martes, 16 de septiembre de 2014

EL PROFESOR MORENO


En el Atotonilco de mediados del pasado siglo XX, se realizaban funciones de diversos tipos. Teatro, títeres, magos, etc., que  normalmente hacían parada en la entonces una de las cabeceras municipales  más importantes del estado jalisciense, básicamente en el Gran Teatro Cine Atotonilco, de don Margarito Ramírez, ubicado en la esquina norte de la calle Juárez y poniente de la calle Morelos, frente a la plaza principal.
Así, por ahí de 1954 o 1955, tuvo verificativo una función de magia del mago español Profesor Moreno, principalmente con actos de adivinación e hipnotismo.                   
Entre los que paramos la mano, me escogió para un acto con hipnotización de por medio. Había leído en alguno de los libros, que ya formaban mi aún incipiente biblioteca personal, que al interponer en contra una firme voluntad mental, no existía hechicero que lograra su objetivo.
El esfuerzo y luego enojo, por no lograr su intento, lo descompusieron bastante anímicamente, y así quedaron las cosas.
Muchos años después, en los primeros meses de 1963, mi gerente, don Gilberto Sarmiento Maldonado, en  Banamex Tepic, a donde se me había nombrado contador de la misma, me recomendó y sugirió como la mejor opción de asistencia, mientras conseguía casa y me llevaba de Guadalajara a mi familia, la de un matrimonio español sin familia, muy abundantes en la cocina, que desde hacía tiempo rentaban una habitación de su casa.     
¡Gran sorpresa fue para mí constatar que se trataba del mismo profesor Moreno del  incidente en Atotonilco!  
Efectivamente el servicio era estupendo, si mi casero me identificó por el acto lejano, que creo que así fue, nunca me dijo nada. La comida, toda de la rica cocina española, rebasó lo  tragón que era; al grado de casi a la fuerza, so pena de desaire, me tenía que comer los tres opulentos menús del día. Como antes no me había sucedido, en diversos cambios de plaza similares, aumenté, en un mes, dos o tres kilos en vez de bajarlos.
Casi todas las noches, el profesor se paraba de su cama, manifestando los traumas que como veterano, le había dejado la Guerra Civil Española (1936-1939) Se quejaba amarga, estruendosa y muy lastimosamente, golpeándose la cabeza contra las paredes de su recámara, que yo oía claramente en mi cuarto.

