El minucioso trabajo,
aprovechando también mi período de vacaciones, decidí presentarlo a principios
de 1974, a los editores distribuidores y/o propietarios, en la jerga empresarial
actual diríamos MBA o CEO, de los consorcios que manejaban entonces en México
el mundo de las publicaciones.
En una semana natural
entrevisté, en el orden, a CODIPLYRSA, Cía. Distribuidora de Periódicos Libros
y Revistas; Distribuidora Sayrols de Publicaciones; Publicaciones Herrerías
(luego Novedades Editores) OENSA, Organización Editorial Novaro; Distribuidora
Intermex (luego Televisa) y DIMSA,
Distribuidora de Impresos.
Otras organizaciones que
también operaban total o parcialmente la red de distribuidores o agentes en
todo el país, que luego de abrir mi distribuidora en Guadalajara, 19/5/1974, Promotora
Editorial de Jalisco (PROEJSA) cambiada luego (7/1987) como Mayoreo de
Períódicos y Revistas de México (MAPREMSA) fui contactando; eran entre otras
Editormex, Editora de Periódicos La Prensa; DINALPUSA Distribuidora Nacional de
Publicaciones, etc, así como propietarios de sellos particulares: Artes de
México, Auge de México (Julio García Lourdes) Recetario Nestlé, con El
Informador local la edición monográfica Club Chivas manejada por Javier Álvarez
del Castillo Gregory (Eds. Ágata) cuyas circulaciones normales habían dejado
hambriento el ya mi mercado de Guadalajara y en las recirculaciones de
complemento llegamos a superar los resultados iniciales. Estas segundas corridas
también las llegué a concertar con algunos de los distribuidores del párrafo
anterior, como Sayrols con el libro A calzón amarrado de Irma Serrano y Elisa
Robledo, Intermex y Novaro en varias ocasiones.
Para la trascendente semana
de encarar a los magnates en sus diferentes domicilios empresariales del D.F. y
Edomex, la ayuda de mi primo José Luis Huacuja de la Torre, residente entonces
en la capital, fue muy conveniente por contar con auto y conocimiento del área
metropolitana. Por posición geográfica me entrevisté inicialmente, que hubiera
preferido dejarlo en segundo o tercer lugar, con el
Sr. Everardo Flores Sahagún de Codiplyrsa, en Serapio Rendón 87, Col. San
Rafael, hermano de don Adalberto de los mismos apellidos en la distribuidora
exclusiva en Guadalajara AFSA, y así mismo propietario de uno de los
principales despachos del ramo en la Ciudad de México, dentro de la Unión de Voceadores
de Periódicos y Revistas, cuyo secretario general era entonces el poderoso e
influyente y casi intocable Enrique Gómez Corchado.
Después de la antesala y
negativas por un rato para lograr la entrevista:
-Entonces usted quiere
ponerse con Sansón a las patadas, jovencito
-No señor Flores, el
trabajo que quiero entregarle, realizado esmeradamente e intenso trabajo en más de 200 poblaciones, estructurado
en varias rutas, representa un valioso documento para usted y las demás
empresas del ramo, que si lo hubieran querido realizar, les hubiera sido muy
costoso.
-Déjemelo, pues
-Gracias Sr. Flores, le agradezco su atención.
Supimos por alguien del
medio que el mismo día todas las empresas estuvieron enteradas, incluso don
Adalberto en Guadalajara, del insólito y atrevido proyecto, que les mostraba
una radiografía exacta de las operaciones de sus agentes en una considerable
región del país, ubicados en un radio circular de aproximadamente 200/220 Km.
Que si no sería una empresa
francesa que manejaba un sistema parecido que quería venirse a México; que a lo
mejor era don Edel Castellanos de la extensa cadena Librolandia del noroeste
pacífico del país, que pretendían afectarles su monopolio. Rápido se dieron
cuenta que en el proyecto no había nadie a mis espaldas.
