar en cuenta que ésta existió, ni que fue usted el autor; le pido se retire y como si nunca nos hubiéramos visto
-Pues usted se lo pierde
-¡Adios!
¿Alguna diferencia con lo que ha sido y es la manera de actuar, con sus raras excepciones, de nuestros gobernantes y subalternos en nuestro país y, desafortunadamente, de no pocos funcionarios jefes y empleados del sector privado?
N. B. y N. N. B. tienen nombre y apellido que por razones más que obvias no menciono. El segundo dentro de Banamex, fue uno de los prietitos en el arroz que, para mayor desgracia, con cabezas más altas en coparticipación, usufructuó para mal su cargo.
Recomiendo leer la serie de mis relatos que inician con Banamex y colaterales como el presente, incluyendo el trío Chupatintas (un poco más de 40) publicados en este blog.

sábado, 16 de mayo de 2020

INCULPABILIDAD


El reclamo del cliente a mi jefe el gerente don Claudio Pita Hurtado, aquella mañana de  mediados de los 1960’s, que desde mi escritorio observé, el Sr. Pita se esperó ya cerca del cierre de la sucursal, una de la tarde, para comunicármelo. 
-Felipe hay un retiro importante de su cuenta de ahorros que el cliente no reconoce
-¡$25,000.00, no puede ser, permítame revisarlo! 
Cuando recibí la subgerencia de la sucursal Zamora de Banamex, mayo o junio de 1964, después de mi desempeño afortunado nominalmente como contador en Tepic (ver relato Banamex Tepic) el Sr. Pita me confió, obvio bajo su responsabilidad, el manejo de la sucursal, sabida la experiencia y capacidad de trabajo que tenía (ver relato Banamex Zamora) 
Repito mi decisión entonces de tomar medidas de protección personal ante el cúmulo desusado de labores vitales del banco que me tocaba autorizar, circunstancia que no me era ajena por mis desempeños anteriores, pero en Zamora se iba a incrementar. 
Pedí obviamente ante el suceso, el paquete de comprobantes del día del retiro. Mi autorización autógrafa estaba correcta. ¿Qué había pasado? Lo medité unos minutos y ¡zas! que me cae el veinte.   
Con el jefe del Departamento de Ahorros:
-Falsificaste mi autorización
-No, para nada, usted mi firmó el retiro
-Mira, no voy a discutirlo más contigo, reconoces tu culpa o nos vamos con las autoridades; todas mis autorizaciones y firmas van con mi tinta exclusiva sepia y no azul como está en la ficha que te estoy mostrando, aceptas tu acción a don Claudio, quien no dudo que ante tu reconocimiento vea la forma de ayudarte de alguna manera por la vía amistosa.
-Pues sí, se me hizo fácil, es que tengo muchos problemas económicos
-Ese es tu problema, a lo mejor tu familia entra al quite. 
No recuerdo realmente cómo se solucionó el desfalco, que gracias a Dios me dejó ileso de culpa alguna y acrecentada mi probidad característica.