sábado, 13 de septiembre de 2014

INDUSTRIAS UNIDAS DE ATOTONILCO


La región jalisciense de Los Altos, fue, a mediados del pasado siglo XX, productora importante de linaza (linum usitatissimum=lino) En nuestro país se ha reducido este cultivo a estados del norte como Sonora (Bacum) Fue la primera fibra vegetal utilizada en la industria textil en el mundo. Su origen se remonta al siglo IV a.C. en Egipto. Hay muchas variedades, que se cultivan de acuerdo a las características agrícolas de cada país. Los principales  productores, con más de cien mil toneladas métricas de producción anual, son Canadá, China, Rusia e India. De las partes de esta herbácea, se obtienen tejidos del tallo, y harina y aceite de linaza de las semillas. De estas últimas el uso farmaceútico tiene muchas aplicaciones curativas.
Por ahí de principios de 1947, en Atotonilco se construyó una gran planta industrial, para el aprovechamiento de la fibra de esta planta. La construcción de piedra y cemento, en pleno cerro al lado de la carretera Atotonilco a San Francisco de Asís, que no pocos consideraban elefantiásica y desubicada, duró unos ocho meses, en la que flotillas de camiones de volteo sacaban y reacomodaban enormes cantidades de rocas y tierra, y proveían cemento y demás materiales a la edificación. Mi padre al separarse del primo Baudelio, dejándole el camión Fargo/Dodge que habían operado en conjunto, ingresó un volteo a las faenas de la fábrica.
Los dueños o accionistas de la empresa eran personas desconocidas que, según se supo, habían conseguido dinero de Nacional Financiera para montar el negocio. Terminada la obra, nunca la pudieron poner en operación, a resultas de que la maquinaria europea que importaron, era totalmente obsoleta. Recuerdo que lo único que lograron fabricar fue un poco de costales para uso común; nada de hilos ni telas de lino como se planeaba.
La ubicación fuera de las zonas de siembra y cosecha del material, era inadecuada y costoso su traslado. Debería haberse instalado a la mano y en campo parejo, como lo hicieron con las bodegas de acopio en el rancho Lagunillas. La inoperancia obviamente trajo la quiebra, y el descubrimiento de que todo había sido una planeación fraudulenta contra el gobierno a través de la financiera. Cerró a principios de 1951 (referencia, relato El Club Victoria)
El elefante blanco estuvo abandonado muchos años, como ahora está plagado en muchos lugares el país, causando gastos de mantenimiento y vigilancia, ahí tenían toda la maquinaria; al igual que las barracas con rastrojo de Lagunillas. Al tiempo, compró las instalaciones fabriles, en una fracción de su costo, Francisco Hernández Aceves, que dedicó a la elaboración de muebles para el hogar, para  su cadena de tiendas La Casa del Radio, hasta que por falta de una administración avanzada, los compromisos económicos y la competencia, lo hicieron cerrar.                    
En el empresariado actual atotonilquense grande, siguen sobresaliendo las fábricas de tequila, pudiéndole agregar Rompope Atotonilli de José Luis Vázquez, que se comercializa en una parte importante del país. Se ha comentado mucho la pérdida en el pasado de oportunidades fabriles de primer nivel como Nestlé, Celanese Mexicana, Coca Cola, etc. Ha habido intentos de granjas porcícolas de primer nivel que no aguantaron los altibajos de los precios. La empacadora de carnes con rastro TIF, Incasa,  Industrializadora de Carnes de Atotonilco, fue malbaratada al grupo Robinson Bours de Sonora. Lejos está por ejemplo la Casa Valle de don Lorenzo Valle Valle y familia, que exportaban sus naranjas a varios países. Hubo también en el pasado productos como los Vinos de  Naranja Santos y Rojas. La marca de prendas finas de vestir André Badí, es atotonilquense. La industria de la ropa popular tuvo un despegue importante que luego se desinfló, dejándole lugar a plazas como Zapotlanejo, Villa Hidalgo y Ayotlán en el estado. Hay también muchas empresas y talleres familiares de diversos tipos, como de lácteos, partes pequeñas para la industria automotriz, canal local de televisión, extracto de café natural, etc.    

EL CLUB VICTORIA


Al inicio del Sexto de Primaria, por ahí de octubre o noviembre de 1950, el Sr. Agustín Contreras “El Abuelito” que se había salido del Club Atotonilco, uno de los más fuertes de la Interzona Cinco de la primera fuerza amateur de futbol de la región, le propuso a la dirección de la escuela, que presidía la maestra María Felícitas Sánchez Ramírez, formar un equipo con alumnos del ciclo mencionado.
Así nació el Club Victoria. El señor Contreras nos empezó a entrenar de inmediato en el campo Almenas, que se ubicaba rumbo a la estación del ferrocarril, entre la Calzada de los Ausentes, ahora Av. Revolución, y la Alameda. Nadie teníamos zapatos para esta actividad,  ni uniformes, ni otra cosa que no fuera la voluntad de practicar esta disciplina con nuestra indumentaria cotidiana.    
Como a los tres meses de estar practicando, logramos, con muchos peros, concertar un partido, con el “flamante” equipo de Industrias Unidas de Atotonilco,  el día feriado del 5 de febrero de 1951. En atención a que éramos una “bola de mocosos” el juego sería de sesenta minutos, dos tiempos de treinta. Sus uniformes completísimos, para nuestras fachas, hasta ridículos parecían. Antonio Valvaneda, de quien no era santo de su devoción, amenazó con dejar sus zapatos en el campo si remotamente perdían.   
Nos atarragaron tres goles en el primer tiempo. El abuelo, en el descanso reaccionó:
¡Querían partido! ¿Qué pasó? ¡No hay que rendirse! Si nos metieron tres goles ¡Nosotros podemos anotarles los mismos y hasta más! ¡Nomás jueguen como hombrecitos! ¡Así ustedes parecen los remilgosos y no ellos!
Resultó que les volteamos la cuenta con cinco anotaciones, para quedar 5-3.  
El equipo contrario enseguida desapareció, no precisamente por la derrota, sino porqué su compañía cerró por inoperable y por fraude maquinado contra la Nacional Financiera del gobierno federal (ver relato respectivo)
Nuestro triunfo resonó bastante. La segunda del Atotonilco, equiparado con cualquier equipo base de Interzona, se dignó enfrentarnos en un partido, de igual duración, que nos ganó por 3-1; en el que el extremo izquierdo, Javier Oliva Escoto "El Gancho" con dos balonazos en la cara, como defensa derecho, prácticamente me retiró del equipo, porque a mi trabajo como encargado de la tienda mayorista menudista “La Colmena” y otras ocupaciones que tenía, decidí dedicarles el tiempo que destinaba al balompié.   
El club siguió. Al aspirar a la liga local, ya no Interzona, un mecenas, que curiosamente había perdido conmigo un importante lance personal, lo tomó por su cuenta, cambiándole el nombre de Victoria a Independencia. Surgió entonces al mismo nivel el Club Cuauhtémoc, en el que militaron en el mismo puesto mis hermanos José Luis y Ramón. 
El grupo de clubes existentes se desfasó, alternaron sucesivas selecciones, hasta que al presente el Dr. Rafael Ortega y su hermano, manejan bajo el patrocinio del Club Deportivo Guadalajara, Chivas, de Jorge Vergara, un Atotonilco en Tercera División Profesional, en la liga de apertura 2014.

