sábado, 13 de septiembre de 2014

INDUSTRIAS UNIDAS DE ATOTONILCO


La región jalisciense de Los Altos, fue, a mediados del pasado siglo XX, productora importante de linaza (linum usitatissimum=lino) En nuestro país se ha reducido este cultivo a estados del norte como Sonora (Bacum) Fue la primera fibra vegetal utilizada en la industria textil en el mundo. Su origen se remonta al siglo IV a.C. en Egipto. Hay muchas variedades, que se cultivan de acuerdo a las características agrícolas de cada país. Los principales  productores, con más de cien mil toneladas métricas de producción anual, son Canadá, China, Rusia e India. De las partes de esta herbácea, se obtienen tejidos del tallo, y harina y aceite de linaza de las semillas. De estas últimas el uso farmaceútico tiene muchas aplicaciones curativas.
Por ahí de principios de 1947, en Atotonilco se construyó una gran planta industrial, para el aprovechamiento de la fibra de esta planta. La construcción de piedra y cemento, en pleno cerro al lado de la carretera Atotonilco a San Francisco de Asís, que no pocos consideraban elefantiásica y desubicada, duró unos ocho meses, en la que flotillas de camiones de volteo sacaban y reacomodaban enormes cantidades de rocas y tierra, y proveían cemento y demás materiales a la edificación. Mi padre al separarse del primo Baudelio, dejándole el camión Fargo/Dodge que habían operado en conjunto, ingresó un volteo a las faenas de la fábrica.
Los dueños o accionistas de la empresa eran personas desconocidas que, según se supo, habían conseguido dinero de Nacional Financiera para montar el negocio. Terminada la obra, nunca la pudieron poner en operación, a resultas de que la maquinaria europea que importaron, era totalmente obsoleta. Recuerdo que lo único que lograron fabricar fue un poco de costales para uso común; nada de hilos ni telas de lino como se planeaba.
La ubicación fuera de las zonas de siembra y cosecha del material, era inadecuada y costoso su traslado. Debería haberse instalado a la mano y en campo parejo, como lo hicieron con las bodegas de acopio en el rancho Lagunillas. La inoperancia obviamente trajo la quiebra, y el descubrimiento de que todo había sido una planeación fraudulenta contra el gobierno a través de la financiera. Cerró a principios de 1951 (referencia, relato El Club Victoria)
El elefante blanco estuvo abandonado muchos años, como ahora está plagado en muchos lugares el país, causando gastos de mantenimiento y vigilancia, ahí tenían toda la maquinaria; al igual que las barracas con rastrojo de Lagunillas. Al tiempo, compró las instalaciones fabriles, en una fracción de su costo, Francisco Hernández Aceves, que dedicó a la elaboración de muebles para el hogar, para  su cadena de tiendas La Casa del Radio, hasta que por falta de una administración avanzada, los compromisos económicos y la competencia, lo hicieron cerrar.                    
En el empresariado actual atotonilquense grande, siguen sobresaliendo las fábricas de tequila, pudiéndole agregar Rompope Atotonilli de José Luis Vázquez, que se comercializa en una parte importante del país. Se ha comentado mucho la pérdida en el pasado de oportunidades fabriles de primer nivel como Nestlé, Celanese Mexicana, Coca Cola, etc. Ha habido intentos de granjas porcícolas de primer nivel que no aguantaron los altibajos de los precios. La empacadora de carnes con rastro TIF, Incasa,  Industrializadora de Carnes de Atotonilco, fue malbaratada al grupo Robinson Bours de Sonora. Lejos está por ejemplo la Casa Valle de don Lorenzo Valle Valle y familia, que exportaban sus naranjas a varios países. Hubo también en el pasado productos como los Vinos de  Naranja Santos y Rojas. La marca de prendas finas de vestir André Badí, es atotonilquense. La industria de la ropa popular tuvo un despegue importante que luego se desinfló, dejándole lugar a plazas como Zapotlanejo, Villa Hidalgo y Ayotlán en el estado. Hay también muchas empresas y talleres familiares de diversos tipos, como de lácteos, partes pequeñas para la industria automotriz, canal local de televisión, extracto de café natural, etc.    

EL CLUB VICTORIA


Al inicio del Sexto de Primaria, por ahí de octubre o noviembre de 1950, el Sr. Agustín Contreras “El Abuelito” que se había salido del Club Atotonilco, uno de los más fuertes de la Interzona Cinco de la primera fuerza amateur de futbol de la región, le propuso a la dirección de la escuela, que presidía la maestra María Felícitas Sánchez Ramírez, formar un equipo con alumnos del ciclo mencionado.
Así nació el Club Victoria. El señor Contreras nos empezó a entrenar de inmediato en el campo Almenas, que se ubicaba rumbo a la estación del ferrocarril, entre la Calzada de los Ausentes, ahora Av. Revolución, y la Alameda. Nadie teníamos zapatos para esta actividad,  ni uniformes, ni otra cosa que no fuera la voluntad de practicar esta disciplina con nuestra indumentaria cotidiana.    
Como a los tres meses de estar practicando, logramos, con muchos peros, concertar un partido, con el “flamante” equipo de Industrias Unidas de Atotonilco,  el día feriado del 5 de febrero de 1951. En atención a que éramos una “bola de mocosos” el juego sería de sesenta minutos, dos tiempos de treinta. Sus uniformes completísimos, para nuestras fachas, hasta ridículos parecían. Antonio Valvaneda, de quien no era santo de su devoción, amenazó con dejar sus zapatos en el campo si remotamente perdían.   
Nos atarragaron tres goles en el primer tiempo. El abuelo, en el descanso reaccionó:
¡Querían partido! ¿Qué pasó? ¡No hay que rendirse! Si nos metieron tres goles ¡Nosotros podemos anotarles los mismos y hasta más! ¡Nomás jueguen como hombrecitos! ¡Así ustedes parecen los remilgosos y no ellos!
Resultó que les volteamos la cuenta con cinco anotaciones, para quedar 5-3.  
El equipo contrario enseguida desapareció, no precisamente por la derrota, sino porqué su compañía cerró por inoperable y por fraude maquinado contra la Nacional Financiera del gobierno federal (ver relato respectivo)
Nuestro triunfo resonó bastante. La segunda del Atotonilco, equiparado con cualquier equipo base de Interzona, se dignó enfrentarnos en un partido, de igual duración, que nos ganó por 3-1; en el que el extremo izquierdo, Javier Oliva Escoto "El Gancho" con dos balonazos en la cara, como defensa derecho, prácticamente me retiró del equipo, porque a mi trabajo como encargado de la tienda mayorista menudista “La Colmena” y otras ocupaciones que tenía, decidí dedicarles el tiempo que destinaba al balompié.   
El club siguió. Al aspirar a la liga local, ya no Interzona, un mecenas, que curiosamente había perdido conmigo un importante lance personal, lo tomó por su cuenta, cambiándole el nombre de Victoria a Independencia. Surgió entonces al mismo nivel el Club Cuauhtémoc, en el que militaron en el mismo puesto mis hermanos José Luis y Ramón. 
El grupo de clubes existentes se desfasó, alternaron sucesivas selecciones, hasta que al presente el Dr. Rafael Ortega y su hermano, manejan bajo el patrocinio del Club Deportivo Guadalajara, Chivas, de Jorge Vergara, un Atotonilco en Tercera División Profesional, en la liga de apertura 2014.