Al día siguiente la
entrevista fue con Distribuidora Sayrols de Publicaciones, en Mier y Pesado
128. Col. del Valle, fundación de don Francisco Sayrols Mass, quien todavía
asistía a la empresa y conocí, pero ya la manejaba su hijo Jordi y el gerente
de circulación, mano derecha de la empresa, era don Víctor Morán, persona
mayor, español como los Sayrols, magnífico y experimentado funcionario en el
medio e igualmente excelente persona, quien me trató muy amablemente y alto
reconocimiento al formidable y laborioso trabajo realizado. Me expresó que si
por él fuera de inmediato resolvería en
mi favor un beneficio importante. Al caso don Jordi, que también conocí, en un
zafari en África, por el piquete de un mosquito, creo tsé tsé, que debió
atenderse localmente, llegó muy grave para morir de inmediato a consecuencia en
la ciudad de México.
La siguiente presentación fue a
Publicaciones Herrerías, en Balderas 87 y Morelos 16, en el centro de la ciudad
de México, ya en manos de don Rómulo O´Farril Jr. por compra al Sr. Ignacio F.
Herrerías, que luego le cambiaron a Novedades Editores (27/5/1977) Creo que por
ausencia momentánea de don Marino Carrera, director de circulación, que había
vuelto a algunos asunto en Cuba, dejé el estudio en las oficinas de la gerencia
general a cargo de don Fernando Canales, o del Sr. Próspero Herrera Ibarrola sub
gerente de circulación. Mi trabajo aquí se vio de inmediato abonado en tierra
muy fértil luego de visitarme en Guadalajara el Sr. Carrera, que aparte
describo.
El rol de visitas continuó
con Organización Editorial Novaro, OENSA, recibiéndome el Sr. Manuel Rojo,
gerente de circulación. La empresa tenía su sede en un edificio enorme de
manzana completa de tres plantas, ubicado en Naucalpan de Juárez, Mex, que
ahora aún conserva con giro diferente. Recuerdo que a todo lo largo al frente
tenía un letrero enorme que decía algo como “aún seguimos creciendo” Se
extendió a muchos países como España,
Perú, Colombia y Argentina, teniendo presencia en muchos más.
Los fundadores fueron los
hermanos Luis Novaro Novaro y Octavio Novaro Flora a principios de 1950´s,
ingresando al emporio luego Gabriel y Luis Novaro Peñalosa y un pariente de
éstos Javier Novaro Peñalosa, quien probablemente haya sido pariente de una
señora Peñalosa del staff de la dirección con mando importante, que conocí en
las entrevistas con el Sr. Manuel Rojo. Recuerdo también que luego el director
o gerente fue el controvertido literato argentino Luis Guillermo Piaza. Don
Luis Novaro N. a partir de 1921 había hecho carrera en El Universal, El
Universal Gráfico, El Demócrata, Gerente y Director General de La Prensa,
fundando en 1949 OENSA y sus empresas satélites
El ingreso mayoritario del grupo financiero empresarial Alemán del
presidente de la república, en 1960, trastocó de alguna manera las cosas. En
abril de 1985, antes del terremoto de septiembre 19, cambió radicalmente de
giro, a diferencia de lo que se comentó erróneamente, en el que siguen operando
con mucho éxito.
En Distribuidora Intermex, fundada
en 1969, con quienes siguió el turno de visitas, la entrevista fue con el Sr. Pedro
Pablo Pérez Girón, Jefe de Circulación, cubano como su jefe Gustavo González
Lewis, Director. Empresa que como mencioné, pasó a ser parte de Editorial
Televisa de la familia Azcárraga, que me atrevo a pensar que desde su llegada a
México, contemplaban el proyecto de fusión. Ambos personajes fueron incrustados
luego en la crema y nata del ambiente editorial a través de la Cámara Nacional
de la Industria Editorial Mexicana, CANIEM, obteniendo ambos el Premio al Mérito
Editorial, el primero en 2008 y el Sr. González en 1979.