viernes, 3 de abril de 2020

TRASNOCHADA PELIGROSA


¡Híjole! ¿Qué horas son? ¡Casi las siete y media, en la madre!
En punto de las ocho estaba subiendo aquella mañana la escalera de un solo tiro del departamento en que vivía.
Su esposa lo estaba esperando en jarrillas en el remate de los escalones
-Déjame pasar, voy a bañarme, por favor prepárame unos huevos tibios y un pan. Tengo que estar a tiempo en el banco.
Efectivamente, unos minutos antes de las nueve ya estaba en su escritorio listo para atender a la clientela y sus demás responsabilidades como segundo ejecutivo de la sucursal, pero prácticamente en funciones de gerente.  
El enorme volumen y trajín compuesto de firmas y autorizaciones varias a jefes de departamentos y otros subordinados y principalmente la atención a clientes y público demandantes, en aquel lunes de mediados de los 1960´s no le representaban afortunadamente mayor menoscabo de capacidad y diligencia no obstante la irremisible resaca y desvelada correspondientes, merced a que sus facultades atoxínicas y de asomnia de siempre, estaban en plenitud. 
Como a eso de las once apareció el cliente con quien había andado de parranda nocturna dominguera, después de una suntuosa comida en la casa de campo de un conocido agricultor e industrial zamorano.  
Desde uno de los amplios cristales, sin entrar le hacía señas para salir, al negarse y a de que él entrara, se sentó en uno de los tres o cuatro sillones para atención al público alrededor de su escritorio. 
-Vamos a tomarnos una cerveza 
-Pinche correlón; no me voy a tomar ninguna cerveza ni nada
-Cómo te voy a creer ¡a poco no se te antoja!
-Puede que se me antoje, pero estoy trabajando, y a propósito, corriste como los franceses
-Ya era muy noche y tú no tenías para cuando
-Sí, pero no se deja así a los amigos y menos tan retirado
-¿Qué pasó, cómo te fue.
-Desperté como a las tres o cuatro horas; dejé una generosa paga y afortunadamente todavía estaba el amigo taxista de guardia y a mi casa a las ocho, regadera, un tente en pie y aquí en mi escritorio unos minutos antes de abrir 
-Es increíble ¿cómo jodidos le haces? 
-Nomás le hago 
-En la comida el Sr. García de Alba te ofreció la administración de sus empresas, debías aceptar 
-Mi propósito es seguir en el banco. Ya en otro lugar me han hecho ofertas similares y no he aceptado 
-Pues te deseo muy sinceramente que te vaya de lo mejor, cuídate  
-Gracias, ahí la llevamos.   

domingo, 29 de marzo de 2020

PROPUESTA INADECUADA


La reunión comida sabatina de aquella tarde en casa de un amigo en una población cercana a la zona conurbada de Guadalajara, rumbo hacia la región alteña jalisciense, ya había llegado a los postres o mejor dicho a la sobremesa y continuación de la plática y parranda que de costumbre se prolongaba mucho tiempo.   
Como siempre, sin falsa modestia, mis facultades atoxínicas innatas o de resistencia y autocontrol para la ingerencia de licores estaban en pleno esplendor, sin dejar de lado la máxima de que sólo no se emborracha el que no toma.  
Entre los asistentes que se habían hecho frecuentes a las comelitonas semanales se encontraba una pareja de compadres de los anfitriones, de mediana edad, dueños de una abarrotera en San Pedro Tlaquepaque.  
La señora un tanto más joven que su esposo le ayudaba de manera importante en el negocio. De no mal ver, tomaba más o menos al parejo. De varias reuniones atrás el grado de amistad con ellos se había ido incrementando, principalmente con el marido, entre otras cosas por lo que le comentaba acerca de mi experiencia en el ramo abarrotero y conexos en Atotonilco, a fines de los cincuenta del pasado siglo (relato Trabajo en La Colmena)   
Así mismo se trataban otros temas como la situación del lugar en que estábamos conviviendo, en el que el anfitrión había fungido o pasado sin mayor gloria como delegado municipal, según la chunga que le hacíamos y él se la sacaba con que el presidente municipal de Zapotlanejo era un inepto, con todo y nuestros comentarios del auge en su misma delegación del ramo en la confección de ropa municipal, comparable con Ciudad Hidalgo y Moroleón, Gto.  
Ya lo veía venir. En una ocasión en que el consorte de la señora estaba un tanto distraído con el anfitrión y a la vez rebasado su límite de tequila, ella se destapó espetándome que le gustaba para su cama, contestándole de bote pronto que estaba equivocándose.  
-Pues serás del otro bando
-No, señora, es usted bastante atractiva, pero por respeto a su esposo, a la familia que nos recibe y a mí mismo, no vamos a cometer un error. Aparte acostumbro a escoger y cortejar, no al revés
La señora de la casa al lado
-Comadre, te pasas. Sin que me conste, no eres pulga del petate de este hombre, no la riegues.
-Pues ni que fuera el rey de Francia. Hay muere.

