A esto contribuía
que en muchas ocasiones al pedir esta bebida, ahora altamente valorada en todo
el mundo, el cantinero, hoy en día pomposamente barman o bartender, sacaba
debajo de la barra o mostrador un recipiente de plástico o vidrio a veces exteriormente
de dudosa higiene y servía un menjurje sin marca comercial de sospechosa
calidad. En la actualidad, con todo y organismos para cuidar el prestigio y autenticidad
del Tequila: Consejo Regulador, Academia y Cámara del Tequila, y otros, no se
ha podido, o querido, erradicar la venta clandestina básicamente adulterada de
este orgullo nacional. Hay infinidad de licorerías o misceláneas que aparte de
embotellados autorizados, y no pocos que no llenan los requisitos, sobre todo
en sitios al paso de carreteras, que su principal venta es al modo dicho en los
primeros renglones de este párrafo.
Entonces los bebedores
consumían más otros licores. Por ejemplo, Aguardiente Blanco Madero, Madero
XXXXX y brandies Evaristo I y Sagarñac, de Casa Madero; luego salió una
variedad de marcas, entre otras: rones Castillo, Batey y Huasteco Potosí;
brandies: Club 45, Berreteaga, Mogavi y Viejo Vergel, pasando después este
último a Pedro Domecq, casa que ya había introducido Presidente y Azteca de
Oro, que ahora son con todos sus demás productos de Pernod Ricard. El ron
Bacardi, de origen cubano, ahora con matriz en los E.U.A. llegó también
después.
Desde hace
varios años han surgido centenas de nuevas marcas de tequila, incluyendo no
pocas que las empresas tradicionales han agregado a sus catálogos. Hay asimismo
fábricas que tienen una o varias marcas
propias y no pocas maquilan y/o embotellan a comercializadores y personajes diversos
sus propios sellos. Esto motivado en gran medida por la problemática de los
agricultores para vender su agave. Así, ha habido o hay tequila José López
Portillo, expresidente del país y de último momento Honor del Castillo, por la
actriz Kate del Castillo.
También se han
instalado fábricas con marcas propias cuyos dueños son hombres exitosos en
otros negocios, como por ejemplo Espolón de los dueños de la cadena de
mueblerías El Gallo, de Guadalajara, que vendieron a la empresa italiana
Campari; Tequila Galindo, de mi primo
Miguel Galindo Galindo, que está en el lote de tequilas de Pedro Domecq/Pernod
Ricard. Por otro lado, un caso muy especial, Don Julio de enorme éxito,
bautizada así en honor de don Julio González Estrada (QEPD), dueño de la empresa
Tres Magueyes en Atotonilco, que después de estar de manera parcial
alternativamente en manos de comercializadoras internacionales: Seagram,
Funtanet y Cuaik, pasó 100% a Casa Cuervo (mexicana) y ahora es de Diageo
(inglesa)
Las grandes fábricas
y sus marcas rectoras del mercado mundial, que necesitan enormes cantidades de
agave, como Cuervo, Herradura, Patrón, utilizan procedimientos variados para proveerse de agave azul tequilana Weber materia
prima básica y esencial para elaborar el producto. Unas con asesoramiento
integral a los terratenientes mediante contratos tipo aparcería a precios fijos
o del mercado para comercializar desde los hijuelos o plantas entre tres y
cinco años para replantar en otros terrenos, y al tiempo, a partir del año
siete y siguientes, tres o cuatro, las cosechas correspondientes de las plantas
que van rindiendo. Otras prácticas son sólo rentar y muy eventualmente comprar
las tierras, casi siempre a nombre personal de los accionistas, así como a
través de introductores intermediarios (coyotaje)
En lo personal, soy
de los avis raras, partidarios de los buenos tequilas blancos de alta calidad y
graduación, de marcas de efectivo 100% agave que cuidan desde la selección de las
plantaciones y los demás procesos, sin mezclas de elementos extraños, como los
originales Herradura de 46º y que
antiguamente estuvo a 48º y Siete Leguas de 40º
En la actualidad, desafortunadamente, esta importante fuente de riqueza agrícola industrial de nuestro país, está principalmente en manos extranjeras. Así, Sauza pasó primero a Pedro Domecq y ésta vendió a Pernod Ricard; Herradura a Brown-Forman; Cazadores a Bacardí; Patrón, de gran venta mundial, que por años le maquilaba Tequila Siete Leguas a Patrón Spirits de Las Vegas, quienes al finalizar el convenio instalaron en Atotonilco una gran planta que exporta sus diversas presentaciones al igual que está compitiendo ya en el mercado mexicano.