El estudio dejó atónito al
Sr. Pérez Girón, con quien logré llevar a cabo varias operaciones importantes
de recirculación como con Novaro, pero siempre bajo la tónica de la mejor
tajada y ventajas para ellos. Incluso lo atendí en varias de sus visitas a Guadalajara.
La empresa se extendió a varios países en el continente: Argentina, Chile,
Colombia, Ecuador, Panamá y Perú.
La última cita programada
en la trascendental semana con la ayuda de José Luis Huacuja, fue a Dimsa
(Distribuidora de Impresos) con el gerente Lic. Jorge Velazco Félix, también
luego integrado a la mesa directiva de la Caniem, que le otorgó el premio al
mérito editorial en el 2000. Igual que en Intermex, me mostró su reconocimiento
al trabajo presentado. Antes había estado con don Víctor Morán en la sección de
libros de Sayrols, de quien había aprendido mucho. Hicimos también muchas
operaciones de recirculación y en un momento dado le preparé un estudio acerca
de la Unión de Voceadores y la distribución en Guadalajara, que le fue muy
útil, pero a fin de cuentas, como sucedió repetidamente con él y con las demás
empresas, quedó sólo en buenas intenciones y a veces en tanteos o promesas
vanas de contentillo. La empresa se especializa aún en la distribución tanto a agentes
como a locales cerrados (supermercados, farmacias, hoteles, aeropuertos, etc.) de
publicaciones extranjeras y especializadas.
En el trato, digamos hostil
anterior, influía sin duda la condición de exclusividad impuesta en mi distribución
por Publicaciones Herrerías/Novedades Editores, que se había convertido entonces,
hay que decirlo, en un miembro del ramo editorial un tanto distante de los
demás por el monopolio que ejercía sobre el aprovisionamiento del papel en
connivencia del algún modo con Pipsa (Productora e Importadora de Papel) y el
gobierno federal, que a través de la misma supervisaban a su conveniencia el
suministro del insumo y por consecuencia, el control político de libertad de
prensa.
Unos días después de mi
estadía en la ciudad de México, vino a visitarme a Banamex el Sr. Marino
Carrera, español republicano, a ojos vistas con representación y autoridad de
Publicaciones Herrerías, luego convertida en Novedades Editores, segundo de a
bordo de don Fernando Canales, gerente general después del presidente Rómulo
O´Farrill Jr. en la pirámide organizacional.
Me manifestó muy
cumplidamente su reconocimiento al estudio de mercado, magnífico y trascendente
en y para el medio, pero que aún era adelantado en nuestro país. Que por ningún
motivo los dueños de las empresas, que manejaban su negocio con un hermetismo
sui géneris y hasta mafioso, jamás iban a aceptar. Que a diferencia de ellos Publicaciones
Herrerías (que ya había adquirido la familia O´Farrill) estaban cambiando, por su
intervención personal, el inadecuado manejo de la distribución y comercialización
de varios agentes en plazas importantes,
como lo era obviamente Guadalajara, caso en el que inclusive habían intervenido
anteriormente para no admitir cambios, personajes como el gobernador y el
arzobispo, circunstancia que su empresa estaba en condiciones de corregir.
Que veía mi posición
relevante en el banco y si estaba realmente decidido a dejar mi estatus de
privilegio, por realmente una aventura, se lo dijera, porque traía nada más y
nada menos el ofrecimiento de sus patrones y de la mejor empresa del ramo, la
suya, de la distribución exclusiva para nuestra Perla Tapatía, a la que tenía
mucha estimación porque de Jalisco era la familia de su esposa mexicana, la
Sra. Laura Bolaños Cadena, que bajo el seudónimo de Abril era la principal
argumentista de casa (El Libro Semanal, El Libro Pasional, La Novela Policiaca etc.)
