Este, como cada año, la gente del pueblo de
Sotabara, mayormente en peregrinaciones a pie, ha ido a pedirle milagros a la
Virgen de San Juan de los Lagos. La gran mayoría lo hace en el tiempo de las
fiestas patronales de la Candelaria, en que empiezan las romerías con el año y
terminan pasando el mero día, que es el dos de febrero.
El ex presidente municipal con sus burócratas,
amigotes e incondicionales, todos años atrás cacareadores comecuras y rojillos
del pueblo, han desfilado o desfilarán ante la Santísima Madre de Dios con sus
peticiones. Entre esta tropilla compuesta también por agiotistas, lenones,
medio políticos/medio comerciantes y entes similares, todos al fin oportunistas
favorecidos del hache ayuntamiento, algunos, pretendiendo obtener mejores indulgencias,
lo han hecho o lo van hacer a pie en lugar de automóvil. Andan muy azorados
porqué la oposición, después de tanto tiempo, ganó las elecciones y les puede
cobrar sus desmanes y atrocidades de siempre.
Es mediados de enero, las peregrinaciones a
golpe de calcetín, de lugares cercanos y lejanos, confluyen de todos los puntos
cardinales en la parada en escampado del rancho Tres Palos, correspondiente a
la primera jornada del grupo que venimos siguiendo. En lo oscuro, casi negro de
la noche, toman descanso diversos grupos de familias y de amigos.
El frío
es intenso. Al calor de las fogatas se reza el rosario. Cenan. Se cuentan las
experiencias del día. Afloran los deseos callados. Como siempre sucede, a
algunos se les suben las canelas con "piquete", los tequilas u otros
licores que no faltan. No pocos se dedican a curar sus magulladuras u otras
dolencias.
En el corrillo de los burócratas.
-No hombre, esos azulejos, son muy pendejos, no
encontrarán nada, les faltan muchas tablas.
-No estén tan seguros, en cualquier parte hay
de donde se agarren, -dice uno de los contertulios, rara avis ajeno a las
trapisondas de sus ex compañeros.
-Ya sabemos que te andan haciendo la ronda,
mucho cuidado con lo que digas, -tercia otro.
-Yo soy pico de cera y no ando buscando chamba
como falsamente presumen ustedes. Para lo que van a descubrir, que no sería
poco ni difícil, no necesitan mayor ayuda.
-No se preocupen, como todos, van a entrar al
ajo y sanseacabó.
-Mira, allá están los de Jamay y Ocotlán, no
los vimos pasar por Atotonilco.
-No, ni a los de Tototlán, pero otros sí los
vieron, además, nunca cambian la fecha.
-Los que se van a venir para la mera Candelaria
son los de San Pancho.
-A ver como les va con la rejolina que va a
haber para todo en San Juan.
-Pos dicen que hasta en una troca puerquera se
regresan, aunque lleguen peor de molidos y apestosos a sus casas.
-Te dijimos muchacho babieco que esas botas
mineras nuevas te iban a fregar, ¿Cómo te sientes?
-Pues aparte de las ampollas y bien
despellejados los talones y los tobillos, hasta calentura traigo.
-Yo te la quito, papacito -se avienta una de
las muchachas salidoras del grupo, y luego cambiándole un poco, viendo el
sonrojo –no te creas, que ya se te subió el color, pues de prisco ¡Guau! se te
subió a jitomate.
-Será mejor que te vayas a dormir, si no te nos
rajas mañana, como ahora lo hizo el Chuy Muñoz a mediodía.
-Que dizque el Atlas se lo anda llevando a
prueba.
-¡Va,
furris jugador van a tener!
-Yo soy chiva, hay que se las arreglen.
-Oye Marielena, sigues estando rebuena. Deja
dormido al ruco de tu marido y cúmpleme las promesas de cuando éramos novios.
-¿Y tu nieve? ¡No friegues! Lo nuestro fue en
otros tiempos y tú por zopenco los dejaste pasar.
-Rosita, ya se durmió tu tía. ¿Vamos a ver las
estrellas allá solitos?
-Bueno, adelántate, yo te alcanzo, nomás
llévate dos cobijas.
