Previamente al darse cuenta el contador de la
empresa Molino de Trigo El Refugio, propiedad de don Francisco Salcedo Ordaz, presto
se acomidió para que nos la pasáramos en el grupo que cada año promovía su
patrón en dicho lugar, tomando por su cuenta la planta baja del Hotel Ceballos,
que era el mejor entonces de Cuyutlán.
Como no nos gustaba la invitación por más de una
razón, principalmente a mí, decidimos irnos sin hacer reservación alguna.
Llegamos a eso de la hora de comer del jueves
y lo primero que vimos fue a quien nos había invitado junto con algunos
acompañantes. Les mentimos asegurándoles que ya teníamos donde hospedarnos y
procedimos a recorrer los demás hoteles que como el Ceballos estaban al hilo de
la playa.
Me había prevenido llevando unas botellas de tequila
7 Leguas, tres o cuatro, y en el hotel Guadalajara, después de dos que ya
habíamos visto, a la propietaria le caímos en gracia, ofreciéndonos compartido
con unas sobrinas que tenía de visita, un espacio suficiente en una enorme
sala, pasándonos los cuatro días como reyes, y más por las dos botellas de
tequila que les regalé.
En ese tiempo Raúl González González era delantero jugador
del Atlas, que en Atotonilco tenía mucha afición por su carisma y porque todavía estaba cerca el único campeonato de liga que en 1951 ha ganado
en toda su historia este equipo. Las malas lenguas decían que su papá don
Víctor González Orozco le pagaba al club porque su hijo jugara y no al revés.
En un juego internacional en que empataron a seis goles, Raúl anotó uno, que
sus fans nunca acababan de celebrar.
El viernes santo irrumpió Raúl, acompañado de varios
amigos, en el citado Hotel Ceballos, y al rato, como no era nada raro que
hiciera, armó un pleito tumultuario que a la gente del orden del hotel le costó
buen trabajo apaciguar, pero no mucho recibir los donativos económicos del
infractor. Falleció en un accidente carretero, acompañado de varias personas,
en una curva antes de llegar a Tototlán rumbo a Atotonilco. La ola verde de las playas de Cuyutlán, según los que saben, es una de las más peligrosas del país. En esas vacaciones hubo cuando menos tres o cuatro ahogados, básicamente por no hacer caso a las indicaciones de los salvavidas.