(*) Atoxinia: Facultad extraordinaria que tiene una persona para absorber grandes cantidades de tóxicos sin sufrir daño.

domingo, 8 de marzo de 2020

LA MULA ECHADA DEL TÍO JORGE


Cuando vivimos en el rancho El Salvador (Atotonilco, ver relato) entre 1939 y fines de 1944, para de ahí trasladarnos a Atotonilco, entre mis 4 y 9 años de edad, provenientes de San José de Gracia (Tepatitlán) como hijo mayor de ya 3 hermanos (Ma. Mercedes, José Luis y Ramón) me tocaba desempeñar labores y encomiendas de mi padre que en aquellos azarosos años de grandes necesidades, ahora perecerían quehaceres y hasta hazañas de personas mayores. Al caso ver mis relatos, entre otros, El asiento de botella, La cócona de doña Pachita Morones, La colmena, la naranja y otras vacas, La tía, Guillermo Tell.  
Entre mis obligaciones me tocaba después de apialarle muy temprano a mi papá las dos vacas que teníamos para la necesidades de leche familiar (la naranja y la colmena) trasladarlas con sus crías al lugar de pastoreo que les tocara para a media tarde ir de regreso por el hato, apartar los becerros y achiquerar para la siguiente ordeña. Como el terreno propio para agostadero no alcanzaba con el de siembra, mi padre había rentado  unos terrenos cerriles al tío Guadalupe de la Torre de la Torre, de Garabatos, al otro lado del río, que se alternaban cada año, combinando también las siembras temporaleras a su vez en otros terrenos también rentados.  
Cuando tocaba, para llegar con los vacunos a los agostaderos rentados había que salir de la propiedad, tomar el camino real, seguir en un trecho umbroso y hasta tétrico al margen del río según la estación del año y acceder con los animales al lugar de pastoreo.  
A esas alturas continuaban las dos líneas paralelas de cercado del camino real comunal rumbo a Garabatos, o mejor dicho a la parte denominada El Carmen por el tío Cirilo Franco que desgajó de la propiedad original (ver relato Un falso hacendado)  
Un día terminando mi traslado llegó a eso de las 8 o 9 de la mañana un atajo de soberbias mulas muy bien cargadas, propiedad y al mando del tío abuelo Jorge de la Torre Angulo, miembro menor de los 20 que fueron en su familia.  
Por la relación de parentesco con don Cirilo, esposo de su hija la tía Marina, y luego por la amistad con sus cuñados, principalmente mi padrino de confirmación Jesús Franco González, eventualmente el tío Jorge le prestaba apoyos a su suegro.  
A una de las acémilas en lugar de continuar por el camino real se le ocurrió atravesarse o echarse en un portillo que había en la cerca izquierda de la vía, problema que en situaciones parecidas les toca a los arrieros afrentar con mulas y asnos.  
El tío Jorge intentó muchas maneras para levantar al animal. Varazos en las ancas, panza, jalones de la gamarra o freno y de getas, piquetes en el trasero, etc., y nada. Entonces adoptando postura bestial, le enrolló un poco la cola y a unos veinte centímetros de su nacimiento, le atiza una colosal mordida que de inmediato hizo levantar al bruto para que, afortunadamente sin descomponer la pesada carga, se emparejara al hato.         