En la actualidad, desafortunadamente, esta importante fuente de riqueza agrícola industrial de nuestro país, está principalmente en manos extranjeras. Así, Sauza pasó primero a Pedro Domecq y ésta vendió a Pernod Ricard; Herradura a Brown-Forman; Cazadores a Bacardí; Patrón, de gran venta mundial, que por años le maquilaba Tequila Siete Leguas a Patrón Spirits de Las Vegas, quienes al finalizar el convenio instalaron en Atotonilco una gran planta que exporta sus diversas presentaciones al igual que está compitiendo ya en el mercado mexicano.
Antes de
describir los siguientes sucesos, que entre otros, he experimentado con la
degustación del tequila, invito a leer los relatos: ¿Tequila? Atoxinia:
Resistencia a los licores y Asomnia: Dormir a voluntad, de estas vivencias.
A fines de los 1950´s en diciembre o enero en Atotonilco habían estado lloviendo cabañuelas varios días con mucho frio. La plaza principal, no como ahora, estaba cubierta de añosos, enormes y frondosos árboles, que unos llamaban Hules, Tules y más acertadamente Laureles de la India, formando un primoroso cuadrilátero de densa sombra apreciadísima en días calurosos. Un domingo en la mañana, se cayó desde la raíz el árbol que estaba en la esquina de 5 de Febrero y la orilla de la cuadra que ahora se llama Andador José Garibi Rivera fronteriza de la parroquia de San Miguel. Pegó en la esquina que forma parte del curato que entonces todavía no le devolvía al clero el gobierno. El gigantesco tronco y ramaje solo desmoronaron un tanto las firmes paredes de adobe y algunas cosas del ejército en el interior.
A fines de los 1950´s en diciembre o enero en Atotonilco habían estado lloviendo cabañuelas varios días con mucho frio. La plaza principal, no como ahora, estaba cubierta de añosos, enormes y frondosos árboles, que unos llamaban Hules, Tules y más acertadamente Laureles de la India, formando un primoroso cuadrilátero de densa sombra apreciadísima en días calurosos. Un domingo en la mañana, se cayó desde la raíz el árbol que estaba en la esquina de 5 de Febrero y la orilla de la cuadra que ahora se llama Andador José Garibi Rivera fronteriza de la parroquia de San Miguel. Pegó en la esquina que forma parte del curato que entonces todavía no le devolvía al clero el gobierno. El gigantesco tronco y ramaje solo desmoronaron un tanto las firmes paredes de adobe y algunas cosas del ejército en el interior.
Con mi amigo y
ex compañero escolar, Arturo Gutiérrez “La Tuvia” ingresamos al tradicional Bar
Los Naranjos, en Morelos y Juárez, pidiéndole a Chava García “El Meniche” que suplía
en el negocio a su hermano Jesús, nos pusiera sobre la enorme barra una botella de litro (realmente 950 ml) de
Herradura Blanco vaciada en caballitos,
junto con una buena ración de las estupendas botanas fuertes que preparaba.
Consumimos los 20 recipientes que daba
la botella y a horas todavía de la comida salimos, como si nada, a nuestras
respectivas casas caminando sobre los charcos y bajo la lluvia que aún caía.
Al Centro Social
Recreativo Atotonilco, que he mencionado
varias veces en estos relatos, con mucho el mejor restaurante bar y lugar para
festejos que había en nuestra ciudad, llamada con razón El Jardín de Jalisco,
íbamos con frecuencia varios amigos. En una ocasión llegó un poco retrasado
Bernardo “Nitos” Mercado, pidiendo su primer caballo y nosotros el tercero para
que Alfonso Barón “Ponchito” el jefe de meseros y buen amigo de todos, surtiera
la parada completa de cuatro Herraduras blanco.
