sábado, 22 de agosto de 2015

LA PERRA DE DON BENJAMÍN NAVARRO

En la cuadra que tiene al lado oriente la Plaza Principal, que enmarcan las calles Juárez (Eje Norte) 5 de Febrero, lado poniente, Madero, lado oriente y el Jardín Hidalgo, ahora López Cotilla al sur, se ubicaba en la parte esquinera de Juárez y Madero hasta el Jardín Hidalgo, la Escuela Oficial Urbana Foránea número 15 Para Niños Benito Juárez, en la que ha mucha honra cursé mi primaria de inicios de enero de 1945 a junio de 1951, única instrucción escolar oficial que pude cursar. 
Y en la esquina de la citada Juárez y 5 de Febrero estaba el Centro Social Recreativo Atotonilco, propiedad de don Benjamín Navarro Hernández, que a su vez era dueño del Bar Modelo en un local independiente en la mera esquina de la propiedad, como de una paletería en el pasillo de ingreso principal por 5 de Febrero, que al lado hacia el Jardín Hidalgo, rentaba un local primero al Sr. Enrique Escoto con negocio de vidrios y cristales y luego a un Sr. don Nacho con peluquería.   
Por Juárez a media cuadra hacia Madero, se encontraba el conocido negocio mayorista de abarrotes y afines y otros giros, originalmente instituido como Eleuterio González e Hijos, que éstos, don Víctor y don Ezequiel González Orozco, ya manejaban como dueños a principios de 1945 cuando llegamos del rancho El Salvador la familia de la Torre Galindo.
En la esquina norte de Juárez y Morelos (la calle de los padres) se iniciaba la construcción  del “Gran Teatro Cine Atotonilco” por don Margarito Ramírez político atotonilquense que fue gobernador del territorio de Quintana Roo, para desplazar y hacer cerrar al Cine Ideal de don Manuel Navarro Ruiz, ubicado por Hidalgo en frente de la parroquia de San Miguel. 
En lo que podríamos llamar esquina con López Cotilla o Jardín Hidalgo y 5 de Febrero  estaba entonces el portal Hidalgo por todo el frente de la hermosa casa colonial del Licenciado y político José María Plascencia, que después de alojar la distribuidora Automotriz del Centro (Chevrolet) donde era gerente el Sr. Augusto L. Morrill, fue adquirida y plenamente remozada, afortunadamente, por Banamex, para instalar ahí su cuarto y definitivo domicilio. De paso menciono que en la esquina sur de dicho Jardín y 5 de Febrero, estaba la Escuela Urbana Foránea para Niñas número 16 Lázaro Cárdenas, a la que en enero del 45 ingresó mi hermana María Mercedes y después mis tres hermanas más chicas. La finca después fue adquirida por Francisco Hernández Aceves, dueño de lo que fue la cadena de muebles y electrodomésticos La Casa del Radio, donde fincó su casa habitación.      
Pues bien, las azoteas de todas estas propiedades en la cuadra, conformaban un solo plano  en donde el Sr. Navarro tenía como guardián una enorme perra de cuya bravura todo el pueblo tenía conocimiento, sobre lo que incluso don Benjamín nos advertía a los escolares que por ningún motivo se  nos ocurriera subir a la azotea. Al respecto creo que todos los vecinos, principalmente la presidencia municipal por la escuela, debían haber puesto medidas de seguridad por el propietario del can, pero nadie veía con malos ojos la libertad de residencia que ahí tenía la temida perra.   
En el amplio rectángulo que formaba el patio interior de la escuela, que en sus cuatro lados tenía los ingresos a los diferentes salones de clases, aparte de disfrutar del recreo, jugábamos principalmente Voli Bol. En una ocasión en que después de la salida de las cinco de la tarde jugábamos hasta empezar a pardear la tarde, se nos fue el balón a la azotea que teníamos tan prohibido subir.  
Después de colocar una escalera que había en el plantel escolar, decidí espontáneamente subir por la pelota pero que nadie me acompañara, no quería que la fregada perra viera a más de una persona. Como a tres cuartos de la subida vi que me seguía mi condiscípulo Francisco Hernández Muñoz, a quien intenté sin resultado regresar. Ya estaba más oscuro que claro el día, ubiqué y ya había rescatado el balón cuando como un descomunal monstruo se nos echó encima la gigantesca perra, o al menos así la vi, con la mala suerte para La Jota, así le decíamos a Francisco, que le rajó con un colmillo la planta de la mano izquierda. 
La finca del Social Recreativo, una de las ya escasísimas que quedaban en Atotonilco con valor colonial, que anteriormente había sido sede del Hotel Jardín, fue adquirida al tiempo junto con otras propiedades por Ignacio Barragán Maldonado, propietario de negocios inortodoxos de carácter político gansteril. Tiró el edificio, sin protección alguna de su valor colonial, y construyó el restaurante bar y servicio de eventos Portofino, que sigue funcionando en manos de su viuda la Sra. María Guadalupe Castillo y sus hijos, quienes luego abrieron una sucursal campestre en la salida por la carretera hacia el balneario Los Sabinos, que también sigue funcionando.
El edificio de mi escuela actualmente es primaria mixta y de turnos matutino y vespertino con el nombre de Manuel  Ávila Camacho, antiguo de la primaría para niñas que en el inter había cambiado unos años a Lázaro Cárdenas, ubicada en 5 de Febrero y Jardín Hidalgo, como digo más arriba. El negocio abarrotero de los hermanos “güeros” González Orozco se cerró a su fallecimiento y el heredero Lic. Gustavo González González hijo de don Víctor, inexplicablemente, por su alto valor económico, lo tiene destinado a simple corralón de estacionamiento.

domingo, 16 de agosto de 2015

SEMANA SANTA EN CUYUTLÁN

En la semana santa de 1955, de jueves a domingo, fuimos a pasarlos mi compañero Banamex José Silva Carranza (QEPD) y yo a la playa de Cuyutlán, Col. Decidimos dicho lugar en vez de San Blas, Nay., que también estaba de moda en esos años. Eran mis primeros días libres, había ingresado al banco en junio de 1954. 
Previamente al darse cuenta el contador de la empresa Molino de Trigo El Refugio, propiedad de don Francisco Salcedo Ordaz, presto se acomidió para que nos la pasáramos en el grupo que cada año promovía su patrón en dicho lugar, tomando por su cuenta la planta baja del Hotel Ceballos, que era el mejor entonces de Cuyutlán. 
Como no nos gustaba la invitación por más de una razón, principalmente a mí, decidimos irnos sin hacer reservación alguna. Llegamos a eso de la hora de comer del  jueves y lo primero que vimos fue a quien nos había invitado junto con algunos acompañantes. Les mentimos asegurándoles que ya teníamos donde hospedarnos y procedimos a recorrer los demás hoteles que como el Ceballos estaban al hilo de la playa. 
Me había prevenido llevando unas botellas de tequila 7 Leguas, tres o cuatro, y en el hotel Guadalajara, después de dos que ya habíamos visto, a la propietaria le caímos en gracia, ofreciéndonos compartido con unas sobrinas que tenía de visita, un espacio suficiente en una enorme sala, pasándonos los cuatro días como reyes, y más por las dos botellas de tequila que les regalé.     
En ese tiempo Raúl González González era delantero jugador del Atlas, que en Atotonilco tenía mucha afición por su carisma y porque todavía estaba cerca el único campeonato de liga que en 1951 ha ganado en toda su historia este equipo. Las malas lenguas decían que su papá don Víctor González Orozco le pagaba al club porque su hijo jugara y no al revés. En un juego internacional en que empataron a seis goles, Raúl anotó uno, que sus fans nunca acababan de celebrar. 
El viernes santo irrumpió Raúl, acompañado de varios amigos, en el citado Hotel Ceballos, y al rato, como no era nada raro que hiciera, armó un pleito tumultuario que a la gente del orden del hotel le costó buen trabajo apaciguar, pero no mucho recibir los donativos económicos del infractor. Falleció en un accidente carretero, acompañado de varias personas, en una curva antes de llegar a Tototlán rumbo a Atotonilco. 
La ola verde de las playas de Cuyutlán, según los que saben, es una de las más peligrosas del país. En esas vacaciones hubo cuando menos tres o cuatro ahogados, básicamente por no hacer caso a las indicaciones de los salvavidas. 