domingo, 1 de marzo de 2020

LA TÍA ESPERANZA


Mi mamá estaba muy delicada de su décimo embarazo en Atotonilco, allá por 1951 o 1952 y mi papá estaba en sus seis meses de cada año de bracero en los Estados Unidos. 
Al irse en esa ocasión a California (Woodland) ya mi madre estaba con el problema, y me encargó que en el cuidado de la casa en su lugar durante sus ausencias, ya de varios años como padre postizo o padrastro de mis 8 hermanos, estuviera muy al pendiente. Que no dejara de llamar al Dr. Guzmán. Y que si se ponía grave la situación, fuera por la tía Esperanza en demanda de ayuda.      
Esperanza de la Torre Hernández, Garabatos (Tototlán) 2/11/1915-15/10/1988 Atotonilco,   prima hermana doble de mi padre, hija de mis tíos abuelos Alfredo de la Torre Angulo y María Concepción Hernández de la Torre, casada a su vez con su primo hermano Salvador de la Torre Galindo, Garabatos 10/5/1913-27/7/1978 Atotonilco, hijo del tío abuelo Jesús de la Torre Angulo y Emilia Galindo González hermana de mi abuelo materno Manuel Galindo González, fue una mujer admirable, como la inmensa mayoría de las mujeres alteñas jaliscienses, y más en aquella época.
Proveniente de los troncos familiares de la Torre de Garabatos, con mi padre se trataban entrañablemente como hermanos. El tío Alfredo su único hermano (ver relato Venganza atrasada) fue así mismo muy amigo de mi padre. 
Cuando llegamos a Atotonilco, primero de enero de 1945, tanto su mamá, ya viuda, como ella vivían en Atotonilco en una propiedad con frente a la calle 16 de Septiembre (Eje Norte) y a espaldas con la calle Mina, cerca del Molino Harinero El Refugio de don Francisco Salcedo Ordaz, en las orillas norte de la ciudad. Nosotros llegamos a la casa de la tía abuela materna Emilia González Franco, también viuda, ubicada en Juárez # 31 (Eje Poniente) ahora Colón 109/113.    
Con troncos familiares ya numerosos, nuestra familia con seis vástagos y la del tío Salvador y la tía más o menos los mismos, en una situación de desarraigo desfavorable del medio rural por las circunstancias y resabios oficiales de la Revolución Cristera (1926-1929) en perjuicio de la región alteña jalisciense y de alguna manera especial contra los apellidos familiares de la Torre y Galindo. Además hay que agregar otros hechos violentos de la época, en que fueron asesinados juntos mi abuelo paterno Cipriano y sus hermanos José, Jesús (antes mencionado) y un amigo. Se pueden ver mis relatos Un artero cuádruple asesinato, Un falso hacendado, El tío Aurelio, Un drama de la Revolución Cristera, La hiena de San Ramón, ¿Dónde están las viejas? diversos Árboles genealógicos, etc.    
Mi madre empeoraba cada día y llegó uno en que le dije que iba por la tía Esperanza. Intenté cuesta arriba a caminar de Juárez y Mina por esta hacia el norte, pero en más de una ocasión me regresé pensando que mi mamá estuviera agonizando o lo peor, hasta que por fin volví acompañado del auxilio tan valioso.  
En las labores de parto con su tranquilizador apoyo, mi tía logró que la embarazada se fortaleciera y resignara a lo que Dios dispusiera, que fue el aborto de una niña fallecida casi al nacer y la mamá gravemente enferma.   
A mi hermana Rosa María, que había nacido el 21 de febrero de 1950, vino cerca de 5 años después, el 27 de octubre de 1954, mi hermano Jorge, lográndose así el décimo retoño de la familia de la Torre Galindo.     
Su esposo el tío Salvador en enero de 1945 era el encargado de la cantina ubicada en la esquina Juárez (ahora Colón) y Andrés Terán rumbo norte y Nicolás Bravo rumbo sur, contra esquina de la también cantina La reina Xóchitl que atendía su dueño don Cleofas Navarro; para mayores datos esquina con esquina al poniente con la casona del Dr. Ignacio Córdova Quintanilla y al sur con la tienda de abarrotes que entonces era de los hermanos que les decían los colorados y después de un señor don Andrés que era el abuelo del centro delantero Carlos González, de La Piedad, Mich., que figuró en la Selección Nacional de Futbol. Cosa curiosa, nunca supe ni pregunté quién era en la cantina el dueño y patrón del tío Salvador. Llegué a ver, al pasar diario a la escuela, que el tío abuelo Jorge de la Torre Angulo llegaba a cerrar por su cuenta muchos días dicho establecimiento; cosa que también era conocido hacía en otros lugares como San José de Gracia con el tío don Jesús Angulo, apodado “el cuadrado” primo hermano de de los de la Torre Angulo.