Señora que en sus últimos años, ya disminuida en su salud, logré contactar por
teléfono y correo electrónico en 2011. Me confirmó en una ocasión que Gaspar
Bolaños Villaseñor, el creador de Rolando El Rabioso (en Chamaco 1939) era su
primo y que efectivamente, a diferencia de Morelia, Mich. era de Atotonilco el
Alto, Jal. Entre la familia española de don Marino su hijo Luis Carlos Carrera
González (18/8/1962) es un destacado director, guionista y animador del cine
mexicano de la época moderna, con películas como El crimen del padre Amaro
(considerada la película mexicana más taquillera en parte por la prohibición
del clero) La mujer de Benjamín, Sin remitente, Un embrujo. Ex presidente de la
AMACC (Asociación Mexicana de las Artes y Ciencias Cinematográficas) Ganador de
varios Arieles.
Entre otros requerimientos don
Marino exigía la constitución de una empresa mercantil con mínimo $500,000.00
de capital social y formalizar el contrato respectivo de exclusividad en el que
entre otras fidelidades, no podría tomar de otras empresas o editoras,
publicaciones que compitieran en línea con las de ellos. Previamente había hablado
ya con un empresario amigo y pudiente que me ayudó para sacar de su línea de
crédito los fondos, que en realidad fueron $750,000.00 Ello después de que tanto mi primo más
estimado y pudiente, así como un tío carnal aún más rico, me mandaron literalmente
por un tubo, como sucede por regla general con la gente muy emprendedora pero a
su vez ultraconservadora de Los Altos jaliscienses, y más entre parientes.
Así fue que el domingo 19
de mayo de 1974 se celebró la inauguración oficial de Promotora Editorial de
Jalisco, S.A.DE C.V. en Dr. Fortunato Arce 45 esquina con 20 de Noviembre en el
Sector Reforma, barrio de San Juan de Dios, entre Aldama y Medrano, a espaldas
de la Arena Coliseo, según detallo en el siguiente trabajo. Al evento
asistieron con don Marino varios funcionarios de su representada, compañeros de
Banamex, clientes y varios amigos, entre estos del medio editorial local. Como
gesto de buena voluntad, un tanto audaz, invité también, sin contar con su
asistencia, a Adalberto Flores Jr. de AFSA, que ya manejaba la empresa en lugar
de su papá.
La afición irremisible a la
lectura que hizo presencia a mis un poco más de 4 años, totalmente analfabeto,
en el rancho El Salvador (Atotonilco) a donde llegamos en 1940 de la población de
San José de Gracia (Tepatitlán) después de mis primeros tres años en Garabatos
(Tototlán) en donde nací el 5 de febrero de 1936; originada al leernos mi padre,
a mi madre y ya a cuatro de sus hijos, yo el mayor, la biografía de Guillermo
Tell, encontrado en la citada población, que debe haber sido una edición
infantil o juvenil carente de portada y una o dos hojas, debiéndole costar
mucho trabajo ensayar primero, porqué tomando en cuenta que solo con un
Silabario y Cartilla de San Miguel, cuidando las chivas de su papá, mi abuelo
Cipriano de la Torre Angulo, se había enseñado a medio leer y escribir.
La épica del personaje, principal
héroe suizo, que yo veía reflejada en gran parte en la actitud de mi padre, forjó
mi inclinación a la honorabilidad y a las causas justas, y de igual manera fijó
muy patente mi devoción e interés en la literatura y artes similares como el
cine, los cómics, etc. Sugiero aparte de Guillermo Tell, leer los cinco relatos
sobre el cine y Los monitos en Atotonilco, de la etapa infantil de estas
vivencias.