viernes, 7 de agosto de 2015

PARROQUIANOS DEL CAFÉ DEL HOTEL LA MARINA

El Hotel La Marina, ubicado en la finca esquinera derecha de 16 de Septiembre con la norte y Prisciliano Sánchez, donde ahora está el banco HSBC, propiedad de los señores Abraham y Carlos Ibarra, era en los cuarentas del pasado siglo XX, con mucho, el hotel principal de Atotonilco, después de que lo fue el Hotel Jardín, de una señora María Guadalupe Mora, ubicado  donde luego se instaló el Centro Social Recreativo Atotonilco, que menciono repetidamente en estos relatos. Estaban pero mucho más abajo en categoría los hoteles  de las hermanas Lemus un poco más adelante por 16 de Septiembre, el Romo en donde ahora hay varias ferreterías tlapalerías en el costado norte del mercado Hidalgo, ahora calle  Dr. Espinosa, el de don Doroteo Aguilar por la calle 20 de Noviembre casi esquina con Rayón, y creo que ya estaba el ahora Hotel Estrella por la calla Mariano Navarro, frente al templo de El Calvario, que reconstruyó don Enrique Fonseca Navarro. Un poco después don Adolfo Fonseca Arámbula, edificó el Plaza frente a la plaza de armas, en Juárez, a media cuadra entre 16 de Septiembre y Morelos. 
Pues bien, los señores Ibarra fueron pioneros desde entonces del tan afamado café extracto  
Atotonilquense, que servían a sus clientes e invitados en el lobby y área de restaurante del hotel.  Esta infusión líquida de Atotonilco, llamado también El Jardín de Jalisco y Puerta de los Altos, en la actualidad la hacen en varios lugares o cafés de la ciudad, habiendo sido algunos de los que siguieron a los señores Ibarra, don Concepción Rodríguez en su negocio de bar y billares por la calle Colón, entre Rayón e Hidalgo; don Lorenzo González en su domicilio en José María Rojas esquina con Morelos, y Miguel Gutiérrez “El Zancas” que ahora se llama Café Mora, en la esquina poniente de Javier Mina cerrada con Colón. 
Los parroquianos al café de los señores Ibarra, de entre la crema y nata de hombres de negocios atotonilquenses, estaban entre otros, Francisco Salcedo Ordaz, industrial y agricultor; Enrique ”Chato” Fonseca, comerciante, industrial y fortísimo agavero, e inmobiliario habiente; Adolfo Fonseca Arámbula, comerciante y padre del chato; Jesús Valle Vázquez; Medardo Vázquez; J. Trinidad Vázquez; Ignacio García Espinosa, Filiberto Salcedo Ordaz; Jorge de la Torre Angulo; Francisco Lara; José Abel Torres Segura; Filiberto Escoto; José “Taralatas” Segura. (ver  relatos de Sector Empresarial de Atotonilco a Mediados del S.XX) 
Entre tan heterogénea nómina de asistentes, no faltaban discusiones álgidas que muchas veces tocaban asuntos delicados y peligrosos, como los del señor Lara y mi tío Jorge que al ser tartamudos los dos y más discutiendo, se culpaban de estarse remedando mutuamente,  así como el mencionado  tío con don Nacho García Espinosa, a quien una vez lo cayó con tal ahínco achacándole que era un manda matar hombres indefensos traicionados, en relación al asesinato de sus tres hermanos y un amigo desarmados cobarde previa y engañosamente,  don Nacho optó en esa ocasión por abandonar el lugar inmediatamente (ver relato Un Artero Cuádruple Asesinato) 
En una visita oficial del gobernador Agustín Yáñez, no se hizo esperar la invitación a la tertulia cafetera, que aceptó al momento, no obstante  la advertencia que era muy fuerte el brebaje y debía tomarse con precauciones, contestando que no había problema porque él era buen cafetero. Se tomó tres o cuatro tazas, teniéndolo que sacar a pasear varias horas en la madrugada, para que se le bajara el efecto.         
En un grupo integrado por una variopinta y nutrida asistencia de contertulios, que celebraba reuniones los miércoles de cada semana, y entonces en el restaurante del Hotel Vista en Plaza del Sol, organizada por el Ing. Eduardo Riverón Gámez, presidente municipal de San Pedro Tlaquepaque 1992-1995,  llevé en una ocasión una botella de este extracto café de la cual algunos disfrutaron. Como se hacía con otros víveres que sobraban en cada reunión para utilizarlos en la siguiente semana, un mesero conocido que nos atendía regularmente, no obstante advertido de las consecuencias negativas que podría provocar, se tomó una ración bastante generosa del producto, quedando como consecuencia incapacitado laboralmente tres semanas.    

SÁBADO, EL DÍA MÁS BONITO DE LA SEMANA

En Atotonilco las actividades cotidianas en los cuarentas del pasado siglo XX, cuando llegamos al inicio de enero de 1945, del rancho El Salvador la familia de la Torre Galindo, eran, y siguen siendo ahora, primordialmente, todos los días de lunes a domingo, a diferencia de otros lugares, como Tepatitlán donde descansan los jueves. Aquí, para cumplimentar el día de asueto obligatorio, no se trabajaba la tarde del sábado y del domingo. 
El sábado, mucho más que el domingo, se desarrollaban los principales festejos planeados y esperados toda la semana. Algunos eran verdaderos acontecimientos que se comentaban varios días después. 
Independientemente de celebraciones en casas particulares o en el Centro Social Recreativo Atotonilco del señor Benjamín Navarro Hernández, ubicado frente a la plaza principal en 5 de Febrero y Juárez, por Primeras Comuniones, Quinceaños, Matrimonios, etc., los días de campo o paseos eran muy socorridos. Balnearios como Los Sabinos, Taretan, Los Chorritos, Los Tepames, El Brinco de los Viejos, La Cueva de Rentería, la Cueva del Agua, así como en las primorosas huertas de naranjos que tanto abundaban en la ciudad, que le dieron con mérito sobrado, el nombramiento de El Jardín de Jalisco. 
Los Sabinos por la salida hacia Ayotlán, así como Taretan al lado izquierdo, antes de la cuesta a los Altos, eran, y siguen siendo, manejados por la presidencia municipal en turno, con sus abandonos periódicos y reconstrucciones significativas, como toda obra oficial. Los Chorritos, alimentado por las primorosas aguas rodadas semi termales del gran yacimiento de Taretan, antes de que construyera el balneario en su forma actual don Margarito Ramírez, lo llegamos a disfrutar cuando era un simple estanque propiedad, creo, de la familia Valvaneda. Se dijo que don Margarito compró la propiedad en tres centavos.