-¿Una para abajo y otra para encima?
-¡No, ah, como serás!
En otro lugar, entre tanta gente desconocida,
separados de los demás, están una mujer madura que aún conserva claras muestras
de su belleza; se ve enferma, como que carga medio mundo de penas encima. La
acompañan un hombre poco más joven pero sano y fuerte, de aspecto duro y
rústico, y una muchacha muy bonita, en la flor de su edad, que no obstante
acusa cierta tristeza y pesadumbre, lo que sin empañar su hermosura, la hace
verse un tanto misteriosa y lejana.
-Te digo que son los papás y su hija.
-No, debe ser una hermana menor de la señora, o
su sobrina.
-Más bien eso debe ser.
-Sí, la muñeca no mira al hombre con ojos de
padre sino de otra cosa.
-Pos si, verdá, -interviene un tosco en la
plática.
-¿De donde vendrán?
- Se ven muy cansados, como que ya llevan
muchos días de camino.
-¡Quien
sabe cuántas sean sus penas!
-Ya párenle, hay que aprovechar el resto de la
noche para dormir y no para estar comiendo gente.
-Sí, mañana muy temprano tenemos el segundo día
de camino, que será más pesado que este.
-¡Ay! con todo lo que le voy a pedir a la
virgen, a ver si no me la ganan las demás -dice una de las muchachas simplonas
del grupo.
-Papá,
mi mamá está muy mal ¿Que no la ves? El doctor dijo que no veía nada bien este
trajín de la manda. Yo no quiero cargar con la culpa, se nos va a morir.
-Yo como tú tampoco quero que eso suceda ¿Cómo
cres? Si la Virgen no le quere quitar sus tristezas y tanta enfermedá, ningún
dotor puede hacer nada. Nomás nos están acabando lo poco que nos queda. Yo la
quero a mi modo, tú lo sabes bien Natalia, pero no tanto como te quero a ti; el
día que no estamos juntos ando que me llevan todos los diablos.
-Esos a los dos nos van a llevar por el pecado
que estamos cometiendo. Yo ya no hallo cómo seguir con esta situación. ¿Qué
vamos a hacer si salgo con niño?
-Pos, no lo quera Dios y que Él y la Virgen nos
ayuden y nos amparen.
-Pero mi mamá seguro se lo imagina, o de plano
lo sabe ya. No hay duda por cómo hace las cosas y nos trata.
Al día siguiente muy temprano.
-¡Ah como diste guerra anoche, parecías ánima
en pena! ¿A qué horas te dormiste?
-Ya muy en la madrugada. Es que Nacho dizque me
dio una pastilla para dormir por lo de mis pies y resultó que era para no
dormir.
-¡Que pendejo! ¿Cómo te equivocaste?
-A lo mejor el que se equivocó fue él. Trae de
muchas.
-¡Canija Chaira! ¿Y cómo le vas a hacer? ¡Estás
bien jodido!
-No, con lo que dormí tengo, las botas ya deben
haberse amoldado, le sigo a como dé lugar, aunque llegue de rodillas o de
sentaderas. Ya me vendé bien y las muchachas me curaron anoche.
-¿Sííí...te quitaron el color, cabroncillo?
-¡No, ¿Cómo?
-¡Dejarías de ser un terco alteño lomilargo!
-Mejor vamos agarrando camino ya.
Unos un día, otros en los siguientes, todos se
fueron postrando y desvistiendo sus almas ante la milagrosa Madre del Salvador.
Unos más rápidos y otros sin enfermos, alcanzaron y pasaron en el camino a los
demás.
En la terminal de autobuses hay gran
concentración procurando pasajes para regresarse a sus casas. El hombre rústico
y la hermosa y enigmática joven compran dos boletos. En una de las bolsas tejidas
de plástico azul y blanco, en donde llevan sus escasas pertenencias personales
por separado, se ve con una imagen de la Santísima Virgen, recibida a cambio de
sus limosnas, un sobre de funeraria, rotulado:
Tanila Ramírez de Santos, Acta de Defunción.
Nota.-Los personajes del trío incestuoso son un
homenaje al cuento Talpa de Juan Rulfo.