A partir de mi primera
estancia en la sucursal Guadalajara de Banamex, luego en Tepic, Zamora, Zacapu,
observé de cerca que los negocios respectivos de los distribuidores de
publicaciones periódicas, básicamente revistas y periódicos, aparte de una
función educativa y social muy importante, eran magníficos negocios, atractivos
para emprender, jugando mucho para ello la experiencia con los monitos en
Atotonilco (relato rspectivo)
Mi biblioteca personal
iniciada desde mis primeras compras infantiles en Atotonilco, la que contiene a
la fecha más de 10,000 registros, con todo y haber perdido más de algún
ejemplar valioso, independientemente de otros tantos de publicaciones y
revistas populares. Al caso, la descripción somera de los apartados 8 y 9 de la
clasificación Dewey, Literatura y Biografía e Historia, está contenida en ocho
artículos que también están subidos al blog.
Al estar considerando de
años atrás, sin expresarlo de ninguna manera, las posibilidades de separarme
del banco, en las vacaciones de 1971 y 1972, de las pocas que tomé en los
veinte años que ahí permanecí, planeé un estudio de mercado en campo, visitando
mediante una estructura de rutas geográficas, las cabeceras municipales y
poblados de 5,000 habitantes en adelante, abarcando una circunferencia de
aproximadamente 200/220 kilómetros alrededor de Guadalajara, partiendo
diariamente de ésta para regresar por la tarde o noche.
El recorrido de cada ruta,
previamente diseñado en el proyecto, con número y nombre propios, partía muy
temprano de un punto o referente urbano de la ciudad, casi siempre de una
Gasolinería. Marcaba el horario, el kilometraje a cada sitio a analizar, las
clases y tipos de caminos y algunos otros datos referentes. El método en cada
lugar consistía en identificar al distribuidor o proveedor de publicaciones al
público y en su caso si contaba con revendedores ya fuera en quioscos o por
entrega individual o suscripciones, las características económicas y personales
del negocio, qué productos de la amplia gama del ramo comercializaban y, muy
importante, si aparte de la venta alquilaba los productos paralelamente. etc.
Para identificar y en su
caso localizar a los distribuidores, y a su vez obtener de cada lugar datos
complementarios que me interesaban para otros objetivos (v. gr. datos de los
cristeros y la revolución homónima, etc.) la mecánica fue presentarme ante el o
los principales personajes de cada sitio, escogiendo en el orden según
conveniencia al párroco, presidente municipal u otra figura que se me
sugiriera, incluyendo obvio al distribuidor. Mi deseo y manera de empatizar en
todo momento con los entrevistados siempre me funcionó muy bien. En algunas
jornadas me acompañó mi hijo mayor Francisco José de siete años.
El trabajo de 1970 y 1971 fue
una verdadera odisea, sin precedente en el país, que ante la osadía, así
calificada, de presentarlo en la ciudad de México a los magnates gigantes
editores distribuidores de todas las publicaciones que cubrían la red de
agentes en el territorio nacional, armó un revuelo mayúsculo que describo en el
siguiente escrito. La cerrazón, hermetismo y celo de éstos, como una verdadera
mafia, sobretodo porque el estudio provenía de Guadalajara, en donde el
distribuidor era pariente carnal de uno de ellos, y en intentos fallidos de
nombrar distribuidores ajenos, habían intervenido hasta las autoridades
gubernamentales y eclesiásticas
El minucioso trabajo abarcó
casi todo Jalisco y partes, dentro del radio mencionado al principio, 200/220
kilómetros, de los estados de Zacatecas, Guanajuato, Nayarit, Colima y
Michoacán.
Emilio J. Shain Massó, cliente de 45,
50 años, de cierta importancia en Banamex Independencia Guadalajara, de la que
era gerente a principios de los 1970´s. De ascendencia libanesa, sirio libanesa
o bien judía, los parecidos físicos son difíciles de distinguir sin indagarlo. Era
uno de los principales propietarios fabricantes y distribuidores colocadores de
máquinas tragamonedas en el área metropolitana de Guadalajara (caballitos
reparadores, coches y otras figuras en movimiento, etc. metálicas y otros
materiales con la marca de su primer apellido) que por ahí en alguna tienda de
barrio o bazar todavía ahora podrían identificarse. En la atención personal que
prestaba a la clientela en el escritorio, siempre a varios clientes a la vez,
si las circunstancias de privacidad lo permitían, se admiraba, como otros
clientes, de cómo podía hacerlo.
