Mi mamá estaba muy delicada de su décimo embarazo en Atotonilco, allá
por 1951 o 1952 y mi papá estaba en sus seis meses de cada año de bracero en
los Estados Unidos.
Al irse en esa ocasión a California (Woodland) ya mi madre estaba con el
problema, y me encargó que en el cuidado de la casa en su lugar durante sus
ausencias, ya de varios años como padre postizo o padrastro de mis 8 hermanos, estuviera
muy al pendiente. Que no dejara de llamar al Dr. Guzmán. Y que si se ponía
grave la situación, fuera por la tía Esperanza en demanda de ayuda.
Esperanza de la Torre Hernández, Garabatos (Tototlán)
2/11/1915-15/10/1988 Atotonilco, prima
hermana doble de mi padre, hija de mis tíos abuelos Alfredo de la Torre Angulo
y María Concepción Hernández de la Torre, casada a su vez con su primo hermano
Salvador de la Torre Galindo, Garabatos 10/5/1913-27/7/1978 Atotonilco, hijo
del tío abuelo Jesús de la Torre Angulo y Emilia Galindo González hermana de mi
abuelo materno Manuel Galindo González, fue una mujer admirable, como la
inmensa mayoría de las mujeres alteñas jaliscienses, y más en aquella época.
Proveniente de los troncos familiares de la Torre de Garabatos, con mi
padre se trataban entrañablemente como hermanos. El tío Alfredo su único hermano
(ver relato Venganza atrasada) fue así mismo muy amigo de mi padre.
Cuando llegamos a Atotonilco, primero de enero de 1945, tanto su mamá,
ya viuda, como ella vivían en Atotonilco en una propiedad con frente a la calle
16 de Septiembre (Eje Norte) y a espaldas con la calle Mina, cerca del Molino
Harinero El Refugio de don Francisco Salcedo Ordaz, en las orillas norte de la
ciudad. Nosotros llegamos a la casa de la tía abuela materna Emilia González Franco,
también viuda, ubicada en Juárez # 31 (Eje Poniente) ahora Colón 109/113.
Con troncos familiares ya numerosos, nuestra familia con seis vástagos y
la del tío Salvador y la tía más o menos los mismos, en una situación de
desarraigo desfavorable del medio rural por las circunstancias y resabios
oficiales de la Revolución Cristera (1926-1929) en perjuicio de la región
alteña jalisciense y de alguna manera especial contra los apellidos familiares
de la Torre y Galindo. Además hay que agregar otros hechos violentos de la
época, en que fueron asesinados juntos mi abuelo paterno Cipriano y sus
hermanos José, Jesús (antes mencionado) y un amigo. Se pueden ver mis relatos
Un artero cuádruple asesinato, Un falso hacendado, El tío Aurelio, Un drama de
la Revolución Cristera, La hiena de San Ramón, ¿Dónde están las viejas?
diversos Árboles genealógicos, etc.
Mi madre empeoraba cada día y llegó uno en que le dije que iba por la
tía Esperanza. Intenté cuesta arriba a caminar de Juárez y Mina por esta hacia
el norte, pero en más de una ocasión me regresé pensando que mi mamá estuviera
agonizando o lo peor, hasta que por fin volví acompañado del auxilio tan
valioso.
En las labores de parto con su tranquilizador apoyo, mi tía logró que la
embarazada se fortaleciera y resignara a lo que Dios dispusiera, que fue el
aborto de una niña fallecida casi al nacer y la mamá gravemente enferma.
A mi hermana Rosa María, que había nacido el 21 de febrero de 1950, vino
cerca de 5 años después, el 27 de octubre de 1954, mi hermano Jorge, lográndose
así el décimo retoño de la familia de la Torre Galindo.
Su esposo el tío Salvador en enero de 1945 era el encargado de la
cantina ubicada en la esquina Juárez (ahora Colón) y Andrés Terán rumbo norte y
Nicolás Bravo rumbo sur, contra esquina de la también cantina La reina Xóchitl que atendía su
dueño don Cleofas Navarro; para mayores datos esquina con esquina al poniente
con la casona del Dr. Ignacio Córdova Quintanilla y al sur con la tienda de
abarrotes que entonces era de los hermanos que les decían los colorados y
después de un señor don Andrés que era el abuelo del centro delantero Carlos González,
de La Piedad, Mich., que figuró en la Selección Nacional de Futbol. Cosa
curiosa, nunca supe ni pregunté quién era en la cantina el dueño y patrón del
tío Salvador. Llegué a ver, al pasar diario a la escuela, que el tío abuelo
Jorge de la Torre Angulo llegaba a cerrar por su cuenta muchos días dicho
establecimiento; cosa que también era conocido hacía en otros lugares como San
José de Gracia con el tío don Jesús Angulo, apodado “el cuadrado” primo hermano de de los de la Torre Angulo.