Los Tepames, sitio en las inmediaciones del rancho Lagunillas en el camino hacia San Francisco de Asís, a donde se hacía la romería anual La Burrada al principio de la temporada de lluvias, (ver relato) organizada por la señorita Arcelia Valle Núñez, en la que hasta más de 150 jinetes burreriles conformábamos la expedición, que si no se acompañaba de una buena tormenta mojándonos hasta los huesos, y de azotones por caídas de los jumentos en lodazales y breñales, la cosa no tenía mayor chiste. La gran cantidad de cuadrúpedos perfectamente ajuariados eran proporcionados mediante renta por el conocido arriero, creo que de apellido Zamudio. 
El Brinco de los Viejos estaba más retirado por el mismo rumbo, mediante un camino de a pie entre breñales y pedregales, para acceder a un corte  o relís a plomo en la montaña que alojaba en el fondo un pozo natural que nos servía de estanque para bañarnos. Aquí las excursiones que hacíamos eran de puros hombres, unos cinco o seis, cargando cada quien lo que se le asignaba para la comida y necesidades del festejo. 
También eran idas de grupos pequeños de hombres las idas a La Cueva de Rentería. La leyenda dice que ahí guardó al morir un ladrón cuyo apellido tiene la cueva, su enorme fortuna en oro y plata y otras cosas de valor, y que desde entonces todos los que pretenden tomar algo del tesoro, oyen la voz de su fantasma sentenciando que deben llevarse todo o nada, y que en esa imposibilidad deben dejar en el lugar lo que lleven de pertenencias personales para poder salir del sitio infestado permanentemente de murciélagos. 
La Cueva del Agua, está a unos cuantos kilómetros por la carretera rumbo a Tototlán a mediados de lo más alto del cerro a mano derecha. Se llegaba a ella a campo traviesa en línea recta desde la carretera, también básicamente en grupos pequeños para hacer día de campo en el interior muy fresco de la cueva, tomando agua de los veneros o revenideros que manaban de su lecho, que dicen que ahora ya no tiene. 
Respecto a las huertas de naranjos, que cubrían entonces la mayor parte de lo que ahora es la mancha urbana consistente en aquel tiempo en calles empedradas, muchas tenían en su interior instalaciones y bodegas para las necesidades de trabajo, y no pocas  casas de campo para el descanso y la diversión de los propietarios o invitados. Destacaban algunas huertas  de la familia Valle, que encabezaba don Lorenzo Valle Valle (ver relato La Familia Valle) a cuyos festines concurrían invitados tanto locales como de otros lugares, principalmente de Guadalajara. En especial recuerdo la huerta denominada Las Corrientes rumbo a la hacienda de Milpillas, por lo que ahora es la salida de la carretera a La Barca. 
Ahí curiosamente, un domingo, no sábado, se ofreció en 1954 o 1955, una comilona a la que asistieron algunos funcionarios de la sucursal Guadalajara de Banamex. Yo había ingresado al banco en junio del 54. Beatriz Orozco Zepeda, hija de don Alejandro Orozco ex corresponsal de Banamex, invitó a su amiga Teresa de Jesús Gutiérrez García, quien a raíz de ese encuentro luego fue mi única novia y esposa durante 52 años (19/8/1961 a 13/10/2013) 
Otros lugares a los que concurríamos, generalmente por invitación en mi época atotonilquense Banamex (1954/1961) eran a Ayotlán con el corresponsal don Salvador Gaytán Sevilla, don Ramón Escoto, don Manuel Rivas, papá del dueto de las cantantes Hermanitas Rivas, y otros clientes; al balneario Agua Caliente en Santa Rita; a la hacienda, creo de nombre La Sabinilla, de don Bernardo Velazco. A Arandas con los señores José y Salvador Torres Pérez Vargas, corresponsales y dueños fundadores de Tequila Centinela, don Juan N. López conocido comerciante. Al rancho y presa de Coina llegando a Tototlán, con don Juan Villarruel, cliente de Atotonilco. 
En sábado solíamos, casi siempre después de las comidas o festejos del mediodía, seguirla en el citado Centro Social Recreativo Atotonilco, en el tradicional Bar Los Naranjos en la esquina sur de Morelos y oriente de Juárez, la del Chino Escoto en Terán frente al costado poniente del mercado Hidalgo. Casi siempre ya bien entrada la noche en el Gato Tuerto, donde ahora es calle Dr. Espinosa, frente al costado norte del mercado, o bien ya amaneciendo a tomarse un amargo para las bilis en la cantina de don Pancho “El Cargador” y doña María su esposa, frente al costado sur del citado mercado, ahora calle Ávila Camacho y entonces Lacroix, en que a media cuadra estaba también el Bar 201 de don Maclovio Navarro. 
También en sábado solíamos hacer nuestras rondas al área y lugares de las “mujeres alegres” que estaban confinadas a la parte que llamábamos la zona o el cañonazo, al término de la calle Madero hacia el sur, en seguida del cruce con la carretera vía corta a México, pero aun persistían en sus sitios de origen algunas como la Mosaica en la calle Terán, Trina Gamiño en continuación Matamoros al norte cerca del puente leñero, y hasta en la casa de la mamá de la Cinia, en la citada Matamoros al sur del puente. Ya casi llegando al cañonazo por Madero a mano derecha estaban La Ranchera, y alguna otra, y ya pasando el puente de las carretera, entre otras muchas casas non sanctas más, la del señor Campos que no recuerdo su nombre. Era la única que tenía un anuncio luminoso de neón en movimiento, con el caballo insignia del Tequila Siete Leguas, muy llamativo y tentador desde lo alto de la carretera. En una ocasión en plena madrugada en que andábamos tres o cuatro amigos ya en las puntadas medio locas del final de juerga, se me ocurrió apostar que desde ahí, unos veinticinco o treinta metros, con una botella que había quedado vacía destruiría el anuncio que por estar de bajada, no veía tan difícil, y ¡zas! que hago un tiro maravilloso, aterrizando el montón de vidrios con todo y equino en la banqueta. Después José Guadalupe Pérez Serrano (QEPD) ex compañero Banamex, en las visitas casi diarias del lenón al banco,  decía que iba a cobrarme el destrozo causado.       