Un día en la
mañana en plena actividad al público entró una llamada del gerente de la
sucursal Acapulco.
-Aquí tengo a un
cliente tuyo medio loco que quiere que le entregue $60,000.00 para comprar un
Mustang
-¿Quién es? --Emilio Sahín -¿De unos 45 años, fornido,
moreno de bigote amplio? –Sí
-Es un poco
especial, después de que me lo pases, seguramente te voy a enviar una orden de pago,
desde luego cifrada con el libro de firmas y contraseñas; mi firma es la
siguiente y dame la tuya; que don Emilio se identifique, firme un pagaré, entregue
factura de la agencia vendedora y ésta le dé un permiso especial para circular
a Guadalajara y me cargas por transitoria 1503-B el importe.
-Pero eso no se
puede -¿Porqué, no está fuera de regla; sólo un poco diferente; tengo amplias
facultades en la línea de créditos y el cliente fondos de sobra; lo único que
podría suceder, acaso, que la paquetería de Servicio Panamericano se esfumara.
A principios de
la semana siguiente el Sr. Shain fue a presumirme su flamante auto del año,
color verde olivo, reconociéndome el servicio que en algún momento dudó que le
prestara, ante lo cuadrado que normalmente eran mis colegas Banamex.
Respecto a las
maquinitas tragamonedas, venidas a menos por novedades electrónicas del
momento, otro productor y operador en Guadalajara era el Sr. Benito Fong Gómez,
de origen chino y además propietario de varios hoteles, también cliente y amigo
personal que atendía en la sucursal mencionada. Su hijo Benito Fong González,
fue igualmente mi amigo y compañero en el consejo de la Cámara Nacional de
Comercio de Guadalajara.
Por lo que ve a
Servicio Panamericano de Protección, pionera en el servicio de recolección y
entrega de fondos en el país, fue una institución del grupo Banamex, fundada y
manejada por don Ladislao López Negrete, miembro sobresaliente de la Dirección
General del banco.
Mi padre Francisco de la Torre Hernández, como huérfano desde los 14
años adoptó, por voluntad propia, el papel de jefe de la casa que le hubiera
correspondido a su hermano mayor el tío Agustín, quien por apatía y
presuntamente enfermizo no quiso tomar la responsabilidad. Quedaron siete
hermanos huérfanos, cinco hombres y dos mujeres, por el asesinato de mi abuelo
Cipriano de la Torre Angulo en 1923, junto con sus hermanos Jesús y José más un
amigo mutuo (ver relato Un artero cuádruple asesinato, de estas vivencias
infantiles)
Estando sus dos hermanas, María y Estela, ya en edad de noviazgo, en una
ocasión se presentaron en la casa materna dos pretendientes, quienes por la
distancia recorrida que denotaban sus caballos, iban de lejos y seguramente con
buenas intenciones.
Al avisarle alguien a mi padre de la presencia de los pretendientes,
dejó sus labores de campo un poco antes para hacerse presente en su casa. La parquedad y pocas
palabras y el uso acostumbrado de monosílabos en el hablar de mi papá, mantuvo
distraídos a los dos sujetos a quienes la impresionante y fuerte personalidad del
señor de la casa, mantenía cohibidos e indecisos a los visitantes para expresar
el objeto de su visita.
Llegada la hora de pasar a la mesa, sin para nada la comparecencia de
las hermanas, mi abuela Francisca Hernández de la Torre al queso de adobera de
mucha estima que se acompañó a la comida, mi papá en cada momento que podrían
aprovechar para soltar su misiva los huéspedes, les espetaba “pónganle queso, señores”
teniendo que despedirse a la postre sin manifestar su intención, pero sí con
sus panzas repletas de queso adobera de la mejor calidad.
