A mediados de 1964 de la contaduría de la sucursal
Tepic fui promovido a la subgerencia de Zamora, haciéndose realidad este puesto
un año después de ratificarle al banco mis buenos oficios en la rama
administrativa, sin dejar de colaborar
de manera adicional en funciones del lado gerencial. En julio de 1963 había
llegado a Tepic, después de cubrir dos meses el expediente de sub contaduría en Guadalajara, y antes, a mi llegada de
Atotonilco en mayo 16 de 1961, la titularidad del departamento auxiliar de la
gerencia Análisis de Crédito (y otras actividades conexas muy ligadas a ésta,
cuyo titular era el admirado y reconocido banquero don Amador Murguía
Blancarte)
En Atotonilco
desde mi ingreso al banco en junio 8 del 54 a mayo 15 del 61, por deseos
propios de trabajo y superación había recorrido todos los departamentos de
servicio de la sucursal, sin nombramientos oficiales más allá Jefe de
Departamento. El puesto siguiente, Volante, que era la antesala de funcionario,
lo detectaba José Silva Carranza desde mi citado ingreso, así como el de Cajero
Principal, José Guadalupe Pérez Serrano (QEPD). Al Contador, que era ya Jesús
Solís Cervantes en lugar de Enrique Moncada Hernández, también lo había yo
suplido en período de vacaciones. En varios aspectos no dejé de colaborar en
aspectos de la gerencia.
El sistema
escalafonanario que servía muchas veces para esconder conveniencias de trabajo
de empleados o funcionarios anquilosados en sus puestos o que eran víctimas o
si se quiere beneficiarios cómodos del mismo, constituía una muralla china muy
difícil de pasar. “Aquí te necesitamos”. “Todavía no te toca, fulano tiene años
esperando lo mismo”. “Estás muy joven”. Eran las clásicas respuestas de
compañeros y jefes inmediatos a las aspiraciones auténticas de ocupar los
siguientes puestos.
Tepic y Zamora se han considerado siempre mercados
diferentes. La primera, semicosteña y abierta; Zamora, más tradicionalista y
conservadora. Tepic capital estatal, sin competencia de ciudades nayaritas de
su nivel y Zamora en pugna en más de una forma con Morelia, Uruapan, Sahuayo y
La Piedad. Si Nayarit sobresale nacionalmente en la producción de tabaco, frijol
y algunas frutas, Zamora hace notorio a Michoacán en fresa, papa y cebolla,
llegándose a asegurar que del primer cultivo produce más y con mejores
propiedades industriales que Irapuato.
Don Claudio Pita Hurtado, que como gerente y como
persona gozaba de gran prestigio en la Perla del Duero y en la región, ya tenía
información de mi trayectoria. Me recibió así:
-Tengo amplia información de su trayectoria en el
banco, dejo la sucursal en sus manos pero desde luego bajo mi vigilancia, le
adelanto que lo que usted haga estará sin duda bien
Hecho, aquí como en Tepic de donde viene, hay mucho
que hacer y estoy seguro que saldrá con los mayores logros y calificaciones.
Me asignó mayores facultades en las operaciones de
la sucursal. El subgerente saliente era Raymundo Quintana Vega, guanajuatense,
que ahora reside en Celaya con negocios de tintorería y con quien llevé cercana
amistad tanto en esta ciudad como después en Guadalajara, en donde fuimos
vecinos y de los primeros colonos en la tercera sección del fraccionamiento
Providencia, en el cruce de las calles Ontario y Valparaíso. El Contralor era
ahí Juan Manuel Ruiz López, que también siguió luego a nuestra Perla de
Occidente, en donde dedicado hoy día a la venta de seguros radica en la citada
colonia. Estaban también en Zamora, que después fueron funcionarios, entre
otros, Benjamín Ayala Bolaños, Federico Barriga y Juan Manuel Gómez. La
secretaria de la gerencia era la guapa Srta. Carolina Arriaga.
Los negocios de Banamex en Zamora eran bastante intensos,
cubriendo de manera importante el grueso de servicios de la banca nacional,
merced a la pujante actividad empresarial. Descollaban la agricultura y el
comercio, sin dejar de lado otros ramos. La plaza por ende ofrecía magníficas
oportunidades de trabajo bancario, sí se tenía la disposición para ello.