domingo, 5 de julio de 2015

BANAMEX ZAMORA

A mediados de 1964 de la contaduría de la sucursal Tepic fui promovido a la subgerencia de Zamora, haciéndose realidad este puesto un año después de ratificarle al banco mis buenos oficios en la rama administrativa, sin  dejar de colaborar de manera adicional en funciones del lado gerencial. En julio de 1963 había llegado a Tepic, después de cubrir dos meses el expediente de sub contaduría  en Guadalajara, y antes, a mi llegada de Atotonilco en mayo 16 de 1961, la titularidad del departamento auxiliar de la gerencia Análisis de Crédito (y otras actividades conexas muy ligadas a ésta, cuyo titular era el admirado y reconocido banquero don Amador Murguía Blancarte)  
En Atotonilco desde mi ingreso al banco en junio 8 del 54 a mayo 15 del 61, por deseos propios de trabajo y superación había recorrido todos los departamentos de servicio de la sucursal, sin nombramientos oficiales más allá Jefe de Departamento. El puesto siguiente, Volante, que era la antesala de funcionario, lo detectaba José Silva Carranza desde mi citado ingreso, así como el de Cajero Principal, José Guadalupe Pérez Serrano (QEPD). Al Contador, que era ya Jesús Solís Cervantes en lugar de Enrique Moncada Hernández, también lo había yo suplido en período de vacaciones. En varios aspectos no dejé de colaborar en aspectos de la gerencia.
El sistema escalafonanario que servía muchas veces para esconder conveniencias de trabajo de empleados o funcionarios anquilosados en sus puestos o que eran víctimas o si se quiere beneficiarios cómodos del mismo, constituía una muralla china muy difícil de pasar. “Aquí te necesitamos”. “Todavía no te toca, fulano tiene años esperando lo mismo”. “Estás muy joven”. Eran las clásicas respuestas de compañeros y jefes inmediatos a las aspiraciones auténticas de ocupar los siguientes puestos.  
Tepic y Zamora se han considerado siempre mercados diferentes. La primera, semicosteña y abierta; Zamora, más tradicionalista y conservadora. Tepic capital estatal, sin competencia de ciudades nayaritas de su nivel y Zamora en pugna en más de una forma con Morelia, Uruapan, Sahuayo y La Piedad. Si Nayarit sobresale nacionalmente en la producción de tabaco, frijol y algunas frutas, Zamora hace notorio a Michoacán en fresa, papa y cebolla, llegándose a asegurar  que del  primer cultivo produce más y con mejores propiedades industriales que Irapuato.   
Don Claudio Pita Hurtado, que como gerente y como persona gozaba de gran prestigio en la Perla del Duero y en la región, ya tenía información de mi trayectoria. Me recibió así:
-Tengo amplia información de su trayectoria en el banco, dejo la sucursal en sus manos pero desde luego bajo mi vigilancia, le adelanto que lo que usted haga estará sin duda bien
Hecho, aquí como en Tepic de donde viene, hay mucho que hacer y estoy seguro que saldrá con los mayores logros y calificaciones.  
Me asignó mayores facultades en las operaciones de la sucursal. El subgerente saliente era Raymundo Quintana Vega, guanajuatense, que ahora reside en Celaya con negocios de tintorería y con quien llevé cercana amistad tanto en esta ciudad como después en Guadalajara, en donde fuimos vecinos y de los primeros colonos en la tercera sección del fraccionamiento Providencia, en el cruce de las calles Ontario y Valparaíso. El Contralor era ahí Juan Manuel Ruiz López, que también siguió luego a nuestra Perla de Occidente, en donde dedicado hoy día a la venta de seguros radica en la citada colonia. Estaban también en Zamora, que después fueron funcionarios, entre otros, Benjamín Ayala Bolaños, Federico Barriga y Juan Manuel Gómez. La secretaria de la gerencia era la guapa Srta. Carolina Arriaga.    
Los negocios de Banamex en Zamora eran bastante intensos, cubriendo de manera importante el grueso de servicios de la banca nacional, merced a la pujante actividad empresarial. Descollaban la agricultura y el comercio, sin dejar de lado otros ramos. La plaza por ende ofrecía magníficas oportunidades de trabajo bancario, sí se tenía la disposición para ello.  
Se acababa de otorgar a México la celebración de los Juegos Olímpicos para 1968. Banamex organizó una Campaña Olímpica de captación en Cuentas de Ahorro muy importante a nivel nacional. Abrimos un cuantioso número de cuentas, que con la anuencia del Sr. Pita al plan de trabajo que le presenté, básicamente a través de un maratón muy intenso de promoción escolar,  nos trajo el campeonato de la Región Occidente que abarcaba entonces siete u ocho estados de República. Hay que aclarar que las demás actividades del banco no se descuidaban con estas cruzadas especiales y que entonces las cuentas de ahorro eran tan importantes como las de cheques, impulsando destacadamente las operaciones llamadas de banca de menudeo que habían tomado un auge impresionante en ese tiempo.  
A estas operaciones que eran préstamos personales para usos diversos o para adquisición de bienes de consumo duradero (ABCD) y también para construcción o compra de casa habitación (hipotecarios a largo plazo), podía acceder prácticamente toda la clientela. Después con los desafortunados cambios la banca abandonó a los ahorradores masivos en manos de Cajas Populares u otras entidades, mayormente fraudulentas, cuyos terribles resultados en la actualidad aún están muy lejos de resolverse.  
El mundo agropecuario siempre ejerció una atracción especial sobre mi, inclinación seguramente causada por mi origen campirano. En Zamora las cosas se daban que ni mandadas hacer para esta básica actividad nacional. La compañía Heinz Alimentos de extracción alemana, por conducto de la dirección del banco en la ciudad de México, presentó un proyecto para habilitar el cultivo de fresa a través de ejidatarios zamoranos. El número de agricultores a acreditar, a partir de una hectárea de cultivo, era bastante elevado y urgente iniciar por la inminencia del ciclo vegetativo. A Don Claudio le causaba pánico el asunto. Pensaba, con razón, que podía afectar la  atención a la clientela tradicional. Aceptó el experimento si yo me hacía cargo del mismo.  
Operamos en coordinación con un ingeniero Agrónomo residente de parte de la Cía. Heinz.  Éste con frecuencia llegó a enviar al patio de público de la sucursal el doble o más de ejidatarios convenido para recibirles la documentación correspondiente. Aparte de peritajes y demás descripciones de campo, de títulos ejidales casi todos enmarcados, muchos ostentosamente con fotografías de don Lázaro Cárdenas, junté a un lado de mi escritorio dos filas de piso a techo durante la semana y media que duró la firma de contratos. Posteriormente de manera similar en cuanto a peritajes, se llevaron a cabo las habilitaciones o ministraciones económicas respectivas, sin que el ingeniero se disciplinara en el exceso de enviados. Los resultados fueron exitosos en todos aspectos y para mí no se diga. Sin embargo no se le dio continuidad en los años siguientes. Yo estaba ya por segunda vez en Guadalajara.  
Zamora aparte de sobresalir en las actividades ya mencionadas, contaba con un  banco de casa, el Banco de Zamora, que habían fundado prestigiados empresarios del lugar, entre los que se encontraban los señores: Carlos Jiménez, Rubén Ortiz, José Quiroz, Pedro Rocha y Cristóbal Ruiz. Este banco entonces tenía participación accionaria importante del Banco Nacional de Comercio Exterior y de Banamex, sin que ello fuera mucho del dominio público. Después cambió sus principales oficinas a Guadalajara, convirtiéndose en Banca Promex y dentro del primer proceso de fusiones post-reprivatización salinista/cedillista, absorbió a Banco Refaccionario de Jalisco, teniendo ya presencia regional nacional importante. En la consolidación bancaria reciente fue adquirido por Bancomer, haciéndose realidad su desaparición hasta mediados de 2001, cuando el comprador se asoció con los españoles para girar como BBVA-Bancomer.       
Entre los negocios que manejaban los empresarios arriba citados, el señor Rocha era dueño del estadio y equipo profesional de futbol, de la radiodifusora XEZM, distribuidor de Cervecería Moctezuma y de automotriz Internacional-Harvester. Don Carlos Jiménez con sus hermanos Fernando, Jorge y María Concepción, manejaban agencias Ford en Zamora y Uruapan  y posteriormente en Guadalajara al adquirir la franquicia del Sr. Teodoro Schultz, plaza en la que también manejan la cadena Comercial Jiménez con llantas y servicios conexos. El papá de Don Jorge fue dueño de la fábrica de harina de maíz “Alina” que antes de “Maseca” y “Minsa” tuvo significación importante. La ex Primera Dama del país, Sra. Martha Sahagún Jiménez de Fox, es zamorana y nieta de Don Jorge.    
Agricultores a gran escala de papas, cebollas y fresas, eran entre otros: José y Antonio García Quiroz, hijos de don Camerino, reconocido hombre del medio; Jaime y  Ramón  Tarré Jiménez; José Valdez Rocha; los hermanos Eduardo, Carlos, Juan José y Miguel García de Alba; la Sra. Angelina Viuda de Garibay, y empezaba a fortalecerse el Sr. Jaime Guerra, que había hecho un convenio importante con la nueva empresa Sabritas. Jaime Tarré era el novio de Carolina Arriaga, secretaria de Banamex, falleció después en un altercado menor en una gasolinera. Miguel García de Alba, cuya esposa era la Sra. María de los Ángeles Jiménez Méndez, hija de don Carlos, me invitó, sin éxito, a trabajar en sus negocios, Eduardo era esposo de María de los Ángeles Paniagua y Juan José de Aída Zepeda, hija de un conocido General del ejército. La Sra. Garibay, fue mi casera en un departamento contiguo a su casa por la calle Ocampo. Una de sus hijas, Lidia, era esposa de José Trinidad Chavoya Jr.   
Había muchos otros empresarios y negocios trascendentes. Entre ellos: Don Luis Luna León, ex coronel cristero originario de Teocaltiche, Jal., del que tuve el honor de contar de manera especial con su amistad. Su nombre original era Manuel Ramírez de Olivas; formó parte del Estado Mayor del comandante en jefe de la revolución Gral. Enrique Goroztieta Velarde. Sus negocios eran las Distribuidoras Dodge, Tractores David Brown y Massey Ferguson, Casa Luna, de electrodomésticos, igualmente fuerte en armas y municiones, ramo que entonces no era prohibido su manejo comercial. Sus hijos eran Víctor, Luis, Claudio y Blanca. Su hermano Don Rafael Ramírez de Olivas era dueño de “La Industrial de Occidente” que fabricaba los sweters “Odil” y quien también me dispensó su amistad. Don Alfonso Méndez Ramírez, en la ya casi conurbada Jacona, distribuía los tractores Ford y Fordson.     
