viernes, 17 de noviembre de 2017

ÉXITO SORPRENDENTE CUASI MILAGROSO DE PROEJSA

Como menciono en el relato anterior “Presentación del estudio a los magnates … “ el lunes 20 de mayo de 1974, abrí al mundo de las publicaciones en Guadalajara, Promotora Editorial de Jalisco, con la representación exclusiva de Publicaciones Herrerías (luego Novedades Editores) que le retiraba su fondo a don Adalberto Flores Sahagún (Distribuidora AFSA)
Nuestro horario de trabajo, para una mejor estrategia de ventas, que produjo muy buen resultado, empezaba a las 4.30 horas en vez de las 5.00 dela competencia. Durante año y medio, levantándome a las 4, abrí personalmente el negocio, completando mis labores, después de regresar de mi casa de desayunar y bañarme, normalmente a las 22 horas. Por esto, cuando frecuentemente me trasladaba a México a juntas y en gestión de nuevos negocios, me alegraba poder aprovechar 8 horas de sueño en el autobús, cosa que llegó a afectarse drásticamente en algunos casos, por retrasos y descomposturas en el pullman de ferrocarriles.           
El fondo de o nómina de productos o cómics populares de PH, realmente era ya el más importante de México, en lo que tenía mucho que ver la mano de don Marino Carrera, director de circulación. Títulos como El libro semanal, El libro policiaco, El libro rojo, El libro sentimental (aún no salía su éxito más importante El libro vaquero, ni El libro policiaco de color. También estaban Hombres y Héroes, Joyas de la literatura, Novelas inmortales, El libro pasional,  Vaqueros indómitos; todavía recibí las últimas ediciones de Alma Grande. Estaban así mismo las fotonovelas Nocturno, Novelas de amor, Fiesta, Capricho, Novela musical. También el cómic Chanoc, revista Contenido, Automundo, Claudia. Integralmente el fondo se desmenuza en trabajo aparte.
De la competencia le hacían sombra: Kalimán, Lágrimas risas y amor, Tele guía, TV y novelas. Aún no salían en Codiplyrsa/Ejea el enorme número de Sensacionales (de Albañiles, Luchas, Sirvientas, Chafiretes, Rumberas Traileros,  etc, etc.) para competirle a PH, a base de subir, a veces excesivamente, el tono erótico pornográfico y vulgar de las viñetas y argumentos.
En el contrato de distribución correspondiente, respecto a la promoción y venta del fondo o nómina de sus publicaciones, el ejecutivo de la editorial insistió en que me comprometiera a fijar un incremento del 20% en relación al monto mensual promedio que AFSA en números cerrados tenía de $237,000.00 cosa que acepté totalmente a ciegas por desconocimiento de la situación y para que él se cobijara ante sus patrones.
Para que me ambientara en lo que se pudiera en el teje y maneje de la distribución, a sugerencia del Sr. Carrera, estuve una semana con su amigo el representante de PH en Tijuana B.C., el profesor Blanco, si mi archivo cerebral no me falla, un personaje intelectual pintoresco, que se movía en un círculo ad hoc de amistades. Conducía su negocio con sofisticada actitud y cierto grado de arrogancia, acerca de quien, cuando hablo de las envidias y golpes bajos, vuelvo a mencionar.
El trabajo era realmente vertiginoso, en rutas de reparto con camionetas VW Combi, con operadores repartidores de productos para su rol de venta y recogedores de devoluciones, conocedores a  cabalidad de su cometido, en una ciudad de colinas y malos pavimentos o empedrados. Acompañé en jornada diaria de la mañana a la noche, al más hábil, un verdadero torbellino de trabajo, logrando atender aproximadamente a treinta locales cerrados, porque en Tijuana prácticamente no hay puestos o quioscos. Después supe que ese muchacho estableció su propio negocio, en las formas de operar de una ciudad invadida siempre por el contrabando en el medio.   
La plaza de Guadalajara, que ya atendía Adalberto Flores Jr., estaba realmente muy mal atendida, bajo la tónica del distribuidor conservador tradicional, como era la forma de trabajar que acreditó mi estudio de mercado presentado a las empresas, surtiendo dotaciones insuficientes y arcaicas en base al menor esfuerzo y ahorro de las tramitologías para manejar las asignaciones de producto a los clientes y la recolección y envío, por cuenta propia, de las devoluciones o sobrantes correspondientes. Propiciando entre otras consecuencias el mercado negro y favoritismos en las entregas mediante embarradas de mano y amiguismos internos. Pronto los expendedores no coludidos cayeron en cuenta, expresado repetidamente, que había llegado quien adecentara el medio.