Se acababa de otorgar a México la celebración de los
Juegos Olímpicos para 1968. Banamex organizó una Campaña Olímpica de captación
en Cuentas de Ahorro muy importante a nivel nacional. Abrimos un cuantioso
número de cuentas, que con la anuencia del Sr. Pita al plan de trabajo que le
presenté, básicamente a través de un maratón muy intenso de promoción
escolar, nos trajo el campeonato de la
Región Occidente que abarcaba entonces siete u ocho estados de República. Hay
que aclarar que las demás actividades del banco no se descuidaban con estas
cruzadas especiales y que entonces las cuentas de ahorro eran tan importantes
como las de cheques, impulsando destacadamente las operaciones llamadas de
banca de menudeo que habían tomado un auge impresionante en ese tiempo.
A estas operaciones que eran préstamos personales
para usos diversos o para adquisición de bienes de consumo duradero (ABCD) y
también para construcción o compra de casa habitación (hipotecarios a largo
plazo), podía acceder prácticamente toda la clientela. Después con los
desafortunados cambios la banca abandonó a los ahorradores masivos en manos de
Cajas Populares u otras entidades, mayormente fraudulentas, cuyos terribles
resultados en la actualidad aún están muy lejos de resolverse.
El mundo agropecuario siempre ejerció una atracción
especial sobre mi, inclinación seguramente causada por mi origen campirano. En
Zamora las cosas se daban que ni mandadas hacer para esta básica actividad
nacional. La compañía Heinz Alimentos de extracción alemana, por conducto de la
dirección del banco en la ciudad de México, presentó un proyecto para habilitar
el cultivo de fresa a través de ejidatarios zamoranos. El número de
agricultores a acreditar, a partir de una hectárea de cultivo, era bastante
elevado y urgente iniciar por la inminencia del ciclo vegetativo. A Don Claudio
le causaba pánico el asunto. Pensaba, con razón, que podía afectar la atención a la clientela tradicional. Aceptó
el experimento si yo me hacía cargo del mismo.
Operamos en coordinación con un ingeniero Agrónomo
residente de parte de la Cía. Heinz.
Éste con frecuencia llegó a enviar al patio de público de la sucursal el
doble o más de ejidatarios convenido para recibirles la documentación correspondiente.
Aparte de peritajes y demás descripciones de campo, de títulos ejidales casi
todos enmarcados, muchos ostentosamente con fotografías de don Lázaro Cárdenas,
junté a un lado de mi escritorio dos filas de piso a techo durante la semana y
media que duró la firma de contratos. Posteriormente de manera similar en
cuanto a peritajes, se llevaron a cabo las habilitaciones o ministraciones
económicas respectivas, sin que el ingeniero se disciplinara en el exceso de
enviados. Los resultados fueron exitosos en todos aspectos y para mí no se
diga. Sin embargo no se le dio continuidad en los años siguientes. Yo estaba ya
por segunda vez en Guadalajara.
Zamora aparte de sobresalir en las actividades ya
mencionadas, contaba con un banco de
casa, el Banco de Zamora, que habían fundado prestigiados empresarios del
lugar, entre los que se encontraban los señores: Carlos Jiménez, Rubén Ortiz,
José Quiroz, Pedro Rocha y Cristóbal Ruiz. Este banco entonces tenía
participación accionaria importante del Banco Nacional de Comercio Exterior y
de Banamex, sin que ello fuera mucho del dominio público. Después cambió sus
principales oficinas a Guadalajara, convirtiéndose en Banca Promex y dentro del
primer proceso de fusiones post-reprivatización salinista/cedillista, absorbió
a Banco Refaccionario de Jalisco, teniendo ya presencia regional nacional
importante. En la consolidación bancaria reciente fue adquirido por Bancomer,
haciéndose realidad su desaparición hasta mediados de 2001, cuando el comprador
se asoció con los españoles para girar como BBVA-Bancomer.
Entre los negocios que manejaban los empresarios
arriba citados, el señor Rocha era dueño del estadio y equipo profesional de
futbol, de la radiodifusora XEZM, distribuidor de Cervecería Moctezuma y de
automotriz Internacional-Harvester. Don Carlos Jiménez con sus hermanos
Fernando, Jorge y María Concepción, manejaban agencias Ford en Zamora y
Uruapan y posteriormente en Guadalajara
al adquirir la franquicia del Sr. Teodoro Schultz, plaza en la que también
manejan la cadena Comercial Jiménez con llantas y servicios conexos. El papá de
Don Jorge fue dueño de la fábrica de harina de maíz “Alina” que antes de
“Maseca” y “Minsa” tuvo significación importante. La ex Primera Dama del
país, Sra. Martha Sahagún Jiménez de Fox, es zamorana y nieta de Don Jorge.