Don Macario Ruiz Pérez, hermano de Don Cristóbal, fue el fundador de la Fábrica de Cigarros La Libertad, que estaba en Amado Nervo, a unos metros de Madero donde se encontraba  Banamex en un  local de reciente y moderna construcción muy similar al de Tepic de donde yo había llegado. La cigarrera, cuyo gerente era el Sr. Miguel Mendoza, sobrino de Don Macario, fabricaba las marcas populares de cigarrillos Quintos, Luchadores, Carmencitas, Flamencos  y otros, así como después Tigres, que adquirió de la Cía. El Águila, y a punto estuvo de hacer Faros, que era de La Moderna y al presente se sigue produciendo. Las marcas Gol y Negritos y alguna otra, fueron creadas por La Libertad posteriormente.  
En aquellos años existían muchas marcas mexicanas de cigarros. Actualmente el mercado lo dominan Marlboro, Raleigh, Boots y alguna otra. Principalmente en poblaciones pequeñas y periferias de las grandes ciudades se ven todavía Delicados Ovalados, los mencionados Faros, Alas y parémosle de contar. Alas Extra, Delicados (cilíndricos), Montecarlo Extra, Montecarlo 20, Rialtos, Elegantes, Fragantes, Gratos, Nao, Cadetes, Belmont y varias otras marcas, hace tiempo que desaparecieron.  
En abarrotes y supermercados sobresalían Don Manuel y Don Rafael Matos Ruiz, así como el Sr. Mario Valdez Rocha, sobrino de Don Pedro Rocha y hermano de Don José. El Sr. Roberto Rodríguez, a unos pasos de Banamex por Madero, era un destacado mayorista abarrotero. En semillas era muy fuerte Don Rubén Ortiz y figuraban ya en este medio y en forrajes los hermanos Soto, de quienes recuerdo a Luis y Bernabé, pero eran muchos más. También aquí sobresalía el Sr. Maclovio Guzmán. El Dr. Guillermo Matos, dueño de un conocido laboratorio de análisis clínicos por la Av. de las Américas en Guadalajara, era hijo de un  hermano de los Sres. Manuel y Rafael. En tiendas de departamentos estaban los Almacenes Pérez Ruiz, de los señores Domingo, Flavio y Sergio Pérez Ruiz, que así mismo manejaban Muebles Pérez Ruiz y Exhibición Pérez Ruiz, llegando a comercializar la marca propia de máquinas de coser “Doflaser” anagrama de las primeras sílabas de los tres nombres propietarios, de fabricación japonesa. Por cierto en este establecimiento compré, a un  precio muy especial, mi primer reloj fino, un Mido Ocean Star, que más de veinte años después, junto con un Eternamátic, se llevaron los ladrones en un asalto comercial que sufrimos en Guadalajara. Don Sergio actualmente radica en La Perla Tapatía, a quien junto con su esposa la Sra. Josefina Estrada Martínez, hija del Sr. Don Luis Estrada Aceves, gerente antecesor de Don Claudio Pita Hurtado en Banamex, les estoy muy agradecido por proporcionarme datos de suma importancia para este trabajo.   
Los señores Jaime, Javier, Rodrigo, Carlos y Fernando Ramos Valencia, eran dueños de negocios de ferretería, vidrios y tlapalería, y de la Posada Amado Nervo y luego del Hotel Ramval. Rodolfo Paniagua Gutiérrez, padre, Rodolfo Paniagua Álvarez, hijo, y Rodolfo Paniagua Ruiz, nieto, han manejado negocios de los primeros ramos mencionados, con sucursales foráneas incluso en Guadalajara, y en el giro hotelero son dueños del Jericó a la entrada de la ciudad llegando de La Barca, Jal. En los sesentas eran significativos los hoteles del centro El Fénix, del Sr. Jesús Ramírez y el México del Sr. José Garibay, donde me hospedé mientras trasladaba a mi familia de Tepic.  
Los famosos chongos zamoranos eran y siguen siendo reconocidos en sus marcas Tres Reyes, del Sr. J. Trinidad Rizo, que inició el Sr. Rafael Vaca, y Galeón, de los hermanos José y Bertha García León. Pionero en este producto nacional orgullo de los zamoranos, fue el Sr. Don Francisco Verduzco. El Sr. Don Enrique García era propietario del molino de trigo La Aurora en Tangancícuaro y después tuvo negocio similar en Guadalajara, por la Av. Mariano Otero, cerca de la Cervecería Modelo. El Ing. Alberto Macías, que es propietario de una gasolinera por la salida a Morelia, era constructor importante, principalmente en la Col. Jardines de Catedral.    
Respecto a la cocina zamorana, era y es muy basta como en todo el estado purépecha, había muy buenos restaurantes en los hoteles principales como el del Fénix y México donde llegué a hospedarme mientras se venía mi familia de Tepic. De manera muy especial voy a mencionar el servicio culinario de La Marquesa, señorita solterona creo que de nombre Magdalena, que no sabía ni escribir, pero qué bien preparaba sus platillos, desde su famosa y única botana  blanca a platillos tan bien sazonados y sabrosos, que de varios lugares y hasta de la ciudad de México venían personas y funcionarios empresariales con el fin de comer ahí.  
En ese tiempo  mediados de los sesentas el negocio estaba dispersado en toda su casa, literalmente se llegaba uno a sentar en las camas. Para cobrar era muy sui generis, calculaba al bulto por el número de comensales una cantidad fija, y como al principio ponía a disposición una botella de buen tequila, veí en una ocasión un reclamo que quería una rebaja por no haber consumido el licor, a lo que le contestó que porque no había querido. También famoso y concurrido era un negocio pequeño con la especialidad de ancas de rana, a cuyo propietario Salvador García apodado La Nalga, se hacía cola a mediodía para degustar su especialidad.   
Muy común en Zamora respecto a la bebida, la existencia de verdaderas cantinas en las trastiendas de abarrotes y ultramarinos, donde con más grado de discreción, o eso pensábamos, se podía tomar la copa acompañada de selectas y superiores botanas. Una de  estas tiendas de abarrotes, que me quedaba media cuadra de mi casa por la calle de Ocampo, era la del magnífico amigo Sr. Antonio Guerrero Ayala, hermano el reportero deportivo Roberto de los mismos apellidos, radicado en Guadalajara, Jalisco.   
El Presidente Municipal era el Sr. Jesús García López, quien no obstante las dificultades tradicionales con la capital michoacana, siempre estaba peleando logros para Zamora. El padre Alejandro S. Leñero era un personaje muy reconocido de la sociedad zamorana, como también lo era por sus anécdotas y chascarrillos revestidos de cierta inocencia en el púlpito, el padre Nabor Carrillo del templo de La Purísima. De aquí fue originario el controvertido Sr. Obispo de Cuernavaca Sergio Méndez Arceo. Con uno de sus hermanos, ya de bastante edad, me tocó platicar en varias ocasiones.  Era también de este lugar Don Francisco Arroyo Verduzco, fundador de la importante organización tapatía Farmacias Guadalajara, que actualmente cubre gran parte del territorio nacional.  
Eduardo del Río, el conocido Ríus de la literatura cómico-social, oficialmente es zamorano, aunque se sabe que es de Tingüindín y que con este pueblo se identifica San Garabato Cucuchán de sus célebres comics Los Supermachos y Los Agachados. De Tingüindín sí fue originario oficialmente el conocido industrial zapatero Antonio Pardo López, cuyas marcas y cadenas de tiendas en varias ciudades siguen manejando sus parientes y descendientes; como el Sr. Horacio González Pardo, que fue Presidente de la Cámara de Comercio de Guadalajara, en la que coincidimos en varios consejos, y desde el sexenio panista del Ing. Cárdenas Jiménez, importante miembro del gobierno estatal.   
Había algunos negocios foráneos aparte de bancos, que habían batallado bastante para establecerse en Zamora por el regionalismo local de aquellos años. Las Fábricas de Francia, de Guadalajara, tuvo que cerrar al tiempo. Una Casa Paviche que el jalisciense Fernando Martín del Campo, como en otras ciudades, concesionó a uno de sus vendedores zamorano, se adelantó al concepto “franquicia” hoy en día tan de moda en los negocios. Había también Electra y D.M. Nacional. Se conocían varios casos de otros negocios de fuera que no lograron asentarse en la ciudad. En la actualidad, como todo mundo sabe, la protección y competencia comercial la ejercen de manera feroz y despiadada en todo el país las grandes cadenas nacionales y extranjeras o combinación de ambas, provocando el cierre de infinidad de negocios de toda índole y tamaño, lógica y principalmente pequeños, que antes operaban o subsistían con cierta normalidad.  
Tuve amistad con el escritor Don Francisco García Urbizu, que en ese tiempo teóricamente retirado editaba y promovía personalmente sus libros sobre la región zamorana, de los que conservo cinco. Son obras que aparte de su texto valioso e ilustraciones, al final contienen anuncios-cortesías de variados negocios que ahora son verdaderas curiosidades. Resulta que este señor, fue uno de los directores pioneros del cine mexicano y a su vez tío de los realizadores Alberto y Fernando Méndez. Filmó en Zamora tres largometrajes en la época muda: Sacrificio de amor, 1923; Traviesa juventud, 1925, y Mexiquillo, documental, en 1927. Esto está consignado en la Historia documental del cine mexicano, obra fundamental del tema del reconocido historiador de origen español Emilio García Riera.   
Después de esta actuación en Zamora, cuando ya me habían dicho que me iba de gerente a abrir Sahuayo o a otra plaza, Don Adolfo Sánchez Medal que venía de Ciudad Juárez a la gerencia de Guadalajara y era coterráneo de Don Claudio Pita Hurtado, pidió mi cambio como Subgerente e incluso fue a platicar con el Sr. Pita y conmigo. Aunque se decía que subgerente en la sucursal Guadalajara equivalía a una gerencia, yo no lo veía así. Acepté, no había de otra, con la promesa espontánea del Sr. Manuel Moreno Guevara, Gerente Regional entonces, de que iba a ser por unos seis meses solamente.  
De esta manera por enésima vez tuve que hacerle honor a las conveniencias exclusivas del banco, desempeñando durante dos años ocho meses una subgerencia cargadísima de trabajo de lo que de alguna manera se beneficiaron personas de las demás subgerencias de la sucursal y cuando por fín me nombraron gerente de Zacapu, a partir del 2 de enero de 1969, se creó una cuarta subgerencia para entregarle a dos mi puesto, a Enrique Pérez Maestre y a José Quiroz, Jr.    