Después el tío Salvador pasó a hacerse cargo de la cantina y billares de
don Manuel Hernández Muñoz situada en la calle ahora Dr. Juan José Espinoza,
costado norte del mercado municipal Miguel Hidalgo, entonces al lado de la
cantina El Gato Tuerto, de don Manuel González, en las afueras del Mesón de San
Cayetano, ésta una enorme propiedad que adquirió Enrique Fonseca Navarro,
construyendo su núcleo comercial abarrotero, habitacional y al fondo al norte colindando
con la calle Calderón, una harinera. Ahora en estos lugares se encuentra el
Hotel Real Cervantes y la tienda Milano en la esquina de Andrés Terán. Este
mesón fue el escenario de mi relato Un artero cuádruple asesinato e
indirectamente la cantina billar de Venganza atrasada.
Volviendo a la tía Esperanza eje de este relato, por las necesidades de su
numerosa familia que ya mencioné arriba, los no muy abundantes ingresos de su
esposo y la situación para nada opulenta de su mamá, la ya viuda tía Concha, a
cuyo amparo vivían no de una forma del todo satisfactoria, se vio en la
necesidad de contribuir a las urgencias económicas familiares. Situación que en
un ambiente conservador y machista casi a ultranza de entonces, no era nada
fácil para el género femenino.
Así, a las órdenes de su primo el tío Baudelio de la Torre de la Torre,
hijo del tío Aurelio (ver relato homónimo) atendió una menudería en la esquina
de la ahora Colón y Mina, antes de llegar nosotros a Atotonilco en enero 1945,
pues ahí estuvieron desde entonces negocios con abarrotes sucesivamente, si mal
no los menciono, don Teófilo Muñiz esposo de doña Emilia Villalpando, don José
esposo de D. Josefina García hermana de don Lupe famoso dueño del molino de
nixtamal a unos pasos por Colón hacia su continuación o barrio de los pozos; de
doña Catalina Angulo hermana de doña
Isabel esposa de don Lupe, luego las Srtas. Soledad y Anita Rubio, hermanas de
doña Brígida esposa de don Manuel González con negocio igual en Calderón y Terán; enseguida J. Trinidad
Vázquez Valle con quien traté la compra o traspaso para que mi padre Francisco
de la Torre Hernández, después de aceptar ya no irse a trabajar a los E.U.A. se hiciera cargo bajo
mi apoyo, no sin antes oponer una férrea resistencia. Luego la tienda ocupó uno
de los dos locales enfrente en Juárez donde vivíamos, pasando luego primero a
manos de mi hermano Ramón, mi cuñado Javier Aguirre Villagrán, esposo de María
de la Luz y ahora, enfrente por Colón a unos pasos por mi sobrina Judith
Aguirre de la Torre.
La finca fue adquirida por Miguel Gutiérrez para instalar su famoso Café
El Zancas que aún persiste dividido en dos negocios similares de sus herederos.
La tía Esperanza luego se hizo cargo de la Lonchería El Jacalito que de
Niños Héroes entre 20 de noviembre y Zaragoza, si no mal recuerdo, don Regino su
dueño, cuyo apellido tampoco he podido
recordar, había pasado a un lado de La Reyna Xóchitl de don Cleofas Navarro, en
la ahora Colón y Bravo, donde después otro dueño convirtió también en cantina
conservando el nombre de El Jacalito.
Un dato adicional, en la esquina de 16 de Septiembre de la citada propiedad
de la tía Concha, de ahí hacia Mina, cuyo callejón o desbarrancadero de
entonces ahora lleva el nombre de Heliodoro de la Torre Hernández, primo
segundo hijo del tío Alfredo antes mencionado. Este primo, muy estimado en
Atotonilco, manejó ahí una tienda de abarrotes en la que le ayudaba Isaura hija
mayor de la tía Esperanza, que adquirió después una cuñada de ésta.
Finalmente, mi agradecimiento a mi prima María Guadalupe, Lupita, por
los valiosos datos que me complementó acerca de sus papás.