Agricultores a gran escala de papas, cebollas y
fresas, eran entre otros: José y Antonio García Quiroz, hijos de don Camerino,
reconocido hombre del medio; Jaime y
Ramón Tarré Jiménez; José Valdez
Rocha; los hermanos Eduardo, Carlos, Juan José y Miguel García de Alba; la Sra.
Angelina Viuda de Garibay, y empezaba a fortalecerse el Sr. Jaime Guerra, que había
hecho un convenio importante con la nueva empresa Sabritas. Jaime Tarré era el
novio de Carolina Arriaga, secretaria de Banamex, falleció después en un
altercado menor en una gasolinera. Miguel García de Alba, cuya esposa era la
Sra. María de los Ángeles Jiménez Méndez, hija de don Carlos, me invitó, sin
éxito, a trabajar en sus negocios, Eduardo era esposo de María de los Ángeles
Paniagua y Juan José de Aída Zepeda, hija de un conocido General del ejército.
La Sra. Garibay, fue mi casera en un departamento contiguo a su casa por la
calle Ocampo. Una de sus hijas, Lidia, era esposa de José Trinidad Chavoya
Jr.
Había muchos otros empresarios y negocios
trascendentes. Entre ellos: Don Luis Luna León, ex coronel cristero originario
de Teocaltiche, Jal., del que tuve el honor de contar de manera especial con su
amistad. Su nombre original era Manuel Ramírez de Olivas; formó parte del
Estado Mayor del comandante en jefe de la revolución Gral. Enrique Goroztieta
Velarde. Sus negocios eran las Distribuidoras Dodge, Tractores David Brown y
Massey Ferguson, Casa Luna, de electrodomésticos, igualmente fuerte en armas y
municiones, ramo que entonces no era prohibido su manejo comercial. Sus hijos
eran Víctor, Luis, Claudio y Blanca. Su hermano Don Rafael Ramírez de Olivas
era dueño de “La Industrial de Occidente” que fabricaba los sweters “Odil” y
quien también me dispensó su amistad. Don Alfonso Méndez Ramírez, en la ya casi
conurbada Jacona, distribuía los tractores Ford y Fordson.
Don Macario Ruiz Pérez, hermano de Don Cristóbal,
fue el fundador de la Fábrica de Cigarros La Libertad, que estaba en Amado
Nervo, a unos metros de Madero donde se encontraba Banamex en un
local de reciente y moderna construcción muy similar al de Tepic de
donde yo había llegado. La cigarrera, cuyo gerente era el Sr. Miguel Mendoza,
sobrino de Don Macario, fabricaba las marcas populares de cigarrillos Quintos,
Luchadores, Carmencitas, Flamencos y
otros, así como después Tigres, que adquirió de la Cía. El Águila, y a punto
estuvo de hacer Faros, que era de La Moderna y al presente se sigue
produciendo. Las marcas Gol y Negritos y alguna otra, fueron creadas por La
Libertad posteriormente.
En aquellos
años existían muchas marcas mexicanas de cigarros. Actualmente el mercado lo
dominan Marlboro, Raleigh, Boots y alguna otra. Principalmente en poblaciones
pequeñas y periferias de las grandes ciudades se ven todavía Delicados Ovalados,
los mencionados Faros, Alas y parémosle de contar. Alas Extra, Delicados
(cilíndricos), Montecarlo Extra, Montecarlo 20, Rialtos, Elegantes, Fragantes,
Gratos, Nao, Cadetes, Belmont y varias otras marcas, hace tiempo que
desaparecieron.