lunes, 16 de marzo de 2015

FOBAPROA IPAB

El Fondo Bancario para la Protección del Ahorro, FOBAPROA, ahora Instituto para la Protección del Ahorro Bancario, IPAB, es un asunto que representa para México un problema cuasi imposible de solucionar. Es el peor atraco económico, y también moral, que sus malos gobiernos hayan propinado jamás a este país.  
Acordémonos también de otros fondos, fideicomisos, planes, programas y varios etcéteras, que han tenido supuestamente como objetivo enderezar o revivir causas perdidas o a medio perder. Sus resultados han sido casi siempre, prolongar agonías de enfermedades graves y peor aún,  engrosar las fortunas de favoritos y miembros del gobierno.
En el obeso FOBAPROA-IPAB, hay más de 800 mil millones de pesos. Su vientre lo forman en gran parte los megacréditos no pagados de macroempresas y supermillonarios que siguen operando como si nada, ¡ladrones de cuello blanco solapados por las autoridades!
¿Que hubo abusos, manga ancha, compadrazgos, autopréstamos, planes fraudulentos para obtener créditos; privatizaciones pagadas con este tipo de ilícitos, lo que se dice, con saliva, tráfico de influencias y muchos etcéteras? ¡Los que hubo!  Si no, no tendríamos encima semejante problema, que desgraciadamente vienen a sumarse a muchos otros, acumulados en los últimos cinco sexenios de mal gobierno.
Por otra parte, dentro de esas centenas de miles de millones de pesos, están millones de micro, pequeñas y medianas empresas, personas morales o físicas, que no les quedó otra que quebrar. Negocios muchos, no improvisados, sino con  años de experiencia y buena, normal, operación, que con una planta productiva del país prácticamente paralizada, no podían  hacer nada. 
Todas las empresas y particulares han tenido que sufrir las crisis económicas recurrentes de los últimos cinco gobiernos. La con mucho peor de todas, desatada a partir del fatídico 19 de diciembre de 1994, está todavía muy lejos de cerrar las heridas que ha provocado. Las cuentas originales en el IPAB están incrementadas con los descomunales intereses por lo que los deudores no pudieron pagar ¡Cómo iban a poderlo hacer, si de golpe y porrazo los vieron elevados hasta más de ocho veces!
¿Cómo solucionar o buscarle la mejor salida a este asunto? Por lo pronto, con todo y los tiempos políticos tan intensos, deben aclararse debidamente los créditos fraudulentos, que constituyen la mayor parte de este mundo de dinero, para ejercer todo el peso de la ley contra los responsables y con sus cuantiosos bienes que ¡claro! siguen usufructuando como si nada, amortizar sus deudas. Proceder de manera similar con las empresas que pueden pagar sus megacréditos pero no han querido, y del resto recuperar lo recuperable, después de analizar con el sano criterio de que de lo perdido lo que aparezca.
En semejante cantidad de casos hay muchas garantías y bienes que para que no sean botín de deshonestos apetitos, deben manejarse con una rigurosidad e incorruptibilidad extrema por gente capaz estrechamente vigilada, rindiendo periódicamente al pueblo información fehaciente de su gestión.  (Nota, tomar en cuenta la fecha de publicación de la siguiente línea)
05022001.

SOBRE LA SITUACIÓN MEXICANA

A partir de 1810  hasta nuestros días, 190 años después, México como país independiente no ha dejado de tener graves problemas políticos, económicos y sociales. Desde la guerra de independencia, jefaturada por Hidalgo en vez de Allende, que pudiera haberse finiquitado rápidamente con la toma de la ciudad de México, si el padre de la patria no desiste de ello, cometiendo así el más grave de sus errores tácticos, hasta el presente, de una manera u otra, la nación no ha alcanzado, ni remotamente, sus aspiraciones legítimas y posibles. 
Morelos, magnífico, que debía haber tomado el mando absoluto a la muerte de Hidalgo, a quien el movimiento insurgente debe sus más gloriosos momentos, cae en 1815 abandonado de sus correligionarios, ante un gobierno virreinal robustecido. En 1821 ¡Once años después del grito de Dolores! Iturbide, férreo enemigo hasta entonces de los insurgentes, consuma la independencia, para erigirse al siguiente año en fugaz e inconveniente emperador de los mexicanos.
El siglo XIX, llamado por algunos analistas el de los caudillos, fue desde su inicio, el de las más terribles e infelices desgracias para el país. Transcurre entre asonadas, revoluciones y choques de intereses fraternos, incluidas las etapas pre y de guerra de independencia; invasiones de los norteamericanos y europeos con todo y su imperio austriaco. Caudillos dictadores aferrados al poder, como Antonio López de Santa Anna, el mismo Benito Juárez y Porfirio Diaz.
Con mucho la peor desgracia fue la pérdida de la mitad del territorio nacional en favor de nuestros eternos enemigos y vecinos del norte los Estados Unidos. Se apañaron de lo que ahora son sus joyas estatales más preciadas: California y Texas y además Arizona y Nuevo México y partes menores de lo que son otros de sus estados colindantes.
El siglo XX le dio sus primeros diez años al último tercio del porfiriato, que como toda dictadura, se encontraba ya muy descompuesto, aunque le había traído al país su  primera etapa real de paz, orden y trabajo relativos. El veinte de noviembre de 1910, casi todavía en los festejos del centenario de la independencia, estalla la revolución que en lucha armada, si le agregamos la etapa cristera, como la mayoría considera, duró hasta 1929. ¡Nada más diecinueve años! Con todo, algunos representantes del poder septuagenario que aún nos gobierna, creen y sostienen por sus apetitos de poder que seguimos en esta etapa casi centenaria de revolución.
Con la gesta armada vuelven, con diferentes nombres, los mismos fantasmas del siglo anterior. Asonadas, traiciones, cambios reversibles de bando. Pillaje, violaciones, expulsiones al extranjero. El reparto de tierras o el usufructo de éstas, en gran parte es a nuevos hacendados, revolucionarios  o amigos de los que están en el poder o en éste ellos mismos.
A muchos verdaderos campesinos nunca les tocó nada. Gran parte de éstos, por ejemplo los de las héroicas tierras jaliscienses de los Altos, por principios o escrúpulos no aceptaban lo que consideraban un robo a sus verdaderos dueños. Además, no atinaban a considerar legítimo a un gobierno medrando entre cambios y traiciones. De esta manera, se hicieron no pocos agraristas que de gente de campo no tenían nada, pero sí amigos en el gobierno y en los comisariados ejidales.
En 1929 Plutarco Elías Calles  fundó el partido político que, con cambios de nombre, es el mismo que a cómo ha dado lugar, sin desdeñar cualquier recurso ilegal o maña, detenta el poder en este país. Poder hasta hace unos años total y absoluto, de "carro completo", como orgullosa y sarcásticamenmte pregonaban  y decían iban a seguir usufructuando siempre.
Hay miles de priistas hoy en día, que a toda costa quieren seguir en el pandero. La mayoría de las naciones del planeta han cambiado sabiamente a la alternancia política,  base de la democracia.  Poderosos personajes en México, del más alto nivel económico, político y social, defienden por obvias razones, dígase cotos de poder y otros intereses creados, la permanencia del sistema anquilosado y dinosaúrico que por maldad o lógica dinámica inercial,  nos ha hecho tanto daño.
Amiguismo, alta participación económica en los grandes negocios y muy jugosas y viles  "mochadas", han creado una élite, un enorme club, cuyas membresías se cuidan y protegen  con el más estricto celo. No por nada tenemos un lugar preponderante en las listas de los hombre más ricos del mundo.
Las concesiones favoritarias de todo tipo de negocios, otorgadas en todo tiempo en este país, se han elevado al cuadrado en los últimos neoliberales años. Fácilmente podemos identificar los grandes negocios de la novísima clase dorada mexicana, aún en plena expansión empresarial, como lo demuestran las adquisiciones de grandes negocios. Paquetes aeroportuarios, hoteleros, bancarios, etc, son licitaciones permanentes del gobierno, por razones ipabenses, vendidas muy por abajo de sus  costos reales. Al fin y al cabo la gran diferencia, hasta del 80%, corre a cargo del erario público.
A partir de 1995 sufrimos la crisis económica más fuerte de los últimos veinticinco años. Ha repercutido de manera desastrosa en millones de pequeños y medianos empresarios y como nunca antes, en el aspecto moral. La pobreza alcanza la mitad de la población y la pobreza extrema la mitad de ésta, aproximadamente ¡Que desgracia! ¡Cincuenta y veinticinco millones de mexicanos!.  
A pesar de todo esto, el pueblo mexicano está vivo y de pie, dispuesto a salir adelante como siempre lo ha hecho. Debe sacudirse de manera definitiva los problemas añejos que lo aquejan. De las grandes crisis, y ésta lo es en extremo, han salido las grandes soluciones. El usufructo del país por una anciana dictadura de partido está cobrando sus últimos malhabidos dividendos.
(Nota, tomar en cuenta la fecha de emisión de la línea siguiente)
05022001

