lunes, 16 de mayo de 2016

JOSÉ MORENO HERNÁNDEZ, Pintor sin manos, pero con mucha cabeza

En Garabatos municipio de Tototlán, Jalisco, en el vértice que hacen los de Atotonilco y Tepatitlán, en el ejido del mismo nombre (ver relatos Garabatos y Un falso hacendado, de estas vivencias) nació, sucediendo a su hermano Felipe, el 26 de noviembre de 1931 el personaje que encabeza este trabajo, falleciendo ahí mismo el 6 de marzo de 2001. Hijo de Juan Moreno Ubario y de, en segundo matrimonio, Francisca Hernández de la Torre, mi abuela paterna. Con anterioridad había tenido mi abuela, ya viuda, fruto del alcahueterismo masculino y artes femeninas celestínicas incluso de parientes, a su hijo Jesús con un militar destinado en la región durante la Revolución Cristera (ver relato La hiena de san Ramón) 
El señor Moreno Ubario era originario de Estación Castro (ahora Santa Bárbara) del municipio de Encarnación de Díaz del norte de Jalisco, de donde había venido formando parte de la soldadesca reclutada por leva que acompañaba al general Saturnino Cedillo, temible enemigo de los cristeros, de los que dejó no pocos desertores en la región alteña. Era un buen hombre que amparó y validó la situación de su aun joven y hermosa esposa, en cuyo favor, según decía, aceptó el beneficio ejidal de tierras que rechazaron las familias agraviadas, principalmente de la Torre, con el despojo agrario.  El ejido, como todos los que se instalaron en la región alteña, fue siempre mal visto y hasta vilipendiado, y en el caso varios participantes extraños al lugar, en especial el comisario ejidal Alfonso Aranda.    
En un cambio de residencia a Castro, en busca de mejores condiciones familiares y económicas, que no se obtuvieron, José presenció, de unos nueve años, la caída en la desbocada de caballo de su hermano Felipe de unos once, sobreviniéndole una parálisis generalizada que lo dejó cuadripléjico. El diagnóstico de poliomielitis lo dieron los médicos a posteriori.  
De regreso a Garabatos, José emprendió su titánica rehabilitación personal mediante esfuerzos simplemente asombrosos. Después de prácticas incesantes logró dibujar personajes de las revistas populares, cómics, y al tiempo envió uno a concurso a la revista Paquín que distribuía la cadena García Valseca y editaba Ediciones Continentales, ganando un premio de $5.00, de aquellos años, agosto de 1946.  Luego pasó a practicar la pintura al óleo, en lo que tanto en esto como en el dibujo de monitos fue apoyado, entre otros parientes en los que me cuento, por la maestra Margarita Quezada Sánchez que radicaba en Aguascalientes, Ags., esposa de mi tío Salvador de la Torre Hernández hermano de mi padre, a quien como docente, al igual que a José, alfabetizó. Ayudó a José a contactarse, a través del pintor Demetrio Herrera, con la Asociación de Pintores Sin Manos, hoy Pintores con la Boca y el Pie,  APBP, con sede en Vaduz, Liechtenstein, Suiza. Aquí hizo, no sin dificultades internas con algunos de sus colegas pintores, una carrera admirable reconocida mundialmente, donde le pagaban una suma mensual interesante en dólares, que después de sufragar sus modestos gastos personales, repartía en obras sociales. 
Sin descuidar para nada la pintura, en donde recomendó a más de un candidato a APBP, pasó a otras disciplinas como la escultura, la mecánica incluso la relojería. En la primera elaboró en cantera y madera originales y copias religiosas, entre ellas de la virgen de Zapopan en que una de ellas se utiliza en sus visitas. Se construlló dos vehículos para transportarse personalmente, uno con cadenas tipo bicicleta y otro con motor a gasolina, causando la admiración de las concurrencias en los lugares donde asistía a sus exposiciones u otras actividades, siempre acompañado de su papá. Le agregó a su casa habitación nueva en Garabatos, un anexo para exponer su obra, que al morir, entiendo, heredó a APBP, con la intención que ahí quedara como museo, pero que hizo realidad con el acervo el Ayuntamiento de Tototlán fundando una casa de la cultura con su nombre, después de nombrarlo Hijo Predilecto. 
APBP editó una biografía suya y otra en Tepatitlán el historiador y periodista José Alberto Casillas. La revista Impacto le dedicó en su No. 1833 de abril 18 de 1985 un amplio reportaje; así como las publicaciones Desarrollo de Tepatitlán, El diario, de Guadalajara 2/11/1981 y 14/4/1982; El Alteño 13/4/1985 y 8/11/1986; 8 Columnas 10/12/1982; Jueves de Excelsior No. 3079, Voz de los Altos, 31/1/1983; El Occidental; Revista Así… Guadalajara 11/30/1981, entre otras. Obtuvo varias medallas y diplomas de la VDMFK en Minnesota EUA, Tototlán, Tepatitlán, Atotonilco, Ciudad de México, Yahualica, Guadalajara, Zapopan.      
Su relación y actitud con su medio hermano Jesús fue siempre valiente y de condena a las maldades que éste cometía a la familia y a los vecinos.   
En mis visitas más o menos contínuas a Garabatos, que es también mi tierra, lo visité en muchas ocasiones sobre todo en las semanas santas de la década de los noventas del pasado siglo XX.