En abarrotes y supermercados sobresalían Don Manuel
y Don Rafael Matos Ruiz, así como el Sr. Mario Valdez Rocha, sobrino de Don
Pedro Rocha y hermano de Don José. El Sr. Roberto Rodríguez, a unos pasos de
Banamex por Madero, era un destacado mayorista abarrotero. En semillas era muy
fuerte Don Rubén Ortiz y figuraban ya en este medio y en forrajes los hermanos
Soto, de quienes recuerdo a Luis y Bernabé, pero eran muchos más. También aquí
sobresalía el Sr. Maclovio Guzmán. El Dr. Guillermo Matos, dueño de un conocido
laboratorio de análisis clínicos por la Av. de las Américas en Guadalajara, era
hijo de un hermano de los Sres. Manuel y
Rafael. En tiendas de departamentos estaban los Almacenes
Pérez Ruiz, de los señores Domingo, Flavio y Sergio Pérez Ruiz, que así mismo
manejaban Muebles Pérez Ruiz y Exhibición Pérez Ruiz, llegando a comercializar
la marca propia de máquinas de coser “Doflaser” anagrama de las primeras
sílabas de los tres nombres propietarios, de fabricación japonesa. Por cierto
en este establecimiento compré, a un
precio muy especial, mi primer reloj fino, un Mido Ocean Star, que más
de veinte años después, junto con un Eternamátic, se llevaron los ladrones en
un asalto comercial que sufrimos en Guadalajara. Don Sergio actualmente radica
en La Perla Tapatía, a quien junto con su esposa la Sra. Josefina Estrada
Martínez, hija del Sr. Don Luis Estrada Aceves, gerente antecesor de Don
Claudio Pita Hurtado en Banamex, les estoy muy agradecido por proporcionarme
datos de suma importancia para este trabajo.
Los señores Jaime, Javier, Rodrigo, Carlos y
Fernando Ramos Valencia, eran dueños de negocios de ferretería, vidrios y
tlapalería, y de la Posada Amado Nervo y luego del Hotel Ramval. Rodolfo
Paniagua Gutiérrez, padre, Rodolfo Paniagua Álvarez, hijo, y Rodolfo Paniagua
Ruiz, nieto, han manejado negocios de los primeros ramos mencionados, con
sucursales foráneas incluso en Guadalajara, y en el giro hotelero son dueños
del Jericó a la entrada de la ciudad llegando de La Barca, Jal. En los sesentas
eran significativos los hoteles del centro El Fénix, del Sr. Jesús Ramírez y el
México del Sr. José Garibay, donde me hospedé mientras trasladaba a mi familia
de Tepic.
Los famosos chongos zamoranos eran y siguen siendo
reconocidos en sus marcas Tres Reyes, del Sr. J. Trinidad Rizo, que inició el
Sr. Rafael Vaca, y Galeón, de los hermanos José y Bertha García León. Pionero
en este producto nacional orgullo de los zamoranos, fue el Sr. Don Francisco
Verduzco. El Sr. Don Enrique García era propietario del molino de trigo La
Aurora en Tangancícuaro y después tuvo negocio similar en Guadalajara, por la
Av. Mariano Otero, cerca de la Cervecería Modelo. El Ing. Alberto Macías, que
es propietario de una gasolinera por la salida a Morelia, era constructor
importante, principalmente en la Col. Jardines de Catedral.
Respecto a la cocina zamorana, era y es muy basta
como en todo el estado purépecha, había muy buenos restaurantes en los hoteles principales
como el del Fénix y México donde llegué a hospedarme mientras se venía mi familia de
Tepic. De manera muy especial voy a mencionar el servicio culinario de La
Marquesa, señorita solterona creo que de nombre Magdalena, que no sabía ni
escribir, pero qué bien preparaba sus platillos, desde su famosa y única
botana blanca a platillos tan bien
sazonados y sabrosos, que de varios lugares y hasta de la ciudad de México
venían personas y funcionarios empresariales con el fin de comer ahí.
En ese tiempo
mediados de los sesentas el negocio estaba dispersado en toda su casa,
literalmente se llegaba uno a sentar en las camas. Para cobrar era muy sui
generis, calculaba al bulto por el número de comensales una cantidad fija, y
como al principio ponía a disposición una botella de buen tequila, veí en una
ocasión un reclamo que quería una rebaja por no haber consumido el licor, a lo
que le contestó que porque no había querido. También famoso y concurrido era un
negocio pequeño con la especialidad de ancas de rana, a cuyo propietario
Salvador García apodado La Nalga, se hacía cola a mediodía para degustar su
especialidad.
Muy común en Zamora respecto a la bebida, la
existencia de verdaderas cantinas en las trastiendas de abarrotes y
ultramarinos, donde con más grado de discreción, o eso pensábamos, se podía
tomar la copa acompañada de selectas y superiores botanas. Una de estas tiendas de abarrotes, que me quedaba
media cuadra de mi casa por la calle de Ocampo, era la del magnífico amigo Sr.
Antonio Guerrero Ayala, hermano el reportero deportivo Roberto de los mismos apellidos, radicado en Guadalajara, Jalisco.