LA NUEVA BANCA MEXICANA

El 1 de septiembre de 1982, en su último informe de gobierno, en un acto esquizofrénico e inconstitucional, el presidente José López Portillo, 1976-82, estatizó los bancos. En trato desigual dejó fuera de la expropiación de manera incongruente con su actitud, a los bancos: Obrero, del Pequeño Comercio del Distrito Federal, luego Banco Nacional de Comercio Interior: Bnci; Citibank y a los mixtos u oficiales. Miguel de la Madrid Hurtado, 1982-88, no hizo nada al respecto, ni tampoco con otros problemas igualmente muy graves que se venían acumulando en el país. Luis Echeverría Álvarez, 1970-76, había iniciado la nefasta cadena de desaciertos que hasta el presente no tiene fin. 
En el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, 1988-94, se aprobó la reprivitazación de la banca. De las más de sesenta instituciones financieras que había antes de la estatización, arrancó la nueva banca mexicana reprivatizada con sólo dieciocho. En menos de una década en poder del estado habían desaparecido más de dos terceras partes.
Los  nuevos dueños adquirieron del gobierno una banca muy cara y deteriorada. Pero les pareció que se trataba de las perlas de la virgen. Todos, salvo alguna honrosa excepción, eran improvisados como banqueros, advenidos de casas de bolsa, de los medios empresariales privado y político o simples oportunistas de altísimas como sorpresivas riquezas. A fin de cuentas, todos influyentes y amigos de Salinas o de su élite de poder.
Creyeron los nuevos dueños del sistema financiero mexicano en las enormes espectativas de enriquecimiento que ofrecía el supuesto gran auge económico inmediato para el país, tan cacareado por el salinismo oficial y privado. Les urgía empezar a recuperar el desproporcionado precio que habían pagado por un negocio en teoría buenísimo, pero en la realidad,  muy venido a menos durante la infausta estatización lopezportillista. 
Así, abrieron y prodigaron el crédito mucho más allá de las reglas y normas saludables del mismo. En muchos casos con enormes anchura de manga y altura de pesos, destinados irresponsablemente a proyectos insustentables. Los favorecidos de muchos de estos despilfarros fueron grandes empresas proclives al sistema, amigos, políticos y sus partidos o simplemente auto préstamos para y entre los mismos banqueros. En este orden de cosas, la emisión múltiple de tarjetas de crédito para la más variada y disímbola masa de usuarios, fue un verdadero dispendio.
También diseñaron y construyeron en plan de gran lujo, pues se creían ya magnates del primer mundo, verdaderos elefantes blancos o núcleos corporativos que ahora están semi o totalmente desocupados, en espera de compradores o inquilinos. Muestras de estos elefantes blancos, sólo en Guadalajara, son el de Av. Chapultepec cruce con Hidalgo y Morelos, en lo que fue la anterior sede de la Cámara de Comercio, considerado el edificio más alto de la ciudad; la Torre Inverlat en la Av. de las Américas a la altura del Country Club en la colonia Providencia, y, para no mencionar más, el edificio corporativo del Banco del Atlántico en  Av. Patria, por el rumbo del Parque de los Colomos.    
De manera persistente, también estuvieron despidiendo personal valioso y fiel,  supliéndolo con gente muchas veces inadecuada e inexperta, sin amor a la camiseta, que no tardó en provocar algunos problemas serios. Los despidos fueron en su mayoría mediante liquidaciones o jubilaciones prematuras, costosas, muchas veces a presión. No faltaron en esto, en ambas vertientes, casos de marcado favoritismo o de verdadera cacería. Por otra parte, así mismo, recibieron elementos contaminados  ingresados  en la etapa oficial.   
Este estado de cosas, no obstante el descomunal despliegue propagandístico oficial y en parte también privado, dadas las circunstancias del maridaje descrito entre ambos sectores, no podía terminar bien, por más que se quisiera hacer ver lo contrario. El desastre se presentó el 19 de  diciembre de 1994, a 19 días de haber entregado Salinas de Gortari el poder a Ernesto Zedillo. El gabinete económico del nuevo presidente desató ese día, a todas luces  de manera insensata y prematura, los demonios de la devaluación, iniciando así la peor crisis recurrente económico-social de los últimos veinticinco años.
 Las graves heridas de esta debacle financiera están todavía muy lejos de sanar,  no obstante que a toda costa se nos diga lo contrario. Los aspirinoides intentos de solución no han atacado las causas u orígenes del problema.
La situación mandó a la quiebra a millones de empresas, principalmente micro, pequeñas y medianas ¡Cómo no! si los costos de los créditos bancarios llegaron a subir, en casos concretos, de un 23 hasta un 150% anual de intereses ¡Más de ocho veces! Nadie podía pagar, y menos mediando una paralización casi total de las actividades formales. Al derrumbe económico se agregó, como nunca antes, el daño moral, que a diferencia de las crisis sexenales anteriores, ha afectado muchísimo más esta vez.
No obstante las serias manifestaciones en contra y los graves problemas advenidos al país, el gobierno zedillista ha sido fiel continuador del sistema neoliberal de gobierno, a la mexicana, que Salinas de Gortari impulsara de manera tan viciada en el país. Las bondades que en otros países, principalmente desarrollados, pueda tener este sistema económico, en México, seguramente por la forma corrupta empleada, nadie puede negar que ha causado terribles daños.
La mitad del pueblo vive en la pobreza y la mitad de ésta en el desamparo extremo ¡Cincuenta y veinticinco millones respectivamente! Somos de los principales países con más supermillonarios del  mundo, según las listas de Forbes y Fortune, en las que los banqueros mexicanos forman parte. En las listas de espera o antesala, hay varios connacionales más y otros que por derecho propio, si no ocultaran sus enormes capitales, ya deberían  figurar en este club de ricos. 
Para afrontar, o entretener, este descomunal problema económico y social, el gobierno decidió, con los recursos del erario, rescatar o alojar la cartera vencida de los bancos en el Fondo Bancario para la Protección del Ahorro, FOBAPROA, que luego cambió a Instituto para la Portección del Ahorro Bancario, IPAB. Ambos han sido materia de agrias,  prolongadas y violentas discusiones en las Cámaras de Diputados y Senadores y  en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
El  IPAB aloja en su seno más de 800,000 millones de pesos ¡Cerca de  90 mil millones de dólares! Se encuentra incluida aquí la crema y nata de los mega créditos bancarios sucios mencionados antes. Grandes consorcios empresariales que siguen operando jugosos negocios tanto nacional como internacionalmente, neo banqueros y empresarios prófugos que el gobierno no puede, o no quiere enjuiciar y  hasta  algún partido político, engrosan  este mundo de dinero.
Las espectativas más optimistas de recuperación por la venta de estos activos en el IPAB, no llegan a la tercera parte. Así pues, hablemos de cobrar, a plazo, en el mejor de los casos, unos $260,000  y perder $540,000 millones de pesos.
De las dieciocho instituciones de cobertura nacional o regional que iniciaron la nueva era bancaria, quedarán menos de la mitad en unos meses. Desaparecerá Serfin en el seno de Santander Mexicano, Promex en la fusión de BBVA y Bancomer y luego Bancrecer en quien lo compre, que será por unos platos de lentejas en relación con su costo de rescate, como sucedió con Serfín y con la extranjerización de Inverlat en beneficio del Banco de Nueva Escocia, de origen canadiense.
Quedaría la nómina bancaria del país por el momento así: BANAMEX, BBVA-BANCOMER, SANTANDER MEXICANO, BANORTE, BITAL, INVERLAT y CITIBANK. En el camino fueron quedando, por rescate federal entregando sus carteras de crédito vencidas al Fobaproa o Ipab y sus cuentas de depósitos a los bancos compradores, o por alianzas y fusiones, entre otros: Banco Mexicano, antes Mexicano Somex, Banco del Atlántico, Banpaís, Banca Unión (antes BCH) Banca Cremi, Banco del Noroeste de México (BANORO) Banco del Centro (BANCEN) Banco de Oriente (BANORIE) y Banca Confía, (antes Atlas).   
Hay en el mercado otros bancos, que en términos políticos partidistas muy de moda ahora, forman la chiquillada del sistema financiero. Son instituciones con muy pocas y hasta una sola oficinas. Atienden básicamente nichos especiales de clientela. Algunos de estos son: Banco Industrial, aquí en Guadalajara, intervenido por hacienda, Banco Regional de Monterrey (BANREGIO) Banco del Bajío, que pretendió adquirir a Industrial, Bansí, también jalisciense, Banca Quadrum, Banco Imbursa, Ixe Banco, al que probablemente absorva Bajío, Ing Bank, Banco J.P.Morgan, Banca Afirme y dentro del sector semioficial Banco del Ejército y la Armada (BANJÉRCITO)    
Dentro de la banca de fomento o gubernamental, persiste Nacional Financiera (NAFIN, Banco Nacional de Comercio Exterior (BANCOMEXT) y realizando funciones de primer piso como los privados, Banco de Crédito Rural y algún otro de este corte.  Desapereció, por falta de interesados en su privatización, Banco Nacional de Comercio Interior (BNCI) antes Banco del Pequeño Comercio del Distrito Federal (BANPECO) que llegó a tener red nacional.
De los siete bancos mencionados de cobertura nacional que quedarán en unos meses, sólo dos ¿Por cuánto tiempo? conservan capital ciento por ciento mexicano: Banamex y Banorte, éste porque no ha habido quien lo compre ¡Qué triste y diferente es la situación de la supuestamente inquebrantable, orgullosa, sólida e incólume banca mexicana de antaño! (Nota, tomar en cuenta la fecha de emisión de la siguiente línea)   
12042006.