Nitos solía
tomar algo más ligero, pero esa vez aguantó vara y además consumíamos como
siempre buenas botanas. Al ir a ordenar su tercer trago y nosotros un número
mayor, se paró, o se quiso parar al baño
y cayó de bruces como regla cuan largo era. Lo “revivimos” y acompañamos al
baño regresándolo a sentarse en su lugar al rechazar que lo lleváramos a su casa
distante una cuadra. El resto seguimos pero mis otros acompañantes cambiaron a
bebidas suaves. La casa del doctor Mercado papá de Nitos, ahora totalmente modificada
en aras del crecimiento comercial, es la de la esquina de Juárez y Matamoros. Nitos,
creo, ya ocupaba un cargo en el ayuntamiento de Ayotlán (Ayo el Chico todavía)
En Zamora
fungiendo aún como subgerente (ver relato Banamex Zamora) me seleccionó la
institución para asistir en la ciudad de México a un novedoso curso sobre toma
de decisiones que por primera vez se experimentaría, e iba a durar cuatro
semanas a iniciarse el lunes 30 de mayo
de 1966, con participación básica de gerentes de mediana y alta categorías y
funcionarios de la Dirección General. Llegué al hotel sede para los foráneos,
que éramos la mayoría, el sábado 28, para ver si el domingo 29 me acompañaban
algunos a la inauguración del Estadio Azteca, a ver el partido América vs
Torino de Italia. Nadie quiso ir y a las diez de la mañana ya había comprado en
taquillas, sin problema alguno, mi solitario boleto, encontrándome ya en las
gradas prácticamente atiborrado el estadio y yo literalmente engentado. Un
grupito de aficionados que resultaron americanistas, me invitaron a sentarme
con ellos.
Después de contestarles
de donde era y que le iba al Guadalajara, uno o dos pusieron mala cara pero
nada más. El partido se lo dejó empatar el América a dos goles de ir ganando
2-0; el primer gol lo anotó el brasileño Arlindo Dos Santos y el segundo, del
mismo origen, José Álvez “Zague” papá de Luis Roberto “Zaghiño” Los goles del
Torino fueron de Ulisse Gualtierre. A
propósito de este evento, las gentes del América y Televisa, que ahora son muchos,
cacarean que la asistencia al Coloso de Santa Úrsula eran en un 80% partidarios
de su equipo, lo que se derrumba a una expresión muy por abajo, tomando sólo en
cuenta que los espacios que les destinaron a las porras correspondientes del
D.F., la del Guadalajara, no siendo de ahí, era el doble de cualquier otra, e
incluso la del Atlante superaba a la del América. Se identificaban todas por
los colores de su equipo. Por cierto, cuando TV Azteca tuvo equipo de Fut Bol, Televisa,
que eran en alto grado enemigos acérrimos le cambió el nombre al estadio, pero
nomás por corto tiempo, como “Guillermo
Cañedo” jalisciense, primer y más fuerte impulsor que los cremas han tenido.
El citado curso,
que en vez de cuatro semanas duró cinco, porque Banamex premió al grupo con el evento anual
de Ejecutivos de Ventas, los fines de semana e incluso en los demás días si no
teníamos mucho trabajo o tareas extras, nos íbamos algunos de farra, a lo que
se agregaban algunos compañeros que no formaban parte del grupo de
estudio.
Así, entre otros,
conocí al “Chato” Austreberto Contreras, tipo con muchos años en el banco,
ocupante de varios puestos administrativos en diversas sucursales, folklórico y
dicharachero, muy “lo que usted mande” ante sus jefes, y con fama de carrera
larga en las juergas. Coincidimos en algunas comidas que de ordinario se
alargaban hasta la noche. Se había adoptado, a mi iniciativa, el tequila al que
la mayoría no aguantaba muchos Herraduras blancos, u otros de su preferencia, y
menos si no eran derechos. En una ocasión ya en la madrugada caímos en un
centro nocturno donde el chato era bien conocido. Cambiamos, contra mi opinión,
a Coñac no tardando él en perder la casi nula entereza que le quedaba y mostrar
a cabalidad su lado agresivo mentándome, entre otras ofensas hasta a mi
progenitora. Contra dejarlo a su suerte, como me sugerían en el bar donde
seguido hacía lo mismo, después de pagar la cuenta, lo llevé a su casa en un
taxi, dándole término al mal rato y él olvidarse de ningún tipo de disculpa
después.
Podría describir
otros casos similares haciendo, creo, innecesariamente más largo este relato.