Después el tío Salvador pasó a hacerse cargo de la cantina y billares de don Manuel Hernández Muñoz situada en la calle ahora Dr. Juan José Espinoza, costado norte del mercado municipal Miguel Hidalgo, entonces al lado de la cantina El Gato Tuerto, de don Manuel González, en las afueras del Mesón de San Cayetano, ésta una enorme propiedad que adquirió Enrique Fonseca Navarro, construyendo su núcleo comercial abarrotero, habitacional y al fondo al norte colindando con la calle Calderón, una harinera. Ahora en estos lugares se encuentra el Hotel Real Cervantes y la tienda Milano en la esquina de Andrés Terán. Este mesón fue el escenario de mi relato Un artero cuádruple asesinato e indirectamente la cantina billar de Venganza atrasada. 
Volviendo a la tía Esperanza eje de este relato, por las necesidades de su numerosa familia que ya mencioné arriba, los no muy abundantes ingresos de su esposo y la situación para nada opulenta de su mamá, la ya viuda tía Concha, a cuyo amparo vivían no de una forma del todo satisfactoria, se vio en la necesidad de contribuir a las urgencias económicas familiares. Situación que en un ambiente conservador y machista casi a ultranza de entonces, no era nada fácil para el género femenino.   
Así, a las órdenes de su primo el tío Baudelio de la Torre de la Torre, hijo del tío Aurelio (ver relato homónimo) atendió una menudería en la esquina de la ahora Colón y Mina, antes de llegar nosotros a Atotonilco en enero 1945, pues ahí estuvieron desde entonces negocios con abarrotes sucesivamente, si mal no los menciono, don Teófilo Muñiz esposo de doña Emilia Villalpando, don José esposo de D. Josefina García hermana de don Lupe famoso dueño del molino de nixtamal a unos pasos por Colón hacia su continuación o barrio de los pozos; de  doña Catalina Angulo hermana de doña Isabel esposa de don Lupe, luego las Srtas. Soledad y Anita Rubio, hermanas de doña Brígida esposa de don Manuel González con negocio igual en  Calderón y Terán; enseguida J. Trinidad Vázquez Valle con quien traté la compra o traspaso para que mi padre Francisco de la Torre Hernández, después de aceptar ya no irse  a trabajar a los E.U.A. se hiciera cargo bajo mi apoyo, no sin antes oponer una férrea resistencia. Luego la tienda ocupó uno de los dos locales enfrente en Juárez donde vivíamos, pasando luego primero a manos de mi hermano Ramón, mi cuñado Javier Aguirre Villagrán, esposo de María de la Luz y ahora, enfrente por Colón a unos pasos por mi sobrina Judith Aguirre de la Torre.  
La finca fue adquirida por Miguel Gutiérrez para instalar su famoso Café El Zancas que aún persiste dividido en dos negocios similares de sus herederos.  
La tía Esperanza luego se hizo cargo de la Lonchería El Jacalito que de Niños Héroes entre 20 de noviembre y Zaragoza, si no mal recuerdo, don Regino su dueño, cuyo apellido tampoco he  podido recordar, había pasado a un lado de La Reyna Xóchitl de don Cleofas Navarro, en la ahora Colón y Bravo, donde después otro dueño convirtió también en cantina conservando el nombre de El Jacalito.  
Un dato adicional, en la esquina de 16 de Septiembre de la citada propiedad de la tía Concha, de ahí hacia Mina, cuyo callejón o desbarrancadero de entonces ahora lleva el nombre de Heliodoro de la Torre Hernández, primo segundo hijo del tío Alfredo antes mencionado. Este primo, muy estimado en Atotonilco, manejó ahí una tienda de abarrotes en la que le ayudaba Isaura hija mayor de la tía Esperanza, que adquirió después una cuñada de ésta.   
Finalmente, mi agradecimiento a mi prima María Guadalupe, Lupita, por los valiosos datos que me complementó acerca de sus papás.