Así, mediante el manejo ortodoxo del negocio, con todo y principalmente las coacciones muchas veces violentas de los “coyotes” contrabandistas o revendedores, que se aprovisionaban de los depósitos del D.F. (Gómez Corchado) a los que imitaban y estos solapaban, logramos al tercer mes de operación (agosto 1974) subir la facturación con Publicaciones Herrerías a nada más y nada menos que, en números cerrados a $750,000.00, más del triple del  distribuidor anterior.
Los resultados tan sorprendentes fueron noticia de ocho columnas ante los tiburones del medio; interesándose varios conocerme a fondo y al resto de editores distribuidores trabar contacto ya sea visitándolos o ellos viniendo a la Perla Tapatía. Lo mismo pasaba con distribuidores PH/NE en plazas importantes del país (Monterrey, Oaxaca, León, Acapulco, etc.) Paralelamente brotaron las envidias y golpes bajos, unos muy bajos, en la capital y en los estados, que relataré también aparte.
Debo agregar que el director de circulación previo a la apertura del negocio, Proejsa, me impuso como empleado a su protegido Alfredo Castro Robles, que tenía trabajando en AFSA sin jerarquía de importancia, para que atendiera las transacciones en locales cerrados: supermercados Maxi, Hemuda (luego Gigante y ahora Soriana) Farmacias Guadalajara, Levy (ahora Benavides, etc) La mamá del recomendado era amiga de la Sra. Laura Bolaños Cadena (Abril) esposa de MC, de Lupita Palomera y otras personas. El desempeño de ACR fue de mediano a deficiente y realmente sin trascendencia, terminando en un abuso en Librofertas que formé para el manejo del segundo mercado de NESA, de la que le participé el 50%, también por condicionamiento de don Marino.   
A la planta de personal de Proejsa integré a mi hermano Cipriano (QEPD) como gerente administrativo, a quien a regañadientes, bajo mis gestiones y sin participación económica alguna, le había abierto, estando todavía en Banamex, la distribuidora en Atotonilco el Alto, Jal., a su nombre bajo la denominación de Libro Periódicos y Servicios (LIPSE) que al integrarse a Guadalajara, con el 20% de acciones, dejó en manos de mis hermanos Jorge y Adolfo. Luego Jorge que aún estudiaba en la Universidad de Guadalajara, se integró a Guadalajara, quedándose solo como hasta ahora Adolfo. A Jorge, ya como contador del negocio, al igual que a Cipriano, le asigné también el 20% de la participación social. Posteriormente abrí Librorevistas de Vallarta (LIBREVA) que al rato al no funcionar en manos de un cuñado de Cipriano, éste ahí se independizó, lo que también hizo Jorge en Tepic, con una parte del global o acervo de las editoras distribuidoras, como Periódicos y Revista de Nayarit (PRENSA) (ver relato Mis hermanos en otros negocios de distribución editorial)
Como parte del personal de operación, que debería ser de jóvenes que resistieran el intenso y especial  trabajo, a los que había que capacitar, ingresaron mis sobrinos carnales Felipe de Jesús, Joel y luego José Luis González de la Torre; José Luis Gutiérrez Hernández sobrino político, luego su hermana María del Refugio, así como Leticia Galindo Franco, sobrina prima. Al tiempo también participaron mis hijos Francisco José, Carlos Felipe, Alma Rosa, Adriana Teresita y Claudia Patricia, así como mi primo hermano Manuel de la Torre Hernández.  
También debo agregar aquí que empecé a gestionar y comercializar fondos de editoriales de libros con probabilidades, no de publicaciones periódicas o bien mixtas. Sumé más de 100 proveedores. Al mismo tiempo de convertir Proejsa a Mapremsa en 27/11/1987,  Reg. Cámara de Comercio 6451, cree Mexicana de Libros en 15/10/1987, CNC 25615, Impresa, 30181 y Editorial Legislación 13/3/1986. Impresa para un local comercial en Plaza Colón, poniendo a cargo a mi hija Adriana; esta plaza fue un fracaso de los fraccionadores y dueños. Editorial Legislación, en que íbamos a editar leyes y reglamentos, sólo se pudo producir la Ley de Ingresos del Estado de Jalisco de 1986, porque el Lic. Pedro Javier Ruiz-Velazco Franco, mi sobrino, que entonces fungía como sub director de tránsito de Jalisco, dejó el cargo y la política. En relato independiente retomo el tema de este párrafo.