El noviazgo o cortejo del género femenino en la región central del país,
y muy marcado en Los Altos jaliscienses, era motivo de impedimento y hasta de escarnio
para los cortejantes por la familia, y a
veces de parientes, de las muchachas a enamorar. Se tomaba como una cuestión de
honor y conservación de la honra dentro del tradicional machismo regional
mexicano.
Fuimos diez hermanos seguiditos en casa, particularidad nada rara en
familias prolíficas católicas tradicionales mexicanas, y también de otros
países. Tampoco anormal así que mis primos hermanos sean más de cien y si un
tanto exagerado que con mis abuelos paternos hayan sido veinte. Venimos de
ascendientes alteños jaliscienses del medio rural en donde viví hasta los nueve
años.
Aunque no formábamos parte de la pobreza, nuestra posición particular
era de muchas carencias. Situaciones y responsabilidades que mi padre había
tenido que afrontar (ver relato Un hombre excepcional) explican las
circunstancias en que vivíamos en el campo y luego desde enero de 1945, a mis
nueve años, en Atotonilco.
Mi madre María Dolores Galindo González, fue una mujer admirable en
muchos aspectos siendo una de sus muchas cualidades la administración del
hogar, como la gran mayoría de las mujeres alteñas. Hacía verdaderos milagros
para darnos de comer. Voy a describir las siguientes sopas entre otros platillos
que nos preparaba.
*Con Tazole, esquilmo que queda de la vaina del frijol, (Phaseulos Vulgaris
L) nos preparaba para la comida del medio día una sopa caldosa exquisita. Me
mandaba a buscarlo, como hermano mayor, al lugar de las pajas a escoger de los que
habían sido ejotes más verdes y carnosos, para luego de desvarárselos y ella rehidratarlos
y con recaudo y otras cosas como huevo cocido en trocitos quedaba listo el
platillo. Mi papá cosechaba en las mejoras condiciones de frescura la gramínea
que se cultivaba entre la milpa, por lo que el tazole guardaba buenas
condiciones para el objetivo culinario.
*Con chicales, elotes cocidos secos, nos hacía otra sopa caldosa
extraordinaria. Se colgaban del techo u otro lugar ventilado, por sus
hojas sin desprender, el racimo o racimos de elotes escogidos. Conforme a
necesidades, ya secos, se iba desgranando luego lo necesario que a su vez con
los añadidos que utilizaba en la receta, recaudo con chile ancho dorado algo de
chile de árbol de nuestras propias matas, pedacitos de queso también propio,
etc. Lista para paladear.
*Con el quiote o tallo del agave tierno, que brotaba cuando el maguey ya
iba a sazonar, nos hacía también otra sopa caldosa que en el rancho llamaban
gigote. Se partía en cuadritos como de papa y llevaba a cabo un procedimiento
similar a las anteriores recetas. Lo dulce un tanto extraño del tallo lo corregía
con algunos ingredientes agregados. Este quiote o tallo rendido o seco tenía y
sigue tenido diversos usos, vigas para techos y puertas, y hasta enormes
flautas musicales en los estados del sur del país.
*Con un huevo batido en un recipiente extendido, charola, batea, etc. hasta
lograr una enorme espuma blanca que luego dejaba consolidar para cortar en
pedacitos. Después de agregarle el recaudo correspondiente más algo que tuviera
a mano, pedacitos de chicharrón de cerdo cecina, etc. listo el manjar.
*Con bolitas de masa de maíz doradas en manteca de cerdo y mantequilla de
casa, más lo que podía agregar, aparte del recaudo tradicional, quedaba una
suculenta y crujiente sopa que todo mundo apreciaba.
Como menciono al principio, a estas recetas de cinco sopas podría
agregar otras y además para desayunos y cenas, pero como muestra de las afanes
culinarios extraordinarios de mi mamá, creo suficientes las recetas anotadas.