domingo, 15 de diciembre de 2019

LA ANEMIA DE MI MADRE


Mi mamá María Dolores Galindo González, hija de Manuel Galindo González y Emilia González Franco, originaria de El Capulín, municipio de Tepatitlán, 21 de mayo de 1909, Atotonilco el Alto domingo 19 de junio de 2005, era real y admirablemente una gran mujer; prototipo de las mujeres alteñas jaliscienses, más en los tiempos heroicos y violentos que les tocó vivir  
Segunda de una familia asentada en el rancho Garabatos en 1917 o principios de 1918, municipio de Tototlán, lindero con los de Atotonilco y Tepatitlán, formada de diez hermanos sobrevivientes, 8 mujeres y dos hombres. Casó el 7 de mayo de 1935, con mi padre Francisco de la Torre Hernández.
A pedido especial de mi abuelo Manuel, por la enorme capacidad de trabajo y honradez a toda prueba de su yerno, el nuevo matrimonio se estableció en la casa ya considerada grande (de hacienda) Realizó en poco tiempo un magnífico y titánico trabajo cabalmente reconocido en consecuencia por su suegro y patrón. Mi padre había nacido en el Palo Dulce, de Tototlán el 30 de junio de 1909, falleció en Atotonilco el jueves 24 de noviembre de 1994.   
La familia de la Torre Galindo fuimos diez, 4 nacidos en Garabatos, yo el mayor, María Mercedes, José Luis y Ramón; en El Salvador (Atotonilco) 2 Cipriano y María de la Luz, y en Atotonilco 4, Adolfo, Evangelina, Rosa María y Jorge, mediando aquí una mala cama.  
A mediados de 1937 mis padres ya se habían regresado en el mismo Garabatos a la casa que mi padre había adosado, para hogar matrimonial, a la paterna de su mamá Francisca Hernández de la Torre, que ya tenía también adherida la de su hermano mayor Agustín, en terrenos ya del malhadado ejido promovido por Cirilo Franco Hernández. Ella era ya viuda desde 1923 por el artero asesinato de mi abuelo Cipriano de la Torre Angulo, junto con sus hermanos Jesús y José y un amigo mutuo, en el mesón de San Cayetano en Atotonilco. 
Este cambio, con motivo del despido improcedente que mi abuela materna Emilia había llevado a cabo sobre mi padre, entre otros motivos igual de ingratos, para atender la queja u orden injusta que el tío bisabuelo José Galindo Castellanos, hombre de horca y cuchillo, le había exigido. 
Para mayores datos de esta situación, se pueden consultar mis relatos: Garabatos, Un falso hacendado, Un artero cuádruple asesinato, Un hombre excepcional, El tío José Galindo Castellanos, La precaria pero suculenta cocina de mi madre y La sardina descompuesta.   
La situación personal anterior, aparte de la depauperación que los gobernantes revolucionarios habían infligido a la población, y de alguna manera en especial a la región alteña jalisciense por los acontecimientos cristeros, y sobre todo en el caso de la familia el despojo de sus tierras, provocaron un estado de escasez severo, pero admirablemente soportado por el espíritu de sacrificio y hasta cierta altivez de la gente alteña.   
 La capacidad asombrosa de mi padre para el trabajo y a la par la diligencia de mi madre para sortear las vicisitudes del hogar, nos hacían irla pasando. Pero en mi mamá las carencias y ayunos en un estado de permanentes embarazos, tenían que cobrarle tarde o temprano su cuota. 
Así, aunque jamás se quejó, cuando llegamos a Atotonilco en enero de 1945, resultó que tenía una anemia muy severa, con riesgo de otras complicaciones. El doctor José Guzmán Martínez que fue nuestro médico familiar, aparte de algunos medicamentos, ordenó que tomara leche caliente pero entera o bronca y recién ordeñada, por su aguda descalcificación. Aunque siempre fuimos muy lecheros, ella no tomaba casi nada por darnos a nosotros ya seis de familia, la poca que se podía proveer.  
A la vuelta de la casa en la entonces todavía llamada calle Juárez Poniente en vez de Colón actual, donde se conocía como Barrio de los Posos, había una ordeña. Como a eso de las ocho de la mañana o un poco antes, iba con el ordeñador por un jarro grande de barro llenado directamente de las tetas vacunas, que rebosante de blanca espuma, mi mamá tomaba todos los días en ayunas con unas gotas de yodo.  
Maravillosamente en unos meses, se recuperó satisfactoriamente, contribuyendo sin duda la sana vida previa del campo.   