miércoles, 10 de septiembre de 2014

"TE LA VOY A CONSEGUIR DE AGENTE DE TRÁNSITO"

Cuando cursaba Quinto de Primaria (1949-1950) la Secretaría de Educación Pública convocó un concurso estatal de aprovechamiento escolar. Se competiría localmente y luego por zona, para que los finalistas de éstas fases contendieran en Guadalajara por los tres primeros lugares.
El marco de participación sería conforme al avance del programa de estudios para dicho año lectivo. Estábamos a principios o mediados de marzo. No obstante dicho acotamiento, le sugerí a mi directora María Felícitas Sánchez Ramírez, que me dejara estudiar y apoyara en su caso, hasta el final del programa, argumentándome que no era necesario porque las bases estaban muy claras, y me hizo releerlas con ella.  
Las pruebas de las etapas local, contra las escuelas en Atotonilco, y de zona, con cabecera en Ocotlán, las pasé sin error alguno. Al llegar a Guadalajara, me felicitaban y daban todos como amplío favorito.
Iba como pez en el agua con mis contestaciones, hasta que en la parte final aparecieron preguntas fuera del marco establecido. Contesté por intuición, pero obviamente algunas de manera equivocada.
En el fallo no fui nombrado. Buscó la maestra Felícitas al inspector correspondiente de zona, que apareció un buen rato después con manifiesto aliento alcohólico. Deambuló, según dijo, en varias instancias, indagando que había obtenido el honroso cuarto lugar, con muy poca diferencia de los tres premiados; que nos iban a facilitar las pruebas contestadas correspondientes, y demás aclaraciones; lo que nunca sucedió. Le agregué al debe de la cuenta del sector oficial, el segundo cargo importante (después del caso de Un Sobrante de Dinero)
De regreso a Atotonilco, a lo que me rehusaba, me llevó mi directora con el Presidente Municipal, Dr. Rafael Velázquez Arias. Después de explicarle lo del concurso, y de su “qué barbaridad” ofreció hacer en la presidencia un evento en mi honor, para premiar mi participación y, “¡te la voy a conseguir de agente de tránsito! (¡a mis 14 años!) en Guadalajara están reclutando candidatos para este cargo”
Al manifestarle que esa no era una de mis aspiraciones, quedó pendiente el evento, mismo que jamás se celebró. Y al debe del balance con el gobierno, le agregué otro desengaño.     
A este doctor al tiempo, como funcionario de Banamex, lo fui a ver en su consultorio médico de Guadalajara, a donde se había trasladado, por la calle de Liceo, cerca del Mercado Alcalde en el centro. Se hizo un rato el olvidadizo, hasta que al recordarle los pormenores  de Atotonilco,  remisamente cayó en cuenta, sin que manifestara reacción alguna.