LA BANCA EN MÉXICO

Uno de los principales problemas que ha venido aquejando terriblemente al país, desde hace muchos años, es el económico. Durante los últimos cinco sexenios priístas pasados las cosas fueron de mal en peor. Esta treintena la inició el presidente Luis Echeverría Álvarez, 1970-76. A sólo 19 días de empezar el quinto período, 1994-2000, de Ernesto Zedillo Ponce de León  y recién terminado, el más nefasto de todos, de Carlos Salinas de Gortari, 1988-94, el caótico error del 19 de diciembre de 1994 trajo el máximum de estas crisis recurrentes, cuyas consecuencias van aún para largo de sanar. 
El gobierno de Vicente Fox necesariamente tendrá que hacer, ante miles de adversidades de toda índole, una titánica, inteligente y honrada labor que alivie las heridas de un  arisco y maltratado pueblo mexicano, víctima de la malsana hegemonía de un septuagenario sistema de  gobierno.
La banca mexicana fue hasta principios de los ochentas, un respetuoso y respetable acreditado intermediario financiero en el desarrollo económico de México. El 1 de septiembre de 1982 se produjo la malhadada, esquizofrénica e inconstitucional estatización del presidente José López Portillo, 1976-82. La banca, no obstante, ya había venido sufriendo presiones crecientes de los gobiernos anteriores.    
Miguel de la Madrid Hurtado, 1982-88, habiendo tenido más de una oportunidad, no quiso o no pudo hacer nada por éste, ni por otros graves problemas del país. Carlos Salinas de Gortari, en una inadecuada, maquiavélica y criminal en no pocos casos reprivatización de la banca, y de otras mega empresas paraestatales, permitió el acceso de prestanombres, improvisados y voraces nuevos banqueros, advenidos varios de casas de bolsa, macro negocios ajenos al medio u otros oportunistas de amplias y cuando menos, extrañas riquezas.
Oficialmente los precios pagados por los bancos fueron muy altos. Hubo protestas sobre la legalidad de la ingeniería financiera poco ortodoxa utilizada en las licitaciones. Conocidos y auténticos exbanqueros declinaron participar o fueron bloqueados en sus pretenciones para recomprar sus u otros bancos. Sólo uno, después de varios intentos, adquirió un banco, ajeno y bastante maltratado que a fin de cuentas, más pronto que tarde como otros, cambió a manos extranjeras.
Creyeron los neobanqueros en las supuestas y grandísimas espectativas económicas primermundistas de crecimiento del país,  tan cacareadas por el salinismo oficial y privado, incluyendo contlapaches del medio internacional. Abrieron así el crédito irreflexivo y peligroso a manos llenas. Gran parte fueron operaciones mega millonarias amiguistas o abiertamente fraudulentas, concedidas con premeditada insanía. Se contravinieron de manera descarada y salaz las normas y criterios sanos para la concesión de préstamos. La respetabilidad tradicional del banquero mexicano cayó a su más ínfima categoría.
Recipientarios de estos exabruptos financieros fueron a veces los mismos nuevos banqueros, jerarcas políticos y sus partidos, o empresarios sin moral. Todos al fin, influyentes y amigos del sistema salinista dominante. 
Como respuesta a este irresponsable y desastroso manejo tenía que venir el caos económico y social de muy difícil solución. El gobierno tuvo que crear el llamado rescate de la banca mediante, primero, del FOBAPROA, Fondo Bancario para la Protección del Ahorro, ahora IPAB, Instituto para la Protección del Ahorro Bancario.
El monto que guarda en su seno el IPAB es de más de 800,000 millones de pesos, compuestos de la cartera vencida de todos los deudores de la banca que no pudieron o no han querido pagar. En este monto están descontadas algunas recuperaciones que se han logrado. Se aspira a recuperar en forma adicional, según los representantes de este instituto, menos de un tercio de este mundo de dinero. La enorme y fatídica diferencia la pagaremos tarde o temprano, vía impuestos, todos los mexicanos.
Este enorme desbarajuste económico y moral nacional hizo quebrar a millones de empresarios micro, pequeños y medianos, que en número representan más del 90 porciento de la planta productiva del país. Las grandes y macro empresas representan el porcentaje restante, pero en pesos y centavos más del 80%.
La panza del IPAB está pues en gran parte llena con los adeudos de estas últimas y de las operaciones sucias mencionadas. Resultando, ¡suerte les ha dado Dios! que los responsables de semejantes desaguisados son los grandes beneficiados con cargo a la deuda pública, o sea, al  pueblo mexicano.    
La diferencia entre bancos y banqueros anteriores y de épocas aún  más remotas a la estatización de 1982 y los de ahora, es sencillamente abismal. Antes el personal bancario hacía de su trabajo una verdadera, honorable y apasionada profesión, rica en conocimientos y vocación bancaria, no una pasarela oropelesca y oportunista que poco tiene de espíritu de servicio hacia el público  demandante de sus servicios. 
Todo empleado bancario empezaba a prepararse desde el día que ingresaba en el puesto más bajo con la mira, en un constante bien hacer, a ocupar de manera sucesiva puestos superiores hasta llegar, generalmente, a Gerente de Sucursal. Gran etapa, digamos carrera,  que compendiaba un universo de conocimientos y relaciones con la clientela y la comunidad.      
La estructura bancaria de entonces no contaba, ni remotamente, con los grandes adelantos electrónicos de ahora. Su personal a cambio brindaba y promovía con gran entusiasmo los mejores servicios a la clientela. El gerente, experto responsable y jefe nato de la sucursal, tenía amplios conocimientos y en consecuencia facultades económicas y morales absolutas para atender y sugerir el menú financiero que  llegara a requerir su clientela y jurisdicción.
Las operaciones que llegaran a presentarse en exceso de sus facultades, mediante su propio análisis de viabilidad, las turnaba en tiempo y espacio a su superioridad correspondiente, ya fuera una Gerencia o Dirección Regional. Entraban en esto casos de excepción, por ejemplo, clientes propios o de otras sucursales con operaciones regionales, nacionales o en el extranjero. Este funcionario aparte de un real y verdadero experto en conocimientos bancarios, tenía que ser probo a cabalidad  para que sus actos bancarios y personales contaran con la credibilidad de la sociedad.
Ahora las cosas son muy distintas. Los gerentes, si resisten este calificativo, son individuos de baja capacitación y menores facultades o atribuciones para operar, no se diga promover, los negocios y servicios propios e inherentes a la banca mexicana, que al degradarse tanto perdió su primordial y básica función: la de prestar dinero ética y responsablemente, cayendo como consecuencia en una especie de limbo compartido con el desdén del público usuario. (Nota, tomar en cuenta la fecha de emisión de la línea siguiente) 
14112003.

COSAS DE LA CRISIS

Una de estas tardes circulando por la calle de Juan Manuel, de poniente a oriente, donde ésta toma su nombre y con San Felipe en su  intersección dan lugar al nacimiento de la Avenida México hacia el poniente a partir de Chapultepec Norte, de esta nuestra Perla Tapatía,  intempestivamente en el alto de Ramos Millán me abordó una dama por mi lado del volante. Iba distraído como casi es normal que conduzca y no es raro que amigos o conocidos  usen el claxon o me llamen en voz alta si van caminando. 
Me sacó esta dama de una manera sutil y familiar de donde andaba yo con mis divagaciones cotidianas. Normalmente son éstas el repaso de las broncas en que me he metido por la crisis económica. Al caso va que en menos que se los cuento ya tenía yo a la dama sentada a mi derecha en el coche, del que casi siempre traigo sin seguro sus puertas.
Si la conocía o ella a mí como aseguraba, para nada lo recordé. Tal vez sí haya sido gerente de relaciones del restaurant que mencionó, al que como a otros muchos fui, en otros tiempos,  asiduo asistente con amigos, proveedores, o clientes.
El caso es que estaba angustiada, sola, con problemas económicos, según sus explicaciones y... ¡de buen ver! … De mediana edad, unos treinta a treinta y cinco años, morena clara, grandes ojos negros como sus arqueadas cejas casi juntas y sus enormes pestañas ,,, ¡un hermoso ejemplar tapatío, pues! … Yo, decía ella, tan caballero y guapo como siempre.
Para esto, había ya recapacitado en la situación. Los asaltos, el sida, mi retiro desde años atrás de este tipo de negocios transitorios. Además andaba escaso de dinero: ¡He aquí una ventaja insospechada de la crisis! ¿Sería una trampa o no? Antaño estaría probablemente yendo a manejar el asunto en otro lugar y en otra realidad o ... ¡en problemas!
A lo mejor leyó mis pensamientos en uno y otro sentido. O vio como toda mujer que sabe lo suyo, que yo no era cabra que daría leche. No sé. Se mostró más obsequiosa y luego, habiendo recorrido unas cuadras más, tan fácil como se subió me pidió que la bajara. Me dio un beso y las gracias por un billete de mediana denominación que le obsequié y ella aceptó de buen grado.