lunes, 16 de marzo de 2015

UN GERENTE EXCEPCIONAL

Don Rafael Flores y Flores le adeudaba mucho dinero al banco. Sus negocios por causas fortuitas, habían sufrido graves contratiempos hacía algunos años. Cosechas perdidas por malos temporales de lluvias y en consecuencia, por falta de pastos y agua en sus bordos, sus ganados no estaban en buenas condiciones. Aparte había sufrido una invasión de paracaidistas ejidales que le costó tiempo y dinero solucionar legalmente. 
Varios vencimientos de los contratos de sus créditos preferentes, avíos y refaccionarios, con garantías naturales e hipotecarias suficientes, habían tenido que ser prorrogados. En esto contó mucho la voluntad, confianza y visión del gerente, don Amador Murguía Blancarte, quien confiaba mucho la responsabilidad del Sr. Flores.  Este señor contaba además con otras propiedades valiosas en Guadalajara, entre otras, inmuebles urbanos en la zona de San Juan de Dios al oriente inmediato de la Calzada Independencia, adyacentes a la antigua Plaza de Toros El Progreso. 
Las  fincas valían muchas veces el importe de los créditos. Quería venderlas pero la operación se había ido retrasando por el proyecto del gobierno, varias veces aplazado, de la Plaza Tapatía. Dicho proyecto fue llevado a cabo hasta en el gobierno estatal de Flavio Romero de Velasco 1977-1983, abarcó nueve manzanas de poniente a oriente de la ciudad,  a partir del Teatro Degollado en el Sector Hidalgo, hasta el Hospicio Cabañas en el Sector Libertad, incluida la construcción del primer túnel subterráneo de Guadalajara, por la calle Hidalgo que arrancaría en el cruce de Zaragoza con  puente elevado en la Calzada Independencia.
La Gerencia Regional, presidida entonces por don Leopoldo Morales Solorzano, no estaba de acuerdo con las esperas concedidas, y había ordenado tajantemente que se procediera de manera legal. Pero don Amador sostenía su posición. Gozaba como funcionario del banco y como persona, alta estima y aprecio de la clientela y de la comunidad. El asunto se convirtió en un estira y afloja muy fuerte entre ambos funcionarios. Al tiempo el Sr. Flores hizo buen negocio con las autoridades estatales, con todo y que tuvo que sacrificar el precio y esperar algún tiempo para que le pagaran.
En el inter, bajo su riesgo, el gerente,  había seguido suministrando al cliente los recursos necesarios de supervivencia. Así, al no desmejorar más el rancho, conservarían su pleno valor las garantías y el cliente podría llevar a buen término la operación de los inmuebles. Los créditos y sus respectivos intereses, incluso moratorios, fueron liquidados totalmente, no sufriendo el banco quebranto alguno, y la su imagen del Sr. Murguía se vio acrecentada.
Este es un caso, junto con muchos otros, que tenían un resultado positivo en la banca de antes. Los clientes confiaban casi a ciegas en su gerente. La importancia de este personaje era tal que se comparaba, muchas veces con ventaja, con la de las autoridades políticas y eclesiásticas del medio. En la actualidad es raro que se den estas circunstancias. En primer lugar porque ya no hay gerentes de sucursal con facultades in situ que resuelvan en caliente, bien y con toda oportunidad las necesidades de los clientes. La filosofía y objetivos de los altos mandos bancarios son ahora distintos, como también la respuesta favorable e incondicional de sus funcionarios y empleados y también de la clientela en general.
Hoy en día las resoluciones de los servicios bancarios son manejadas por ejecutivos de cuenta u otros funcionarios, en ningún caso destinados permanentes en las sucursales. Se carece del tradicional y continúo trato humano y personal con clientes y prospectos. El gerente actual es un simple operador de servicios, acaso con un mínimo de facultades para las operaciones más comunes. Los costosos sistemas de cómputo que ni en sueños se pensaba antaño, ahora indispensables, han contribuido en mucho a la deshumanización bancaria. La estatización y luego la reprivatización, ambos acontecimientos manejados con falaz  insanía  por las autoridades y muchos de los nuevos banqueros, jugaron un papel determinante en el enorme deterioro y quiebra de la banca mexicana, que al momento está prácticamente toda en manos extranjeras.   

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