martes, 9 de septiembre de 2014

UN SOBRANTE DE DINERO

Entre las cosas que me encargaba la Maestra Felícitas Sánchez Ramírez, directora de la Escuela Primaria en Atotonilco, originaria de San Miguel Alto, era recoger los sueldos de los profesores en la recaudadora de rentas, cuyo jefe era un individuo muy autoritario y difícil de trato, carácter que conocía todo mundo.
En una ocasión al estarnos contando la paga, observé, en mi recuento paralelo visual acostumbrado, que nos estaba dando dinero de más. Como no admitía observación alguna,  e igual prácticamente nos corrió, porque tenía que hacer algunas cosas fuera de su oficina.
Al salir se lo comenté al condiscípulo que me acompañaba, quien insistía en que estaba correcta la cantidad, y casi contra su voluntad, en un saliente de una ventana adecuado, nos pusimos a recontar, resultando que efectivamente había un sobrante, que en aquel tiempo, para nosotros, era un dineral. El que “no le regresemos nada, viejo móndrigo” no iba conmigo.
Todavía lo encontramos, de peor humor, en su despacho
-¡¿Ahora que quieren!?
-Señor, nos entregó dinero de más, recontamos bien y le sobran 120 pesos
-¡Ah, como serán pendejos, dénmelos y lárguense.
Fue una decepción tremenda el proceder de este mal e ingrato funcionario, fiel reflejo de la supina actitud, con rarísimas excepciones, de nuestros funcionarios públicos de siempre en todos sus niveles.
¿Qué hubiera pasado, si en vez de sobrante fuera faltante?
La maestra Felícitas, conociendo el genio del Jefe de Rentas, no le causó mayor sorpresa. Ante los docentes de la escuela y varios condiscípulos, exaltó mi desempeño.
Ahí le agarré al sector oficial, que se ha encargado de justificar muchas veces, una tirria y desconfianza permanentes (ver por ejemplo "Te la Voy a Conseguir de Agente de Tránsito")

domingo, 7 de septiembre de 2014

VENIMOS POR TÍ

El domingo 21 de junio de 1951, al final de la Fiesta Escolar por el término de la instrucción primaria, en la Escuela Urbana Foránea número 15 para niños Benito Juárez, en Atotonilco el Alto, Jalisco, que como he dicho en otros relatos, fui con mucho y sin falsa modestia, el alumno número uno, se me presentaron tres religiosos muy bien y elegantemente ensotanados, quienes sin preámbulo alguno me espetaron:
-Venimos por ti como haciéndome un gran regalo.
-¿Cómo, porque?    
-Ya te conocemos; sabemos que eres el mejor alumno.
Como había aprendido que todo lo que no fuera por mi gestión personal y desconocido o misterioso, no era de mi agrado y sí de intromisión en mis asuntos privados, además de que siempre me causó miedo en cierta forma lo religioso, les contesté, lo que era muy cierto:
-No señores, desde mañana tengo trabajo para ayudar en el sostén de la casa, donde hay mucha necesidad y soy el único que por el momento puedo ayudar.
Ni siquiera les pregunté su representación religiosa ni jerárquica, ni quien me había recomendado. Al ver que mi decisión era tan firme y definitiva, no se atrevieron a insistir y se despidieron.
Luego, y hasta ahora, pensé que les debía haber dejado, sin que por eso fuera a aceptar,  que me dieran más explicaciones y razones de su visita. Iban con sotanas color café oscuro.
Lo más probable es que fueran de los Legionarios de Cristo, por las reclusiones que habían hecho por el rumbo; o de la Compañía de Jesús, por mi relación como cliente de Buena Prensa y Librería San Ignacio, de las que eran dueños; descarté a los franciscanos, porque ninguno ostentaba su tonsura correspondiente. También pudieron preguntar a la directora Felícitas, o a la parroquia, pero ni ella ni el Señor Cura, me dijeron nada. 
En relación con lo religioso, aclarando que soy fiel creyente y católico, cumplidos los 18 años, me invitaron personas de mucha confianza y prestigio en Atotonilco, a ir a Ocotlán a un evento muy conveniente e importante para mí. Sin saber con precisión de que se  trataba, resultó que era para tomar los tres primeros grados de la Orden de los Caballeros de Colón, que en Atotonilco era muy respetada.
La trama social, o escenificación de los problemas familiares, trágicos, que se expusieron, de inmediato me di cuenta que eran una sólo dramatización, es decir un montaje teatral. Sin decírselo a los demás, la llevé convenientemente tranquilo, lejos de descontrolarme o apanicarme. Sin embargo, aunque rechazo todo lo que conlleve tintes secretos, me pareció bien colaborar con  el grupo, máxime que el capellán correspondiente era el Señor Cura José de la Torre Rueda, con quien, no obstante la gran diferencia de edad, llevé una amistad entrañable.
Acepté el cargo de Actividades Juveniles y empecé a trabajar con buenos resultados. Doné y rifé la colección juvenil Hacia Lejanas Tierras, 24 títulos de aventuras de Emilio Salgari, Julio Verne, Rafael Sabatini, y otros, creo que de Editorial Molino.
Luego me enteré de las flaquezas de algunos miembros, humanos al fin, que me decepcionaron, y aprovechando una reunión semanal en la que no asistió el Señor Cura, ante la sorpresa de los presentes, presenté firmemente mi renuncia, con todo y su argumentación de que no se podía hacer. Al regresar don José de la Torre, me llamó al curato. Sin echar de cabeza a nadie, y no estaba para eso, aceptó me retiro, siendo mi proceder uno de los factores para fincar con él la amistad que siempre tuvimos.          