martes, 8 de octubre de 2019

DESPIDO MÚLTIPLE


Por ahí de enero o febrero de 1971 o 1972 se acercó un día a eso del mediodía a mi escritorio de gerencia de Banamex Independencia Guadalajara, un cuentahabiente de ahorros mayor de edad, para preguntarme humildemente porqué el empleado al solicitarle el retiro de sus intereses semestrales de diciembre, le había hecho firmar dos recibos. Le dije que no se preocupara que si podía volver el lunes ya le tenía aclarada su pregunta.    
Me cayó instantáneamente el veinte. Llamé al contralor solicitándole sacara del archivo los paquetes diarios de comprobantes de los últimos tres meses y doblara las fichas duplicadas de retiro. Al preguntarme para que las quieres, ya la rivalidad de jefaturas entre azules y amarillos de Agustín F. Legorreta Chauvet, nuevo director general del banco, había prendido, o trataba de prender, en algunos contralores si el gerente se los dejaba trepar; le contesté categóricamente tráemelos y luego te explico.
Al tener el montón de paquetes con un número basto de fichas amarillas dobladas de retiro duplicadas por un importe idéntico, le pregunté al funcionario administrativo ¿Te enteras de qué se trata; a su contestación negativa, le ordené relacionara todos los documentos por fechas, importes y los nombres de quienes los habían autorizado, los subtotales por empleado y el total. Al  verlo  todavía con cara interrogante, le espeté ¡se trata de un fraude de todos estos muchachos! Aíslate para que no sospechen y dame los datos lo más rápido posible; es viernes y tengo que hablar al departamento jurídico.  
Con el abogado Gonzalo García Velazco director de la citada dependencia, llevaba una relación muy profesional, principalmente, entre otros, por el caso del terreno perdido ante el Sr. Alcaraz Ascencio (ver relato Banamex Guadalajara 3 Independencia) Le expuse que tenía un problema serio en la sucursal y que requería su asistencia de inmediato.
-¿No lo podemos dejar para el lunes, de qué se trata?
-Es viernes, Gonzalo, se trata de un fraude con varios empleados en ahorros
-Te voy a mandar al Lic. Meján ¿estás de acuerdo?
-Muy bien con gusto veo el problema con él.  
-¿De qué se trata Felipe?
-Juan Manuel, a estos empleados se les ocurrió hacerse de algo extra y están recabando dobles recibos a los cuentahabientes de ahorros que vienen a retirar sus intereses semestrales, son seis, el monto detectado en tres meses realmente no representa una gran suma; uno de ellos de reciente ingreso creemos que lo hizo una sola vez y por unos cuantos pesos.
-¿Y qué opinas?
-Considero que después que reconozcan su error firmen su renuncia y se vayan sin más a su casa.
-Me parece magnánimo de tu parte, pero tenemos de todas maneras que protocolizarlo ante las autoridades ¿qué opina usted contador?
-Está bien licenciado.
Así, sin mayores perjuicios que el de perder su trabajo, prescindió el banco de media docena de muchachos prometedores, para que buscaran colocarse en otros empleos. De uno de ellos, al tiempo casualmente me enteré que estaba muy bien colocado en una empresa internacional bastante conocida. Al comentarle la circunstancia a uno de los empleados de Independencia de entonces y con quien he conservado una larga amistad, me puso al tanto e incluso me comentó que en su momento el papá con quien y cuya familia lleva una permanente amistad, le inquirió que si yo como gerente no hubiera provocado una acción incorrecta, explicándole a cabalidad la limpieza del procedimiento de mi parte.