El edificio del Social Recreativo antes fue el Hotel
Jardín y quizá inicialmente haya sido la casa
de algún acaudalado ciudadano. Se componía de un amplio patio central
cubierto, con capacidad para unas 40/50 mesas para cuatro y hasta seis
personas. Los cuartos en los cuatro francos, antes habitaciones del hotel, se
empleaban como reservados para los clientes, oficina, bodegas y servicios
sanitarios. Los que daban a la calle aparte del que albergaba al Bar Modelo,
eran rentados para negocios independientes. Incluso Don Benjamín tenían una
paletería franqueando la entrada principal de 5 de Febrero. Al fondo dando
frente a dicha entrada se habían sacrificado uno o dos cuartos para estrado
musical u otros usos.
En los días festivos principales, como 15 de
septiembre, 8 de diciembre, año nuevo, etc., se llevaban al cabo bailes
especiales para celebrar el acontecimiento relatico. El del día 15 era muy
sonado y oficial de los festejos patrios. Concurrían en sin falta en acto
oficial las autoridades municipales e invitados locales y foráneos encumbrados
del sector oficial y privado, presidiendo
la Reina y su cortejo, lo cual constituía realmente el principal acto de
la noche, a diferencia de ahora en que esto se ha deslucido. La Reina era más
mujer que jovencita y obviamente más majestuosa y sensual, esto último dicho
con todo respeto.
De los cincuentas-sesentas recuerdo con especial
admiración de este tipo de reinas a: Blanca Velázquez, Tere Orozco, Arcelia
Flores, Tere Cervantes e Ivette Muñiz. Orquestas bastante famosas amenizaban
estos bailes, como Arturo Javier González, Pablo Beltrán Ruiz y otras.
Alternaban normalmente con otro grupo musical, a veces también de alto vuelo.
Recuerdo que en una ocasión la segunda orquesta fue Los Bomberos, que dejó una
impresión muy agradable. Uno de sus trompetistas para interpretar el solo
de la melodía El niño perdido, se
trasladó hasta donde sierra la calle de los padres o Morelos en José María
Rojas. Al empezar se apagó la luz en todo el pueblo y el soliloquio fue
impresionante en aquella inesperada quietud, impregnando toda la población y
alrededores. Unas personas que venían de Los Altos escucharon claramente la
sorprendente melodía en lo más alto de la cuesta. En este centro de reunión se veía ordinariamente a gran parte de la sociedad atotonilquense afecta a festejar y convivir con sus amistades y así mismo a personas y familias de otros lugares. Concurrentes cotidianos eran, sin que desde luego la lista sea completa: Jesús Valle Vázquez, Ignacio y José “Pepe” Castellanos Flores, Los hermanos Fonseca Navarro: Enrique, Guillermo, Norberto, Adolfo, Germán, Hermila, Don Guillermo su papá; Ignacio González Vargas el popular “Siete Leguas” que en varias ocasiones tuvo altercados con el dueño por intentar modificar sus estrictas reglas de admisión; Carlos, Julio, Ignacio y Raymundo González Estrada; sus primos hermanos dobles Fermín, José, Jesús, David y Alberto; Ing. Luis, Raúl, Carlos y Alicia González González, hijos de Don Víctor González Orozco; el Lic. Ernesto Moreno y D.; los hermanos Córdoba Ibarra Dres., Guillermo, Cruz, Urbano y Ernesto, Ing. Vicente, cuando estaba de visita, y Arcelia; sus hermanos Arturo, Salvador y Ernestina estaban aún chicos; los doctores, entre otros, José Guzmán Martínez, Fernando de Alba Hermosillo, Gerardo de la Mata, y Casillas de quién no recuerdo su nombre.
Ayudaban eficazmente a Don Benjamín en el manejo del negocio: su sobrino Edmundo “Mundo” Guardado, así como meseros muy populares y estimados por los parroquianos como Alfonso “Ponchito” Barón, quién ya desempleado no se animaba a abrir el primer “Pipiolo” que sería luego una importante cadena de restaurantes en Guadalajara, propiedad de un señor Vaqueiro del D.F. a repetida insistencia de Raymundo González Estrada que lo recomendó.
Cuando el inmueble fue adquirido por Ignacio Barragán Maldonado, el señor Navarro, un tanto desmejorado de salud, abrió una farmacia en Guadalajara por la Av. Revolución a la entrada de Tlaquepaque, en una finca con casa habitación contigua de su propiedad. Ahí falleció pocos años después.
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