Caballeros de Colón fue fundada por el sacerdote irlandés Michael J. Mc Givney, el 29 de  marzo de 1882, en Connecticut, E.U.A. Tiene más de 15,000 consejos y rebasa  1´700,000 miembros en varios países, como México además de E.U.A.
Legionarios de Cristo, fundada el 3 de enero de 1941, por Marcial Maciel, mexicano, Jacona, Michoacán 10 de febrero 1920-Florida E.U.A. 20 de enero de 2008. Está en 24 países de 4 continentes, tiene 4 obispos, más de 900 sacerdotes, casi 2,000 seminaristas, 15 universidades y 43 institutos de estudios superiores, 175 colegios y más de 120,000 alumnos.   
compañía de Jesús, fundada por Ignacio de Loyola en 1539, con casi 18,000 miembros; suprimida en 1773. A México llegó el 9 de septiembre de 1572, tiene casi 400 miembros en 56 comunidades de 18 estados, 100 apostolados, 13 colegios de instrucción básica y media, y 8 universidades.
Los franciscanos fueron fundados por San Francisco de Asís en 1209, en Asís, Italia; integran tres órdenes, siendo la segunda femenina. Están en todo el planeta. Se estima en  700,000 sus miembros, con sedes en 47 países. Los 12 selectos misioneros por Fray Martín de Valencia, llegaron a Veracruz el 13 de mayo y a la ciudad de México el 17 de junio de 1524, de los que el más renombrado fue Fray Toribio de Benavente (Motolinía) 