El Presidente Municipal era el Sr. Jesús García
López, quien no obstante las dificultades tradicionales con la capital
michoacana, siempre estaba peleando logros para Zamora. El padre Alejandro S.
Leñero era un personaje muy reconocido de la sociedad zamorana, como también lo
era por sus anécdotas y chascarrillos revestidos de cierta inocencia en el
púlpito, el padre Nabor Carrillo del templo de La Purísima. De aquí fue
originario el controvertido Sr. Obispo de Cuernavaca Sergio Méndez Arceo. Con
uno de sus hermanos, ya de bastante edad, me tocó platicar en varias
ocasiones. Era también de este lugar Don
Francisco Arroyo Verduzco, fundador de la importante organización tapatía
Farmacias Guadalajara, que actualmente cubre gran parte del territorio nacional.
Eduardo del Río, el conocido Ríus de la literatura
cómico-social, oficialmente es zamorano, aunque se sabe que es de Tingüindín y
que con este pueblo se identifica San Garabato Cucuchán de sus célebres comics
Los Supermachos y Los Agachados. De Tingüindín sí fue originario oficialmente
el conocido industrial zapatero Antonio Pardo López, cuyas marcas y cadenas de
tiendas en varias ciudades siguen manejando sus parientes y descendientes; como
el Sr. Horacio González Pardo, que fue Presidente de la Cámara de Comercio de
Guadalajara, en la que coincidimos en varios consejos, y desde el sexenio
panista del Ing. Cárdenas Jiménez, importante miembro del gobierno
estatal.
Había algunos negocios foráneos aparte de bancos,
que habían batallado bastante para establecerse en Zamora por el regionalismo
local de aquellos años. Las Fábricas de Francia, de Guadalajara, tuvo que
cerrar al tiempo. Una Casa Paviche que el jalisciense Fernando Martín del
Campo, como en otras ciudades, concesionó a uno de sus vendedores zamorano, se
adelantó al concepto “franquicia” hoy en día tan de moda en los negocios. Había
también Electra y D.M. Nacional. Se conocían varios casos de otros negocios de
fuera que no lograron asentarse en la ciudad. En la actualidad, como todo mundo
sabe, la protección y competencia comercial la ejercen de manera feroz y
despiadada en todo el país las grandes cadenas nacionales y extranjeras o
combinación de ambas, provocando el cierre de infinidad de negocios de toda
índole y tamaño, lógica y principalmente pequeños, que antes operaban o
subsistían con cierta normalidad.
Tuve amistad con el escritor Don Francisco García
Urbizu, que en ese tiempo teóricamente retirado editaba y promovía
personalmente sus libros sobre la región zamorana, de los que conservo cinco.
Son obras que aparte de su texto valioso e ilustraciones, al final contienen
anuncios-cortesías de variados negocios que ahora son verdaderas curiosidades.
Resulta que este señor, fue uno de los directores pioneros del cine mexicano y
a su vez tío de los realizadores Alberto y Fernando Méndez. Filmó en Zamora
tres largometrajes en la época muda: Sacrificio de amor, 1923; Traviesa
juventud, 1925, y Mexiquillo, documental, en 1927. Esto está consignado en la
Historia documental del cine mexicano, obra fundamental del tema del reconocido
historiador de origen español Emilio García Riera.
Después de esta actuación en Zamora, cuando ya me
habían dicho que me iba de gerente a abrir Sahuayo o a otra plaza, Don Adolfo
Sánchez Medal que venía de Ciudad Juárez a la gerencia de Guadalajara y era
coterráneo de Don Claudio Pita Hurtado, pidió mi cambio como Subgerente e
incluso fue a platicar con el Sr. Pita y conmigo. Aunque se decía que
subgerente en la sucursal Guadalajara equivalía a una gerencia, yo no lo veía
así. Acepté, no había de otra, con la promesa espontánea del Sr. Manuel Moreno
Guevara, Gerente Regional entonces, de que iba a ser por unos seis meses
solamente.
De esta manera por enésima vez tuve que hacerle
honor a las conveniencias exclusivas del banco, desempeñando durante dos años
ocho meses una subgerencia cargadísima de trabajo de lo que de alguna manera se
beneficiaron personas de las demás subgerencias de la sucursal y cuando por fín
me nombraron gerente de Zacapu, a partir del 2 de enero de 1969, se creó una
cuarta subgerencia para entregarle a dos mi puesto, a Enrique Pérez Maestre y a
José Quiroz, Jr.