La gerencia que me sucedió en esta sucursal no hizo prácticamente nada al respecto para evitar el abuso del cuentahabiente y menos exonerar al empleado del pago, que para todo mundo era injusto y una vil ratería. El simple error fue agregarle un dígito o decimal a las tabulaciones de la sumadora Burroughs de las diferentes denominaciones de billetes recibidos que daban la suma exacta recibida y no diez veces más. Si hubiera estado todavía a mi cargo la sucursal hubiera hecho todo lo posible para enderezar el entuerto.
El caso fue, seguramente con otros similares, motivo para que BNM eliminara las certificaciones mencionadas en el procedimiento que se seguía. Ahora con los sistemas electrónicos tan avanzados la situación es muy diferente, pero sin embargo no deja de generar problemas a veces mucho más serios.
Salvador Gómez Neri se salió luego del banco, transformándose en agente de ventas, actividad en que incluso realizó un tiempo en mi empresa Mexicana de Libros y luego por su cuenta, pero algo disminuido en sus quehaceres. Posteriormente le vino un padecimiento psicosomático serio del que no se ha podido recuperar.
Cambiando de escenarios y de actores, este tipo de daños malévolos se practican en nuestro medio y país, desafortunadamente, a manos llenas por un número extenso de personas y de asuntos, en connivencia con las autoridades que nos gobiernan.