sábado, 6 de septiembre de 2014

LOS MONITOS EN ATOTONILCO

En el relato Guillermo Tell, Descubrimiento del Mundo del Libro, describí como mi padre nos leyó, en el rancho El Salvador, cuando tenía cuatro años, la historia de este héroe suizo, que fijó en mí un precoz enorme interés por la lectura.
Al trasladarnos a Atotonilco e ingresar a la primaria en enero de 1945, con casi nueve años de edad, veía a la salida todos los días, tanto a las doce de la mañana, como a las cinco de la tarde, que en uno de los puestos fijos de la plaza principal, se aglomeraban muchos condiscípulos, aparte de a comprar alguna golosina o preparado de frutas, las famosas revolturas, que tan solicitadas era ahí,  principalmente a leer los “monitos” o revistas de caricaturas.
En cuanto logré “juntar” las letras y leer más o menos de corrido, me hice inmediatamente partícipe de esta afición desbordante con tantos adeptos, que contra lo que muchos digan, fue un factor importante de cultura para el pueblo mexicano. El puesto en la plaza, en donde había varios, a diferencia de ahora que no hay ninguno, era el de don Juan Gómez, que en exclusiva manejaba las publicaciones o revistas. Chamaco, Chamaco Chico, Paquín, Paquito, y otras, de editoriales privadas y de edición o frecuencia diaria; Figuras, semanal de formato más grande, de la Secretaría de Educación Pública y además en el templo se vendía Chiquitín de Buena Prensa, también semanal, a través de la que me conecté de inmediato con su fondo editorial, así como con el de su hermana Librería Editorial San Ignacio, que importaba libros de España y Argentina. De esta revista incluso encuaderné artesanalmente: Mowgli, de R. Kipling, El Gigante Egoista, Tacuche y Pitorro, y otros.   
Chicharrín y el Sargento Pistolas, de Armando Guerrero Edwards, que recuerdo muy bien, quizá lo haya leído en Jueves de Excelsior o Revista de Revistas. Chema Tamales y Juana, en el popular Cancionero Picot, de distribución gratuita, lo disfrutaba permanentemente. Y un tanto fuera del tema, ejercían en mí una gran fascinaban los calendarios anuales de cigarrera La Moderna, con pinturas de Jesús Helguera. 
Sin descuidar para nada mis obligaciones escolares, en las que fui en los seis grados, sin falsa modestia, el alumno número uno, e incluso me hacía cargo de la cooperativa escolar y otras actividades que me encomendaba la directora maestra María Felícitas Sánchez Ramírez, esperaba todos los días con renovadas ansias, para separar y pagar el alquiler de las revistas que iba a leer, a fin de darle seguimiento a las historias que se publicaban en las mismas. También, asistía, con la mayor frecuencia posible no obstante mi escasa economía, al cine Ideal de don Manuel Navarro Ruiz y después al Gran Teatro Cine Atotonilco de don Margarito Ramírez (ver mis cinco relatos sobre el tema)
Era muy emocionante seguirles el hilo a los episodios e historias de títulos como Majestad Negra, de Guillermo de la Parra; Wama y El Pirata Negro (Tirando a Gol o El Diamante Negro) de Joaquín Cervantes Bassoco; Rolando El Rabioso, de Gaspar Bolaños Villaseñor; Los Súpersabios, de Germán Butze; Escuadrón 201, de Sealtiel Alatriste; La Raza de Bronce, autor no especificado; y Ricardo Lacroix, de Carlos Riveroll, del Chamaco. Almas de Niño (Memín Pinguin) y Ladronzuela de Yolanda Vargas Dulché; Corazón del Norte, de Eduardo Martínez Carpinteiro; Espuelas de Oro, de Eduardo Galindo y Ernesto Cortázar con gráfica de José G. Cruz; Kid Azteca, de J. Pita Cabrera; y Los Superlocos (El Señor Burrón o Vida de Perro, La Familia Burrón) de Gabriel Vargas, del Pepín. Muchos de estos nombres tuvieron segundas y subsecuentes etapas y de no pocos se hicieron películas y telenovelas. A La Familia Burrón, completa, la importante Editorial Porrúa le hizo una colección especial de 14 volúmenes, que desde luego poseo. Del fondo de historietas encuadernadas de Buena Prensa (Chiquitín) recuerdo, entre otras, Zenebi, con dibujos de Brick Foster (Jesús Quintero) al igual que Dos Años de Vacaciones y Miguel Strogoff  de Julio Verne; Pepe Trucha, de Alberto Lara Jr.         
Literatura barata, subgénero literario y hasta porquería, han sido calificativos con que muchos puristas de la literatura clasifican los monitos o historietas, que por otra parte, afortunadamente, también tienen defensores y estudiosos de reconocidos méritos, Al caso,  voy a citar sólo tres ejemplos: Puros cuentos, la historia de la historieta en México, Juan Manuel Aurrecoechea y Armando Bartra, Editorial Grijalbo/Consejo Nacional para la Cultura y las Artes Populares; Apocalípticos e integrados, Umberto Eco (El nombre de la rosa, Baudolino, El péndulo de Foucault) y Narrativa Gráfica, los entresijos de la historieta, Ana María Peppino Barrale, coordinadora, Universidad Autónoma Metropolitana.      
En el penúltimo párrafo anterior menciono sólo unos cuantos títulos, a los que les podía dar seguimiento en las revistas que mi tiempo disponible me permitía, de los muchos más que contenían las mismas en ese tiempo. A quienes se interesen en la historia integral de la historieta mexicana, les recomendaría la obra del Sr. Aurrecoechea mencionada y la página de la hemeroteca de la UNAM La historieta y la caricatura en México, que él actualmente dirige.    
Aunque el asunto lo retomaré en escrito posterior, dentro de la etapa de edad adulta, cuando fui distribuidor exclusivo (1974-1998) de Publicaciones Herrerías, luego Novedades Editores (NESA) de los señores O´Farrill, que ostentó muchos años el primer lugar como editora y distribuidora de publicaciones populares (fueron los dueños de Chamaco y Chamaco Chico que menciono al principio) quiero decir aquí que títulos como El Libro Vaquero, El Libro Semanal, La Novela Policiaca, y otras, eran las más importantes en su línea. El Libro Vaquero llegó a tirar 1´500,000 ejemplares semanales, como Kalimán en sus mejores tiempos, y un poco más que Lágrimas y Risas; recibía Guadalajara 75,000, bien medidito el 5% del tiro, con devoluciones en promedio entre el 2 y 3%, por lo que estábamos dejando de vender, no pudiendo las impresoras producir más para llegar en cuatro semanas a 100,000. El Libro Semanal, que se sigue también imprimiendo, fuera del sello NESA, andaba mi dotación en los 50,000, siendo la más antigua de todas, en la cual las señoras Alicia Ibáñez Parkman, directora, y Laura Bolaños (Abril) entre los argumentistas, jugaban un papel muy importante.